Les suena su cara por Súpermodelos o Cámbiame, pero Cristina Rodríguez es un torrente delante y detrás de la cámara. Es estilista y figurinista -aquí la mujer que viste a toda la exitosa serie Élite-, es un oráculo de amor, amistad y sexo. Rodríguez sabe de emociones. Entiende al ser humano y guiña a la vida con los labios pintados. Cuenta que siempre ha hecho lo que le ha dado la gana y que eso sólo ha refutado su gran tesis: persigue su intuición y marca el camino a golpe de tacón. En De mujer a mujer (Grijalbo), el libro que acaba de lanzar con su amiga Sara Brun, propone un universo feminista sin que deje de ser femenino. Propone la revolución de la amabilidad. De la elegancia. Y de la seguridad. Entran ganas de invitarla a los cafés de toda una vida.
Te habrán dicho alguna vez que no se puede ser feminista y cuidar tu físico.
¡Es que no lo entiendo! No consigo entenderlo. Yo soy una mujer. Y hay mujeres a las que les gusta no depilarse, no maquillarse, no preocuparse de la ropa. Está fenomenal. Y son feministas o no. No todas las que no se arreglan son feministas. ¿Por qué no puedo llevar tacones y ser feminista? Yo quiero igualdad de oportunidades. Igualdad de derechos. Mira, es una putada llevar tacones, pero a mí me gusta. Ellos se afeitan todos los días. ¿Qué pasa, que tienen que no afeitarse? Si les gusta no llevar barba, ¿por qué no lo van a hacer?
Yo me hago la raya por las mañanas porque me gusta estar guapa. Pero no estar guapa para el sexo masculino, que también, sino para los niños, los ancianos, las ancianas, para el sexo femenino… a mí me gusta seducir en la vida y no sólo a nivel sexual. Agradar a la gente. Caerte bien. Caerle bien al camarero. Al señor al que le compro el periódico. Creo que en la vida es mejor ir agradando. Yo soy muy femenina. Llevo a veces un sujetador que me sube las tetas y soy feminista, ¿sabes? Y me depilo. Me pinto los labios. No salgo de mi casa nunca con los labios sin pintar.
Todos los años a la altura de nochevieja se crea el mismo debate con Cristina Pedroche por su vestido de transparencias. ¿Enseñar el cuerpo es antónimo de ser feminista?
No lo creo. Entonces, ¿ir a una playa nudista? ¿Eso hace que ya no seas feminista? ¿Qué tienes que ir, con burka? ¿Estamos a favor de los burkas, para taparnos? Sé que tendremos que hacer muchas cosas radicales para llegar al punto al que tenemos que llegar. Estamos luchando y cada una lucha como puede. ¿Quién pone la nota del feminismo, quién te da el carné? El feminismo es igualdad. Y ojo, si estoy embarazada, me tienen que proteger. Siempre estamos embarazadas de un señor, ¡nunca sola!, siempre de un señor, hasta ahora, no sabemos mañana.
Tener hijos es algo para ti y para la humanidad. Yo no tengo hijos y ni ganas de tenerlos, pero sé que no es como comprarse un bolso, es mucho más. Y creo que cuando una mujer está embarazada hay que protegerla. Tendría que haber una ley en la que el permiso de maternidad y paternidad no fuese sólo igualitario, sino obligatorio. Sigue estando mal visto en las empresas que los hombres se lo cojan. Cuando eso cambie, a la hora de que los empresarios elijan a un trabajador o trabajadora para su empresa, cogerán al mejor. No a él, porque no hace uso de estos permisos, por ejemplo.
También hay quien dice que debajo de todo lo que compramos para nuestro cuidado personal late sexo. Debajo del perfume, del pintalabios, hasta del gel de ducha, hay sexo. Deseo de gustar.
Yo creo que sí. Hay algo animal, pero no sé si es malo. Yo soy una persona muy sexual. Yo no podría vivir sin tener sexo. Yo no puedo estar un mes sin tener sexo. Para mí es como comer. Hay gente que podría vivir sin comer, a ver si me explico, gente que dice “ay, no tengo apetito, me como esto pequeño y ya”. Yo no. Yo no bebo alcohol, por ejemplo, pero no puedo estar sin comer. Puedo comer infinito y en el sexo igual. En el sexo me lo paso bien, disfruto, soy libre, hago lo que me da la gana, soy dueña de mi cuerpo, de mi mente, de todo. ¿Por qué no me voy a poner un perfume que considere sexy? Somos sexys. Nosotras y ellos.
El sexo mueve mucho. Lo que es importante es tener claro que no podemos coger lo que queremos con impunidad. No soporto el abuso. Esto de “no me dijo que no”… vamos a ver, es muy fácil de entender. Es muy fácil de entender para la humanidad, igual para ti no, cariño, porque tienes el cerebro mal. Yo lo entiendo perfectamente cuando le digo a un chico “¿te apetece que vayamos a cenar?” y me dice “me pillas liado...”. O me dice “hoy no puedo, pero mañana sí”. Y mañana me dice: “¿Cenamos hoy?”. También lo he entendido. Entiendo lo que quiere decir en cada momento. ¡Es muy sencillo!
¿Crees que es cierto eso de que “el que la sigue, la consigue”? A los hombres se les ha dicho tradicionalmente, bajo la mentalidad machista, que cuanto más tiren al blanco, más posibilidades tienen de que caiga.
Puede ser que tú tengas un compañero al que le intereses mucho. Y le digas que no te apetece. Pero si al mes lo vuelve a intentar, y tal, y tal… a lo mejor un día te apetece ir con él a los bolos, o lo que sea. Hay gente que es pesada pero lo es desde el respeto. Nosotras también hemos sido pesadas desde el respeto. De todas formas, si una mujer llama a un señor continuamente está loca. Si ellos nos llaman, es que es gente que sabe lo que quiere. Es una barbaridad.
¿Y esto que nos han dicho a muchas mujeres de “no te acuestes con él la primera noche si te gusta, va a pensar que eres fácil”?
Pues mira: a ver cómo lo digo para que si mi madre lo lee, no me moleste. Yo siempre me he acostado con tíos a la primera noche. Lo he hecho toda la vida. Y a veces no, pero porque no me ha apetecido: porque no era mi día, porque estaba cansada, porque no me había depilado las piernas, porque al día siguiente madrugaba… para eso soy muy sensata. Si me levanto a las 5 de la mañana, no me voy a acostar a las 3. Así que te doy un morreo y me subo a mi casa, y ya nos vemos el fin de semana. Eso so sí: yo he dado a veces ese consejo que dices, lo de “no te acuestes...”. Luego he pensado: pero qué antigua, si tú siempre has hecho lo que has querido.
Es como una forma de protegerse.
Mira, a quien le gustas, le gustas. Hay un capítulo de Sexo en Nueva York: sale Carrie Bradshaw tomándose un sándwich en unas escaleras y hay unas chicas detrás, hablando. Una le dice a la otra: “Seguro que no te llama porque tiene mucho trabajo, está muy estresado”, y ella se da la vuelta y le dice: “Te voy a contar una cosa que he tardado 20 años en descubrir. No te llama porque no quiere. Es así”. No hay más excusas.
No existe eso de “le asusta tu éxito”. Ese consuelo.
(Risas). A mí me dicen muchas veces: “Es que tú asustas”. Qué tontería. No le intereso porque no le intereso. En cine, en mi profesión, he ligado poco. Yo he ligado lo que me ha dado la gana porque soy explícita. No soy ninguna mojigata. Si me gusta el tío, le digo “a ver, cariño, ¿nos tomamos algo?”. Pero en el cine no he tenido mucho público: en el cine todos van vestidos mal, horrible, y yo voy siempre de dorado, tal… Y me decían “es que tú les asustas”. Y yo decía: “No, no les gusto, no soy su perfil. A ti te pareceré monísima porque eres mi amiga”.
¿Y a ti te gustan ellos?
No, nada en absoluto. Para mí la estética es muy importante. Será frívolo, o no, pero a cada uno le excitan unas cosas en la vida.
¿Nunca te has enamorado de un feo?
¿De un feo? De todos. Si hay un feo, piensa “con éste ha estado Cristina”. Yo no tengo problema. Pero no puedo soportar la gente desaliñada, mal vestida, la gente que no huele a un perfume rico… yo llevo lentillas, soy ciega, para mí el olfato es importantísimo. Los olores me excitan. Me gusta un chico con las manos cuidadas, con una camisa blanca, con un zapato bueno. No me importa que sea guapo, sino que vaya mono vestido. Luego me dicen: ¡qué frívola! Y digo: ¿Y a ti, que te gusta que tengan las tetas gordas? Ah, tú no eres frívolo. Soy yo. Y ojo, que son muy injustos con nosotras. A mí me gustan los tíos con dinero, no porque les haya tocado la lotería, sino porque se han hecho a sí mismos, porque son inteligentes, ambiciosos. Y eso, uy, está fatal. Pero a ellos les gustan tías que están buenísimas y que no saben sumar y no pasa nada. Hay muchos hombres inteligentes con mujeres al lado que yo digo… ¿y esto?, ¿cómo tú, que eres tan brillante, tienes a una mujer al lado que no puede unir sujeto y predicado?
Yo creo que para brillar ellos más, para no tener que competir con su propia pareja. Prefieren musas mudas y no sentirse acomplejados. El trofeo.
Pues para mí son iguales que la mujer que dice que le gustan los tipos con dinero. Pero ah, lo nuestro siempre está peor. Siempre.
¿Qué están haciendo los hombres mal en el cortejo? Más ahora, en la era de Tinder.
Yo he conocido a mi novio por internet. Y al anterior, por internet. Yo creo que a veces los tipos son un poco ordinarios. Son un poco obvios. Cuando yo interneteaba, los tipos querían hablar de sexo todo el rato. De inicio. La gente te dice: “Es que van ahí a follar”, vale, pero es que tienes que tener clase.
Somos seres humanos.
Exacto. Un poquito de clase. A veces se les olvida, igual que en el sexo, que hay que tener preliminares. Que hay que cuidar a la gente. No hay que ir a saco en nada. Mi pareja por ejemplo es muy caballero y a mí me encanta. Igual no soy feminista porque siempre me deja pasar antes en los sitios. Yo creo que él es feminista y que yo lo soy también.
En el libro hablas del príncipe azul. ¿Existe? ¿Qué es un hombre diez?
Un hombre diez, para mí, es aquel que entiende que tú necesitas tener espacio. Y ser libre. Y que decides estar con él desde la libertad. Fundamental: que sea una buena persona. Si es buena persona contigo pero no lo es con los demás… ahí no puedes construir nada. Cuidadito, que algo te hará. Si trata mal a los camareros, si trata mal a su madre, a sus amigos, a sus empleados, si no es buena gente… algo te hará.
¿Se puede tener una pareja sexual felizmente para toda la vida?
Yo he tenido cien parejas, o cien mil, o las que sean.
¿Tienes un listado?
No, no, si yo no me acuerdo de lo que hice ayer por la mañana. A veces se me acerca un chico y digo: “¿Habré tenido algo con él?”. Yo no me acuerdo. No tengo memoria. Termino una cosa, la borro y empiezo otra. Respondiendo a tu pregunta, a mí no me ha pasado lo de la gran pareja para toda la vida. Pero tengo un padre y una madre que se aman profundamente y siempre he visto el sexo en casa: se dan morreos, se meten mano… el sexo en sentido cariñoso, entiéndeme. El tocarse. Lo he visto siempre, siempre. Si a mis padres les ha pasado, no es imposible. Es muy difícil. A la gente le toca la lotería.
¿El tamaño importa?
Para mí sí. Está mal, y bla, bla… luego te enamoras de quien te enamoras. De un chico bajito, alto, gordo, flaco, lo que sea. Pero el tamaño importa. Igual que hay tíos que no quieren mujeres con el pecho pequeño. Pues mira, a cada uno le pone lo que le pone. Me gusta que sea grande y no sólo por la penetración, sino por lo visual. Ah: grande y bonita. Hay grandes que dices… por dios, para esto prefiero una pequeña. No sé, yo soy muy ostentosa, ya me ves. Y ligona, pero porque siempre lo he intentado todo, en el amor y en todo lo demás. Nada me ha venido dado.
Tienes mucha energía. Parece difícil que te haya ido mal en alguna parte.
¡Bueno…! Me han roto el corazón, me han puesto los cuernos y de todo, como a todas. En el libro lo pongo: estuve cinco años con un tipo que tenía doble vida y yo no lo sabía. Cinco años de mi vida. Tenía dos parejas y yo no tenía ni la más remota idea. Vivíamos juntos. Quiero decirte: me ha pasado de todo. Pero fíjate, cuando yo me enteré, me dije “esto no va a hacer que yo sea celosa”: “Yo no quiero ser esclava de esto, no quiero que este señor cambie mi manera de vivir”. ¡No quiero ser una paranoica, no me da la gana! Y si te quieren poner los cuernos, te los van a poner.
¿Qué sabes hoy del sexo que no sabías con 16 años?
Que hoy no haría nada que no quisiera hacer. Estás con un chico, te metes en la cama, estás en pelotas… y no quieres acostarte con él: pues levántate y vete, no lo hagas. Todas hemos hecho de todo y hemos hecho en la cama muchas cosas que no queríamos hacer. Y quien diga que no, miente. Yo a mi sobrina le dije: “Haz lo que te dé la gana, pero lo que te dé la gana a ti”. No hagas nada porque “ya estoy aquí”. Te vistes y hasta luego, Maricarmen.
¿Por qué las mujeres hemos cedido en esas situaciones, sin ganas?
Porque no nos llamaran calientapollas. Nos hemos acostado con tipos sin ganas por eso. “Es que eres una fresca, calientapollas...”. Yo les digo a los chicos muchas veces: “No me gustan los hombres fáciles”. Por chinchar. Porque estoy harta, ¿qué es una mujer fácil? La hija de mi novio, cuando la conocí, me contó que había una chica “fresca” en su clase. Y le dije: “Cariño, ¿por qué es una fresca? ¿Va con poca ropa?”. Y dijo: “Porque se acuesta con muchos chicos”. Le pregunté si ella quería acostarse con chicos y dijo que sí, ¡claro, está en la adolescencia! ¿Y por qué no te acuestas? “No sé si alguien quiere acostarse conmigo”, me dijo. Lo típico, estás ahí… y le dije: “Entonces tú también quieres ser una fresca, igual que ella. Y los chicos con los que ella se acuesta también serán frescos, ¿no? Todos frescos. Esta fresca con este fresco”. Y en su casa ya se mueren de risa, porque decimos “la cocacola, ¿cómo la quieres, fresca? No digas fresca, que Cristina se molesta”, tal.