La exministra Ángeles González-Sinde, en defensa de su amigo Màxim Huerta, que dimitió ayer tarde como ministro de Cultura y Deportes por el escándalo de sus impuestos, ha decidido arremeter contra el resto del sector asegurando que el comportamiento de Huerta es todo un hábito entre los trabajadores de la industria. Así lo ha subrayado en una columna publicada en El Periódico, donde señala que lo mismo “le ha ocurrido a cientos, miles de personas en estos últimos años, especialmente gente de la cultura”.
“Todos los escritores con premios literarios, arriba de la lista de ventas, actores y actrices conocidos, músicos, directores de cine, productores…”, enumera. “La lista es tan larga como profundo el silencio que han guardado estas personas durante las dos legislaturas en las que el ministro Montoro estuvo a la cabeza de Hacienda y no había ministro de Cultura para defenderlos”. Después de acusar en masa a los profesionales del sector, los disculpa: “La gente callaba por miedo, sí, sencillamente por temor a que las garras de Hacienda se hincaran todavía más en su carne”. Hasta se victimiza a sí misma: “Yo tengo miedo mientras escribo estas líneas”.
González-Sinde está muy afectada por la noticia de la dimisión porque había apoyado al escueto ministro desde el primer día: asistió a la toma de posesión de su cartera junto a Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine. Además, en estos días ha sido su más recurrente consejera, llegando a recomendarle para su incipiente equipo a Daniel Espín, el que fuera su primer director de prensa como ministra. Se trataba de montar una estructura política lo más fuerte posible para paliar la falta de experiencia del ministro: para garantizar su seguridad contrató a amigos y a recomendaciones de amigos.
"Eso no es defraudar"
La exministra se ha referido en su texto a la ausencia de los diputados de la Subcomisión de Cultura en la toma de posesión del ministro. “Llamaba la atención”, ha apostillado. Y explica que “estaban reunidos en el Congreso trabajando en el borrador del Estatuto del Artista que busca regular un sector en el que mantener una estabilidad de ingresos no es la norma”. Justifica de nuevo la infracción de Huerta recordando que “constituir una sociedad con la que facturar por los trabajos fue la alternativa de muchos para tener un tratamiento fiscal más favorable y poder ahorrar en los tiempos de vacas gordas, para vivir en los de vacas flacas”. Aquí el énfasis: “Eso no es defraudar ni engañar. Es tributar en un régimen o en otro, pero tributar”.
Con estas palabras, vuelve a secundar al ministro más breve de la democracia española, quien, siete días después de ser nombrado por Sánchez y lejos de reconocer su error, explicó que se iba “para que el ruido de esta jauría no parta el proyecto”. Poco después compartió en redes sociales una sentimental foto caminando con su madre, y escribió: “Para defender aquello que más amas, a veces es necesario retirarse”. En esta línea, recuerda Sinde que “desde el primer día, el cuestionamiento de Huerta superó al del resto de gabinete. Deprime también pensar que ha triunfado lo que el Partido Popular se propuso desde el “No a la guerra”: propagar la idea entre la ciudadanía de que los artistas somos unos delincuentes que vivimos del cuento”.
Afirma que "con el cese y la falta de apoyo" al desde ayer exministro de Cultura y Deporte "la caza de brujas se ha reactivado". El también amigo del exministro, Paco Tomás, que fue nombrado como asesor pero nunca llegó a aclararse en qué asuntos, ha manifestado en Twitter que le ha quedado claro “que ahora la caverna lleva camisetas, va tatuada y finge ser de izquierdas”. Además, ha establecido que “el nuevo fascismo ya amenaza” y ha deseado “que la jauría le deje seguir trabajando en paz”: “Porque lo de ayer es tan injusto como dimitir por tener una multa de tráfico pero es lo que debía hacer”.