Epi y Blas -Bert y Ernie en su primera versión, la estadounidense- nacieron en 1969 por obra y arte de la espuma sintética y la felpa, y de algo más: el poder de la narración, de la ternura, el humor y la complicidad. Epi era el bromista y caótico de cara rechoncha, Blas el tipo serio de rostro alargado y color limón. El primero proponía ideas, el segundo siempre las rechazaba, y juntos formaban el equilibrio perfecto entre el despiporre y la contención. Vivían juntos. Dormían juntos. No se entendía al uno sin el otro. Sin embargo, nunca llegó a confirmarse de forma oficial que lo que existía entre ellos era una relación de amor. La ficción está acostumbrada a ignorar estas sensibilidades o a deslizarlas sólo subterráneamente.
El par inolvidable llegó a España en 1979 de la mano de Barrio Sésamo y volvieron a demostrar la victoria de los guiñoles, que era también el triunfo del teatro y la imaginación. Con poco se lo montaban. La emisión marcó a varias generaciones de críos. Hoy Mark Saltzman, el guionista del programa infantil, ha aclarado que cuando escribía sus historias pensaba en ellos como una pareja y que, de hecho, los muñecos le recordaban a su novio y a sí mismo.
¿Cómo afecta esta noticia al imaginario cultural de los espectadores; cómo atañe a sus infancias? No han faltado los internautas que han arremetido contra la revelación. “Retorcidos. Ahora quieren hacer ver la homosexualidad como algo normal dentro de un programa infantil inocente y hermoso. Degenerados. Sólo son excusas para justificar normalidad en algo que no es normal. Enfermos”, arremete un usuario abiertamente homófobo. “Toda mi infancia a tomar por culo”, suelta otro. “Nunca mejor dicho”, -responde un tercero, haciendo la broma fácil-. “Vaya manera de manipular las cosas”, lanza otro joven. Y hay más: “Qué trauma” o “¡Pero si dormían en camas separadas!”. “¿Quiénes serán los próximos, Oliver y Benji?”.
"Es amor del bueno"
La mayoría de reacciones son jocosas o directamente despectivas. Pero también ha habido respuestas a esos comentarios fóbicos: “¿Han venido ya los ejpañoles a protestar en masa por "el lavado de cerebro a los niños" por parte de Epi y Blas con su "ideología de género"? ¿Y a hacer sus chascarrillos cuñaos en plan "¿y quién hace de pera y quién de manzana?", tampoco? No me lo creo”. Y ojo a las miradas cándidas que devuelven la fe: “A ver, se cuidaban muchísimo el uno al otro. Y Blas le llevaba innumerables vasos de agua para calmar la tos a Epi a la hora de dormir. Eso es AMOR del bueno”, sostiene una usuaria. Hay quien ha hecho montajes donde Epi y Blas salen bailando encima de una carroza del Orgullo Gay.
Santiago Rivero, portavoz de COGAM, explica a este periódico que “más allá de la anécdota, noticias de este tipo siempre son de agradecer porque están visibilizando la diversidad, y mucho”: “Yo era muy pequeño cuando quitaron Barrio Sésamo, pero si me hubiese cogido en esa época sé que me habría ayudado a reconocerme a mí mismo dentro de mi propia realidad. No teníamos referentes, no sabíamos qué era aquello”, relata.
Rivero echa de menos que la historia sea más clara con el amor de dos personajes del mismo sexo. “Con Harry Potter pasó lo mismo. Sabes que J. K. Rowling explicó después que Dumbledore era gay, pero ni en los libros ni en las películas se mostró así. Ahora están sacando una película sobre Dumbledore, pero he leído que se ha eliminado la parte en la que quedaba claro que estaba enamorado de otro personaje”.
No hay diversidad en la programación infantil
El activista sostiene que “siempre está medio oculto, siempre tienes que leerlo entre líneas, pero no se muestra de forma visible como se muestran las relaciones de distinto sexo”: “Creo que hay que mostrarlo de forma natural, como es la vida. Existen familias de todo tipo, muy diversas, y sería interesante que los peques viesen historias variadas para que puedan sentirse identificados y sepan que no se tienen que preocupar”. Es consciente de que “hay miedo a mostrar con naturalidad un personaje LGTB en los dibujos animados y las historias infantiles”: “Hasta en las no infantiles, porque Harry Potter trasciende a lo infantil. Eso sí, en las series y el cine ya no hay color con los personajes de hace 10 o 15 años. El gay es un personaje muy recurrente, vende, da juego a nivel de humor… pero en la parte infantil tenemos esa pata que cojea”.
Sofía Castañón, secretaria de Feminismo Intersecional y LGTBI en Podemos cree que “mientras Epi y Blas vivían y dormían juntos sin ningún problema, tal y como vimos en nuestra infancia, muchas personas estaban peleando en la calle y siendo represaliadas por reclamar sus derechos de diversidad sexual”. Continúa: “Y ahora, los que pasaron la infancia viendo a Epi y Blas, siguen reclamando sus derechos en su vida adulta porque el colectivo LGTBI aún tiene mucho que decir. Se acaba de tramitar la ley de igualdad LGTBI. No deja de ser sospechoso que exista un mundo referencial para los contenidos de la infancia que es heteronormativo”.
De 'La Bella y la Bestia' a 'Frozen'
Castañón se alegra de que su hijo “pueda ver series maravillosas como Hora de aventuras, porque creo que son series muy buenas que abren una ventana al mundo y dan herramientas para ser feliz”. Por eso no perdería de vista “que Epi y Blas, Barrio Sésamo, fue un espacio televisivo que nos hizo felices y que ha marcado nuestra infancia. Tuvo calidad televisiva y nos hizo abrir vías de posibilidades para contar otras historias. Elegimos si ser más felices o si reproducir siempre el mismo corsé”.
Sara, directora de Hulems (https://hayunalesbianaenmisopa.com/) sostiene que esta noticia “es un gran paso adelante en una cuestión en la que todavía queda muchísimo por avanzar: la visibilidad de la diversidad entre los más jóvenes de la casa”: “Si en los adultos ya resulta importante ver un reflejo propio en las ficciones, entre los niños y niñas resulta esencial, porque ellos todavía están aprendiendo cómo funciona el mundo, y cómo pueden ser cuando crezcan, en el sentido de que no pasa absolutamente nada si te gusta un chico, una chica, o los dos, ¡o ninguno! y que puedes ser tan feliz como lo son el resto de personajes de dibujos animados”.
Recuerda que a ellas les gustaría que estas cuestiones se viesen con más claridad en las ficciones, “y no a través de comentarios de los creadores, como ha pasado últimamente con la bisexualidad del personaje de Tessa Thompson en Black Panther, o la homosexualidad de Gastón en La Bella y la Bestia”, relata la activista. “Por eso, que los creadores de Frozen hayan dicho que es muy probable que Elsa vaya a tener novia en Frozen 2 es algo muy, muy positivo, y ojalá lo veamos con más frecuencia, hasta que deje de ser noticia”.