Anneke Necro nació en Barcelona en el 87. Cuando estaba en la guardería, sus profesores llamaron a sus padres muy alarmados: “Venid, venid, vuestra hija está fatal, venid corriendo”. Lo que le pasaba a la cría punki es que dibujaba sirenas en bucle. Ya nadie le dice cómo tiene que trazar su vida. De pequeña quería ser Batman, ahora prefiere ser Prometea. La inspiran María Antonieta, Virgine Despentes, Pamela Anderson y Coco Chanel. Su libro favorito es El tutú, una delicia anónima que estuvo prohibida en el siglo XIX. Estudió diseño de moda y Egiptología, hasta trabajó en un tanatorio. Luego lo dejó todo para dedicarse al porno, delante y detrás de la cámara. Anneke es una mujer libre y está llena de paisajes oscuros: todos los vuelca en su trabajo, donde apenas usa la palabra, porque a menudo estorba. Excita con imágenes, música y feminismo. Un arte de tres patas.
¿En qué consiste el porno feminista, en qué varía respecto al tradicional, dirigido por hombres y creado para hombres?
Bueno, en general lo que se defiende desde el porno feminista es una forma de trabajar ética. Una ética laboral: que en los rodajes se tenga en cuenta a las personas que van a trabajar delante de la cámara. Se intenta mostrar una sexualidad más diversa, donde haya cuerpos también fuera de lo heteronormativo. Cualquier tipo de persona cabe en el porno feminista. El contenido ético también es importante: que no sea racista, que no sea sexista, e intentar cambiar los roles de género dentro de las fantasías sexuales. Por ejemplo, las personas con diversidad funcional: son un colectivo que el porno feminista debería contemplar, igual que las personas trans, para que sean incluidas dentro de la fantasía erótica de la sociedad.
El otro día hablaba con Nacho Vidal y contaba que vende mucho más cine porno trans que cis, o sea, que las personas trans ya pertenecen a esa fantasía social, ¿no?
Sí que es cierto que hay un auge o una tendencia de hacer porno con personas trans, pero muchas veces la perspectiva está muy distorsionada y muy marcada por una serie de clichés ofensivos para el colectivo. La manera de poner títulos o tags… si buscas porno de personas trans verás que a veces se utilizan adjetivos o formas de describir la escena bastante humillantes, o tratándolo todo como una extravagancia, y eso no es bueno. Es decir: sí, ya hay representación, pero de qué manera.
¿Y de qué manera defiende el porno feminista a la mujer?
En mi forma de trabajar, cuando soy productora, lo primero es hablar con las personas que tengo en mente. Presento el guión de forma abierta para que quede claro lo de “hasta aquí bien” o “esto no me gusta tanto”, o “esta práctica yo no la realizo”. Procuro también, antes de rodar una escena, que todo el mundo se conozca y esté de acuerdo en lo que va a suceder. Muchas veces, en el porno normativo o más mainstream las productoras no tienen esto en cuenta, y no te dicen con quién vas a rodar o te dicen que la escena es de una pareja y luego resulta que es de un trío.
Eso es grave.
Sí, lo es, pero también es normal, porque suele suceder. Yo como directora jamás lo haría.
Como creadora en pos de la igualdad, ¿tienes alguna práctica sexual vetada de tu trabajo? ¿Hay algo que sea incompatible con el respeto a todos?
Yo entiendo el porno desde una perspectiva de ficción, es decir, puedo grabar cualquier práctica dentro de la legalidad y el sentido común. No voy a vetar ninguna práctica sexual siempre y cuando sea consensuada y cuando el propio guión deje claro que es ficción. En el caso de prácticas duras o extremas, por ejemplo, el BDSM: hay que aclarar que son prácticas que suceden en una película.
Con el tema de La Manada, ha resucitado el debate sobre la reproducción de escenas de violación. Los datos cuentan que es lo más buscado en porno. ¿Qué opinión te merece?
Mi valoración del tema es que estoy harta del tema violación, tanto en el cine convencional como en el porno. Siempre que se rueda una escena de violación es desde el imaginario de un hombre cis, sobre cómo se imagina él que es una violación, y es perverso, porque siempre le intentan dar un punto morboso. Es una escena desagradable y dolorosa y debería resultar así, pero lo hacen de forma erótica, y eso me da mucho repelús y veo mucha hipocresía.
Luego la gente se tira de los pelos cuando en el porno se ruedan este tipo de cosas, pero es que en el cine convencional también se ha hecho: tenemos la escena de Reversible, la violación a Mónica Belluci, y hay cantidad de personas que reconocen que esa exceda les ha excitado. Es una barbaridad. Me da grima. A mí no me gusta que en el porno se representen violaciones. Tampoco me gusta censurar, pero me cansa el punto de vista desde el que se trata. Además, siempre erotizan la violación del hombre hacia la mujer, pero cuando se rueda una escena de BDSM y es la mujer la dominante, siempre se ridiculiza. Es impactante. Se busca esa parte graciosa, como de risa, y a mí no me da risa. Quiero eliminar ese momento. Y quiero ver a una mujer rodando una violación desde la perspectiva e las mujeres.
¿Y qué hay respecto a los títulos? Eso que decías de los adjetivos denigrantes para el colectivo trans también sucede con las mujeres cis. Te metes en Google y aparecen cosas terribles, “guarras haciendo tal”, etc.
Sí, totalmente. Si yo rodase algo muy extremo, una chica que está con dos chicos y hacen una doble penetración o un sexo bastante duro, le pondría el título que describa mejor la escena o lo que me inspire, pero nunca “guarra” ni “rubia follada”, ni “rubia reventada”. No creo en ese tipo de vocabulario y no es el adecuado. Yo, como actriz, me sentiría muy ofendida si he estado rodando con dos compañeros, el rodaje ha sido genial y después me encuentro con un título así: “Rubia reventada por dos tíos”. Mira, no, a mí nadie me reventó. Fue una cosa entre adultos y pactada. Nadie ha reventado a nadie. Eso para mí es importante.
¿Cuánto dinero se gana como directora de porno?
Como directora, tú pones el dinero que puedas y lo tratas de recuperar. A veces te sale bien y a veces mal, pierdes mucho dinero. Cuando no tengo dinero, me pongo yo delante de la cámara y me lo apaño un poco. Yo me he hecho producciones que entre gasolina y tal y cual… pues 100 euros, pero luego hay producciones de una locura de dinero, que no son mi caso. He estado en rodajes donde sólo la localización valía 2.000 euros al día y te tiras ahí tres o cuatro días trabajando. Luego pagar a los actrices y actores, que cada uno tiene su caché.
¿Y cuánto se gana como actriz?
Al principio te tienes que apañar con lo que te quieran pagar. Como no tenemos convenio y cobras lo que la productora quiere… luego cuando tienes más trabajo y más reconocimiento en la escena puedes pedir más caché, pero cosas astronómicas tampoco. En el porno mainstream, una mujer gana entre 300 y 600 euros por escena, que en el rodaje puede ser todo el día.
¿Y el actor?
Entre 200 y 400.
Es curioso que aquí ellos cobren menos.
Sí, pero también es machista, porque esto parte de que el estigma de las mujeres es muchísimo más alto que en los hombres. Imagina la perspectiva de los señores directores del porno: para convencer a una mujer de realizar una escena porno tienes que correr riesgos que no son sólo físicos, porque después te van a estigmatizar, y entonces sienten que tienen que convencerlas con dinero… Además la carrera de una actriz es más corta que la de un actor. Hay tíos de 40 o 50 años que se les cae todo a trozos y tienen mucho trabajo y son famosos, tienen trabajo regular y bien pagado, pero una mujer a los 26 ya está fuera. A mí se me considera MILF y tengo 31.
Qué barbaridad. Entonces las favoritas serán las chicas de 18.
Claro, cada vez la edad es más corta. Ahora buscan chicas con rasgos muy aniñados, lo más jóvenes posibles dentro de la legalidad. 18, 19, 20 años… y si tienen 24, que aparenten 19.
¿Los hombres se excitan con porno feminista?
Claro, es que el porno feminista no debería estar pensado para alguien en concreto. Hay un tema muy gracioso, y es que los hombres llevan años masturbándose con porno dirigido por mujeres y porno que es totalmente feminista, pero no lo han sabido ver. Es verdad que hubo un auge potente de mujeres dirigiendo pero desapareció. Grandes éxitos del porno los han dirigido mujeres y los hombres lo han disfrutado muchísimo, pero en el momento en que le pones la etiqueta de “feminista”, les tira para atrás.
El porno feminista no tiene que ser light. Ni romántico.
¡En absoluto! Es que mucha gente ha pensado que porno feminista va de dos chicas cogiéndose la mano y dándose besitos, y no. Hablar de “porno para mujeres” fue tirar piedras en nuestro propio tejado, porque existe un porno soft que vale, que tiene que estar ahí porque tiene su público, pero en absoluto representa el erotismo de todas las mujeres. Las escenas más bestias que he visto han sido en el porno feminista.
¿Qué has aprendido en este tiempo del erotismo de la mujer: qué tendencias hay, qué nos gusta?
He aprendido que las prácticas sexuales no son ningún problema, sino cómo están representadas. A veces tenemos miedo de que nos miren mal, de contar lo que nos gusta por si nos juzgan… los deseos de las mujeres son muy variados, y los de los hombres también. A veces tenemos una idea de lo que les pone a los hombres cis hetero y después hablas con colegas y piensas: cariño, qué cursi eres, joder, parece que estoy hablando con mi madre (risas). El problema ha sido tirar de etiquetas. Todo nos pone a todos.
Hay sectores del feminismo que piensan que el porno, de cualquier manera, va a acabar sirviendo a la maquinaria del machismo.
Me da mucha pereza este asunto. Si compro la idea de que el porno nunca va a poder ser feminista, vale, pero ninguna industria va a poder ser feminista entonces, porque todas están controladas por hombres ricos. ¿Qué quieres que te diga? Creo que hemos demostrado que se puede hacer un porno inclusivo y quien no lo quiera ver, que se pregunte si es por defender la causa feminista o porque directamente está en contra del porno. El porno como concepto les molesta, que sean sinceras y ya está.
Los sectores contrarios del feminismo señalan que las personas que dicen esto son “puritanas” o “mojigatas”.
Es evidente que algo de eso hay. Esta nueva oleada de cierto sector feminista me parece que es gente que tiene un problema con la sexualidad en general, y con la representación de la sexualidad. Es heavy, porque tengo amigas que son abolicionistas y todas consumen pornografía. Es bastante desagradable esa contradicción.
¿Qué tienen en común la pornografía y la prostitución?
Pertenecen al mismo gremio pero son trabajos diferentes. En cualquier caso, nos pagan por tener sexo. Para mí, estar en contra de la prostitución y que te parezca bien el porno… no sé, me parece fruto de la ignorancia, del desconocimiento.
¿Tú te has sentido alguna vez señalada o cuestionada por trabajar en la industria del porno? ¿Has experimentado ese estigma?
Claro, me he encontrado con situaciones muy desagradables. Tengo suerte de que mi familia y mi círculo más cercano nunca ha expresado que tuvieran problemas con eso, más allá de las preocupaciones normales. Nunca les ha parecido mal. Pero sí he tenido momentos de pasarlo francamente mal, porque sales de tu circulo de gente que te conoce de muchos años, o de tu familia, y cuentas que te dedicas a esto y ves el estigma: caras raras, alguien que hace 5 minutos era simpático y ahora no, cambios de actitud, gente a la defensiva o tensa…
O directamente, en el caso de los tíos, se toman muchas confianzas. Y eso me molesta bastante. Es como: soy actriz porno pero por eso no me voy a acostar contigo, ¿entiendes? Se creen que tienen las puertas abiertas. Hay mucha fantasía con este tema: la gente piensa que nuestra vida es estar todo el día follando, y llegas a casa y te han montado una orgía. Mira, no. Ni somos ricas, ni nos pasamos el día follando ni de fiesta. Básicamente, cuando te ven y se dan cuenta de que eres una persona totalmente normal… pues se les pasa.
¿Hay abusos en la industria del porno?
Obviamente. No tenemos marco legal que nos proteja, así que puede haber tranquilamente abusos durante una escena y lo que me preocupa es que a veces esos abusos no se detectan, porque hay una línea muy fina… al no haber acotado, al no haber hablado de qué es un abuso ni cómo deberían ser los protocolos de un rodaje… por ejemplo, una chica está rodando una escena y de repente se une el cámara, o el de sonido. Eso hay compañías que lo hacen a menudo, hay productoras que buscan ese efecto de : “¡Guau, y se apunta el cámara!”. Es terrible.
¿Se denuncia?
No se puede denunciar. No puedes denunciar que ha habido un abuso sexual en un rodaje de porno… si ya cuesta horrores demostrar una violación cuando es obvio, imagínate cuando cuesta más que sea obvio. Tú lo tienes claro, pero, ¿cómo lo explicas? Te van a decir: “No, es un rodaje de porno, has ido a follar y no hay guion, a ti no te han violado”.
A este respecto, háblame del Sindicato de Trabajadoras Sexuales. Ha habido tremenda trifulca.
Fantasía total. Nos ha pillado de sorpresa, no sabíamos que iba a haber reacciones tan rápidas y la gente se iba a poner en este plan. El Gobierno ha hecho un ridículo espantoso desde el principio con esto, es de chiste, de broma de mal gusto. Yo entiendo que todo está mal en todos los sectores, partamos de ahí, pero me han criticado personas que tienen seguridad social, derecho a paro, que se pueden sindicar, etc. Y han venido a decirme que yo no, que yo tengo que estar totalmente desprotegida, que no puedo tener convenio que me diga cuánto tengo que cobrar. Me han dicho que soy una privilegiada y que no tengo derecho a sindicarme. A este tipo de personas las pondría a trabajar en mis condiciones, sin tener garantías de nada. Ahora que lo prueben y me expliquen qué tal se está.
Otro argumento que se utiliza siempre para las mujeres que trabajáis en el mundo del porno es: “Si pudiesen tener otro trabajo por el mismo dinero lo cogerían”. Sin embargo, en tu caso parece vocacional.
A ver, todo el mundo trabaja por dinero. Si pudiera escoger, si no dependiera del dinero… yo me pondría a hacer porno con calma, haciendo lo que me diera la gana, como me diera la gana. Obviamente, como esto no es así, y tengo que pagar mi comida y mis facturas, tengo que trabajar a veces en producciones que no me interesan y a veces, delante de las cámaras, con compañías que me gustan y tal pero a lo mejor el guión me daba igual o me parecía un rollo. Lo hago. Yo estuve trabajando en una zapatería y me pagaban 3 euros la hora, y si llegaba tarde 5 minutos, me los descontaban del sueldo. Cuando estaba en esa situación, nadie intentó rescatarme, ¿sabes? Nadie estaba preocupado por la pobre chica… no me han salvado nunca, en ningún otro trabajo, ni cuando trabajaba de noche, de camarera, y tenía que aguantar a babosos, agresiones de borrachos y a un jefe loco, cobrando una miseria. Nadie vino a por mí y yo no tenía ganas de estar ahí. Todos hemos pringado. Todos trabajamos por dinero.
Pero la cuestión es: si cobrases, vamos a poner un sueldo muy ambicioso, 12.000 euros al mes trabajando como abogada o dedicándote al porno, ¿qué elegirías?
Pues si ganase lo mismo como abogada y como actriz porno, también sería actriz porno. Si me dijeses que por ese mismo sueldo puedo acariciar gatitos, elegiría acariciar gatitos, que lleva menos esfuerzo (risas). Me pones cualquier otra profesión y te diría eso.
¿Crees que el porno puede o debe incluirse en la educación sexual en los colegios?
No sé hasta qué punto iría a un instituto a poner porno, es un poco heavy, pero sí creo que a los adolescentes hay que darles herramientas para que entiendan que es una ficción. El porno ha tenido mucha responsabilidad en la educación de muchas generaciones, por desgracia. Igual que a los institutos va un señor policía de tráfico a explicarte que no cruces el semáforo en rojo, pues me parecería bien que fuese una actriz porno a explicarte lo que es un rodaje, y a decirte que eso no se lo hagas a tu primera novia, porque te va a partir la cara. Y a la primera novia, le diría: si te viene este tío de este palo, pártele la cara. Se podría hacer todo de forma explicativa: cómo hacer una felación, cómo hacer sexo oral a una mujer, cómo poner un condón… nos hubiese ahorrado muchas situaciones desagradables el hecho de que nos hubiesen explicado cosas, en general, sobre sexualidad. No vale sólo echarle la culpa al porno.