Un grupo de veinte arqueólogos de varias nacionalidades han descubierto en los Altos del Golán (Israel) las ruinas de la gran puerta de ladrillos que invitaba a entrar a la ciudad bíblica de Zer. El director del proyecto, Rami Arav, fue el encargado de liderar las nuevas excavaciones que se produjeron en dos áreas diferentes de Betsaida. Esta puerta está fechada provisionalmente entre los años 1.000 y 550 a. C. Este pueblo de pescadores es nombrado varias veces en el Nuevo Testamento como ciudad en la que vivió Jesús y donde consiguió alimentar con cinco panes y dos peces a una multitud de personas.
Según los últimos estudios, los arqueólogos afirmaron que por el tamaño, la riqueza y la robustez de las fortificaciones, Zer fue una de las localidades más imponentes de la época, dato importante debido a la falta de documentación que existe de ese momento de la Historia. “No hay muchas puertas en este país de este período. Betsaida era el nombre de la ciudad durante el período del Segundo Templo, pero durante el período del Primer Templo era la ciudad de Zer”, dijo Arav, señalando a Josué 19:35, que cuenta: “Las ciudades fortificadas fueron Ziddim, Zer, Hammath, Rakkath, Kinnereth”, declara el director para un medio de Israel.
Zer fue una localidad próxima al mar de Galilea fundada por uno de los patriarcas de las doce tribus de Israel. La ciudad fue renombrada como Betsaida durante el período en el que se escribió el Nuevo Testamento, y aparece como tal en los Evangelios. Según la Biblia, Jesús vivió en esa localidad con sus discípulos y allí sucedió el milagro de la multiplicación de los cinco panes y los dos peces.
Rami Arav fue el descubridor de la antigua Betsaida. Tras sus excavaciones y hallazgos, miles de cristianos han incluido este lugar entre sus peregrinaciones debido a su importancia religiosa. Durante el tiempo que los arqueólogos han estado analizando la zona, han estado encontrando cientos de restos antiguos de diversos períodos.
Los últimos descubrimientos de los arqueólogos en la zona han sido unas monedas, cuentas, jarras y llaves de una casa con un escudo perteneciente a un soldado romano. Todo esto fue encontrado en las inmediaciones de lo que parece que fue el templo romano construido por Felipe, hijo de Herodes, dedicado a Julia, hija de Augusto. Aunque el hallazgo más representativo fue una moneda datada del 35 a. C acuñada en Acre con motivo de la llegada de Marco Antonio y Cleopatra a la ciudad. Los especialistas declaran que únicamente se fabricaron 12 de esas monedas.