Un equipo de investigadores ha descubierto bajo la Basílica romana de San Juan de Letrán, la catedral más antigua del mundo, importantes restos arqueológicos de la antigua Roma que quedaron enterrados bajo esta construcción en el siglo IV por orden del emperador Constantino.
El hallazgo ha sido publicado en la revista británica Current World Archaeology y ha estado conducido por un equipo del llamado Proyecto Letrán, formado por expertos de las universidades de Newcastle y Florencia, el Instituto New Visions de Nueva York y los Museos Vaticanos.
Estos investigadores y arqueólogos han sacado a la luz un inmenso laberinto de túneles que se extiende por debajo de la Basílica de San Juan de Letrán y que demuestran que mucho antes de que esta basílica fuera levantada ya había construcciones más antiguas en la zona.
En el siglo IV el emperador Constantino decidió elevar esta basílica en la colina Caelia para que se convirtiera en un gran templo cristiano que dominara el horizonte y fuera vista por todos los visitantes que se acercaran a Roma desde el sureste, según explica la revista.
Sin embargo, Constantino no levantó la basílica en suelo virgen, sino que antes de ella esta área había estado ocupada por una lujosa sede imperial construida un siglo antes por el emperador Septimio Severo. Se llamaba Castra Nova (Nueva Fortaleza) y había sido un bastión para albergar la guardia de caballería del emperador, los "equites singulares".
Para construir este monumental espacio, Severo no dudó en derribar una serie de residencias palaciegas de algunas de las personas más adineradas de Roma y también parte de los contornos naturales de la colina, con lo que creó una nueva topografía local, según indica la investigación.
Aún se pueden ver importantes huellas del Castra Nova en un espacio ubicado entre uno y dos metros bajo el suelo de la basílica.
Cuatro hectáreas
De hecho, este proceso continuo de construcción y derribo dejó una serie de huellas extraordinarias, testimonio de este tejido urbano, que aún se extienden a lo largo de los distintos túneles que recorren el subsuelo de la Basílica de San Juan de Letrán.
"Hay una gran área bajo la Basílica de San Juan de Letrán que es posible caminar", explica en el artículo Ian Haynes, profesor de arqueología en la Universidad británico de Newcastle y codirector del proyecto junto con el profesor Paolo Liverani, de Florencia. Señala que desarrollar un estudio exhaustivo como este requiere "importantes desafíos" como permanecer "cierto tiempo en lugares calurosos, apretados e incómodos".
"En algunos lugares es necesario rotar a los equipos cada media hora, porque de lo contrario simplemente se vuelve sofocante", confiesa, al tiempo que reconoce que para acceder a algunos espacios han contado con la colaboración de la asociación Roma Sotterranea, especializada en trabajar en sitios subterráneos" de la capital italiana.
El equipo de investigadores también ha reconstruido digitalmente el esplendor de aquellos los edificios que quedaron enterrados con técnicas de cartografía digital, radar de penetración en el suelo y de visualización en 3D. "El escaneo láser nos permite grabar con una precisión submilimétrica", sostiene Haynes.
El equipo ha logrado escanear un espacio de unas cuatro hectáreas, "el equivalente a siete campos de fútbol como el estadio de Wembley", aunque Haynes recuerda que "evidentemente, este área no es plana, sino que tiene varios niveles"