José Miguel Fernández Sastrón, al frente de la SGAE, va a alcanzar una marca que sólo figuraba en poder de Teddy Bautista: la intervención del Estado en la entidad más importantes de todas las que se dedican a gestionar los derechos de los autores. Parecía que la marca no podía caer más bajo después de la operación SAGA y la detención de toda la cúpula, que los autores no iban a volver a pasar por el calvario de verse ridiculizados, que la cultura no volvería a arrastrar la mala imagen provocada por la ambición de un lobbie que cosechó su influencia y su poder en el Gobierno, gracias a las prebendas socialistas de los años felipianos.
Pero desde que Glez no pisa las alfombras del Palacio de Longoria, el PSOE ha sido la fuerza política que ha cuestionado los malos modos y hábitos en los que se cocía el poder de Bautista. Primero con la citada operación, con Zapatero en Moncloa y Ángeles González Sinde en Cultura, y ahora desde la oposición. Siete años después de aquella furgoneta de la Guardia Civil a las puertas de Longoria, el grupo socialista presentará este viernes en el Congreso de los Diputados una PNL para exigir la intervención del Gobierno en la entidad.
“Con el fin de garantizar el buen gobierno de la entidad y evitar que los titulares de derechos legítimos gestionados por esta entidad puedan verse vulnerados o menoscabados”, concluye el texo al que ha tenido acceso este periódico. “El objetivo es el de restablecer la imprescindible confianza de los socios en su propia entidad de gestión y en la eficaz y buena gestión de sus intereses como autores”, por eso desde el PSOE piden la “imprescindible” entrada del Gobierno a controlar la entidad.
La reacción del partido socialista se produce días después de que la Junta Directiva de la SGAE aprobara por un voto (el del propio Sastrón) la reforma de los estatutos planteada por el presidente (Sastrón), que beneficiaría gracias al reparto de poder en la propia Junta al actual presidente (Sastrón). Lo que proponen los nuevos estatutos -que en última instancia debe aprobar el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte- es que todo quede bajo control de la candidatura más votada. Es decir, sayonara sistema D'Hont y el reparto proporcional de la representación de todas las listas votadas en el órgano de poder.
La candidatura más votada se queda con todo, esa es la propuesta del actual presidente que se tendrá que enfrentar a unas elecciones en breve (las terceras). Su propuesta es la misma que mantuvo a Teddy en el poder, la misma que criticaba Sastrón cuando quería quedarse con el trono del canario. Para muchos socios “no hay otra forma de gobernar esta sociedad” y la ley d'hont -la propuesta más democrática- no ayuda a la gobernanza de un barco con 39 puestos en la Junta Directiva. “Volver a hacer unas elecciones con un sistema que no impida que todos vayan de la mano, garantiza otros cuatro años de crispación”, aseguran las fuentes consultadas. Por supuesto, la mitad de la Junta piensa diferente.
“No es que sea el nuevo Teddy, es que en realidad, nunca fue otra cosa”, explica una fuente cercana a la presidencia. “Para controlar el descontrol que provocó la reforma de Reixa, debe volver a serlo”. De hecho, siempre ha sido Teddy hasta en sus últimos días. Este periódico ha podido saber que Teddy preparaba su salida cuatro años antes de SAGA colocándose al frente de la Fundación. Y el puesto de presidente dejaría de existir. Teddy, el único e irrepetible. Pero todo saltó por los aires. Ya en 2018, en los últimos meses, Sastrón ha intentado una operación similar. Sastrón ha tratado de aliarse con Luis Cobos (presidente de la AIE) y fusionar las dos entidades. El primero se quedaría con el puesto de consejero delegado de la SGAE y el segundo, con la presidencia de la SGAE. Pero la operación se ha frenado en los últimos días. Las cosas no pintan nada bien para que Cobos entre en el barrizal actual. Lo más curioso de esta estrategia es que es un modelo corporativo calcado del que diseñó en su día Teddy Bautista.