Periodista. Escritora -no se pierdan su última novela, Honrarás a tu padre y a tu madre (Anagrama)-. Terremoto militante de sí mismo. Cristina Fallarás habla con todo el cuerpo, haciéndose tirabuzones en la melena, clavando los ojos clarísimos, disparando frases con la contundencia y la hondura de la palabra escrita. Pisa fuerte el mundo con las botas del lenguaje. No le teme al barro: viene de vuelta.
Su presencia poderosa inunda el barecito soleado, frente al Círculo de Bellas Artes, donde bebe una cerveza y reflexiona sobre el deseo y sus engranajes. Dice que nuestro placer es nuestra responsabilidad. Dice que el sexo es una conversación inteligente con uno mismo. Dice que vivió distintas filias y hoy su mito sexual es ella. Y quién mejor.
¿Qué sabes hoy del sexo que no sabías con 20 años?
Todo. Sé que la base del sexo es el cuerpo y sólo el cuerpo (dentro del cuerpo entra la mente, pero como parte del cuerpo). Sé del sexo que es una relación con una misma, frente a la idea de que el sexo es una relación de pareja. Si no descubres los mecanismos de tu placer, es imposible que el sexo te dé placer. No consiste en satisfacer, sino en satisfacerte. Sé que el sexo no es heterosexual, que es un juego a todas las bandas que quieras. Sé cómo funciona mi cuerpo, sé qué partes de mi cuerpo dan placer y lo sé seguro. Sé rechazar aquello que no me gusta y sé decirlo. Sé sentir placer constante todas las veces que practico el sexo. Y si no me lo dan, me lo doy yo. Sé dialogar con mi cuerpo, sé querer a mi cuerpo y estar satisfecha de él y no encontrarle ningún defecto.
Casi nada, ¿no?
Es que a los 20 años no se sabe nada.
¿Cómo ha cambiado la educación sexual y qué fue lo primero que te enseñaron en términos eróticos?
A mí me enseñaron el amor. Me enseñaron a querer mucho y a dar satisfacción al otro, al hombre, porque me enseñaron las relaciones heterosexuales. Consistía en exigir al otro que te diera placer, lo cual es una idiotez: no se puede exigir a nadie que te dé placer, si no te lo dan, no lo pidas. Si te lo dan es como una servidumbre y entonces no es placer. Tú tienes que exigirle al otro que sienta placer, no que dé placer. Me enseñaron a avergonzarme de la vulva, de la explosión del orgasmo. A tener cierto miedo y vergüenza a enseñar mi cuerpo.
Tuviste una educación católica.
Sí, y muy estricta. Muy, muy estricta. Ahí el cuerpo era algo que no había que enseñar demasiado. Me enseñaron que el orgasmo era algo que sucedía, ¡oh, qué bonito, ha sucedido!; y, segundo, que estaba ligado a la vulva y la vagina solamente. Y me enseñaron que había que amar muchísimo a la persona con la que tenía relaciones sexuales, que, en mi caso, tenía que ser siempre un hombre. Bien, todo eso lo he superado.
¿Cómo educas sexualmente a tus hijos?
A mis hijos los educo para que sean siempre conscientes de que su madre goza, goza en todo lo que hace y, por supuesto, en el sexo también. Los educo hablando de su cuerpo con los nombres que tienen las cosas. Todas las partes de su cuerpo son igualmente importantes y no tienen que ser escondidas. Les educo enseñándoles que ningún olor que salga de tu cuerpo es malo, que ningún sabor que salga de tu cuerpo es malo, que tu cuerpo es todo, lo bueno y lo malo, y que, por lo tanto, todo es bueno.
¿Cómo te liberaste de lo inculcado? ¿Cuándo adquiriste conciencia real del cuerpo y la sexualidad?
Yo me liberé un poco pronto. Y todo fue por un mecanismo de prueba-error. Del sexo se aprende por curiosidad. Aprendí usando mi cuerpo.
¿Al hombre heterosexual le cuesta entender que las mujeres podemos tener otro tipo de filias fuera del varón?
Bueno, les cuesta entender también que ellos mismos pueden tener otra sexualidad que no sea exactamente hetero. Sí, claro que les cuesta. La inmensa mayoría de los hombres son un ser humano agarrado a un pene, y tienen serios problemas con las erecciones. Si los hombres dejaran de pensar tanto en sus erecciones y más en el placer, ganaríamos mucho. Siempre están pendientes de si erectan o no erectan, tienen un problema de tiempo y dedicación. Pero creo que aprenden bastante. A mí lo que más me preocupa es de dónde aprenden. Sus fuentes de aprendizaje, que en este caso son el porno. Y lo que difunde el porno es basura.
Hay una corriente del feminismo que sí defiende el porno.
Yo no estoy en corrientes de feminismo y además creo que la consideración del porno es individual. Me parece que el porno perpetúa la idea del falo, la idea de la mujer al servicio del hombre, la idea de tener una vulva x, la idea de la infantilización del cuerpo femenino (que no tenga pelo y que parezca siempre que tiene 13 años), la idea del deseo por las niñas, la idea de la juventud como eterna fuente de placer, la idea del uso de los cuerpos de las mujeres jóvenes y, por tanto, la idea de la virgen que ha perpetuado la Iglesia católica.
¿Se puede hacer un porno feminista? Es decir, ¿el problema es la plataforma o lo que se hace con ella?
No, no se puede hacer un porno feminista. El porno no es feminista. El porno es la construcción de una sexualidad ligada al varón. Es como decir “hay una prostitución feminista”. ¡No! La prostitución es cosa de hombres, qué vamos a hacerle. Otra cosa es que usemos el porno, yo lo he usado alguna vez, pero no me gusta. Me parece bien que haya mujeres que lo usan: si algo te da placer, úsalo sin problema. Cada vez que dan las cifras de las mujeres que se operan la vulva para que parezca joven o que se blanquean el ano, me da una pena terrible: para empezar, porque el cuerpo tiene pelo (si te lo quieres quitar, estupendo, pero que no parezca que no lo tienes), y porque la vulva cambia a medida que pasan los años. Te digo una cosa: cuanto más mayor eres más gusto te da, y a mí ahora la mía me gusta más que nunca.
Es una limitación pensar sólo en cuerpos jóvenes. Yo tengo en este momento 50 años exactos y no recuerdo ningún otro momento de mi vida en el que haya sentido más placer ni en que manejase mi cuerpo mejor de lo que lo manejo ahora. Esa perpetuación de la mujer sumisa, entregada, que no tiene armas… todo el asunto de la doble penetración, de los bukakes, todo ese asunto del sometimiento… es una cosa que me da una pereza extraordinaria, porque finalmente la sexualidad es una conversación inteligente contigo mismo y una cesión del cuerpo al placer. Es decir: tú no tienes que ceder el cuerpo al hombre, o a la mujer, o al cacharro que tengas, tú el cuerpo lo cedes al placer y pierdes la conciencia para darla a algo animal.
Estar intelectualizando el porno me parece una pérdida de tiempo: el porno es algo que se usa y tiene cuatro patrones, que forman parte del imaginario sexual de los varones. Y me preocupa la construcción estética y de sumisión de la mujer. Para que veas un cuerpo que no sea joven, que no esté absolutamente depilado y que no tenga una vulva que parezca de 14 años, vas a tener que pedírselo al porno, porque todo lo que te van a ofrecer son: pechos operados, vulvas exactas la una a la otra, y cuerpos absolutamente depilados y siempre felaciones y semen en la cara, que es una cosa que empezó a mover Private y los hombres han tenido cierta educación en eso.
Virgine Despentes dice que el sexo de pago puede liberar.
Me importa un pito lo que diga Despentes. De hecho, me importa un pito lo que digan los que defienden la prostitución. Yo creo que la prostitución es una basura. No entraré en el debate de abolicionistas o regulacionistas, porque ese es un debate que nos han colado los hombres.
¿Crees?
Absolutamente. Nos lo han colado los hombres para distraer al feminismo y no participar en él. El problema es: la prostitución es una cuestión de los hombres, las mujeres no vamos de putas. Como la violencia machista, que es una cuestión de los hombres. Como la trata de mujeres, que es una cuestión de los hombres. Ellos tienen un problema, no nosotras, por tanto ellos tienen que pensar en ese problema.
Una de las preguntas que lanzaba Marta Sanz en su ensayo Éramos mujeres jóvenes era: “¿Te has sentido alguna vez sucia a causa de un encuentro o asunto sexual?”. Quería saber cuál es tu experiencia al respecto.
Me he sentido sucia y me ha gustado sentirme sucia.
¿Cuándo se dejará de llamar “puta” a una mujer que vive su vida sexual libremente?
Bueno, siempre habrá hombres que lo digan, porque cuando dicen “puta” no quieren decir que cobras. Es su idea de sometimiento… cuando hablan de “puta”, de lo que están hablando es de maltratar a una mujer. Si te llaman puta es porque eres susceptible de ser maltratada, no porque cobres. Ellos tienen bastante claro a qué se refieren. En cualquier caso, la base del hombre es el control del cuerpo de la mujer. De todos los hombres, porque la educación es cristiana y católica y su única base es la represión de la mujer y el control sobre su cuerpo, ¿por qué?, porque parimos y damos hijos. De ahí su lucha enconada contra el aborto, su lucha enconada contra el placer y su idea de la virgen, que es una de las cosas más perversas que he oído en mi vida.
Cuando dicen “la virgen” no se refieren a una mujer mayor que no ha tenido relaciones sexuales, sino a una mujer joven que está por desvirgar todavía: la construcción sobre la mujer sin desvirgar que tiene la iglesia católica, la musulmana y todas las iglesias monoteístas es aterradora. Entonces: cuando te llaman “puta” lo único que quieren hacer es degradarte porque has tenido relaciones sexuales y porque sientes placer, con lo cual ya no eres una virgencita.
Pero, ¿qué quieren ellos, en realidad: la esposa, la virgen, la puta? Nunca les basta un solo modelo.
Ellos quieren a alguien que les dé hijos y se calle, y que mantenga la familia unida porque la idea de familia es básica. Y luego, por otro lado, quieren alguien que reproduzca aquellos patrones sexuales que ellos admiran del porno, algún tipo de embrutecimiento: mujeres cuyo cuerpo usar. No es nuevo. En todos los relatos de ficción y no ficción de la historia de la literatura tienes la virgen y la puta, la esposa y la amante, la esposa y la cabaretera… siempre dos mujeres. ¿Qué buscan ellos? Por un lado quieren asegurada su descendencia y su perpetuación genética, y por otro lado poder follar libremente con otra que no sea la madre de sus hijos.
Parecía que el sexo en democracia iba a liberar a la mujer pero rápidamente la cosificó. Es decir, que la liberación sexual de las mujeres ha beneficiado, sobre todo, a los hombres.
Sí. Es el sexo como mercancía, como objeto de consumo. La prostitución, el porno… lo que perpetúan son modelos de consumo, no son modelos sexuales (dado que no van al placer de ambos ni a la relación sana con el cuerpo ni a nada de nada), son modelos donde se compra y vende el placer. El problema es que la compra y la venta de ese placer pasa por la humillación de la mujer, por el sometimiento de la mujer y por el dolor. Por eso tienen que pagar. Por eso pagan en la prostitución y por eso el porno también es una forma de consumo. Si tenemos en cuenta cuál es el uso de pago que los hombres tienen del sexo vemos perfectamente cuáles son sus conceptos de consumo. Forma parte de un intercambio comercial.
Marina Garcés, por su parte, dice que el amor es una resistencia al capitalismo. Es decir, que el amor combate la acumulación de parejas, el usar y tirar, el cansarse rápidamente de alguien en cuanto se tiene, etc., todos estos síntomas del sistema.
No sé qué pensar del amor. Yo amo. Amo profundamente. A mi compañero, a algunas de mis amigas, a mis hijos, a una parte de mi familia… amar es una cosa, y la construcción romántica del amor de pareja (la idea clásica del macho-hembra, del príncipe azul, del varón salvador) es otra. Esto de “pobre mujer, hay que salvarla de sí misma o si no se quedará para vestir santos”… esa idea del amor no me interesa nada. Yo he tenido varias parejas, me he casado varias veces y creo en la generosidad de una relación. Creo en la unión de dos personas, o más, quién sabe, que hacen un pacto. Un pacto de lealtad y de generosidad para compartir juntas un período de tiempo, puede ser toda la vida o una semana. Para mí eso es el amor. La generosidad absoluta. Así como el sexo para mí es autorreferencial, el amor tiene que ver con el otro. Yo hacia fuera.
¿Crees en la monogamia?
Igual que creo en la poligamia. Creo en la todogamia.
¿Crees que el placer puede sostenerse en el tiempo con una misma persona?
Creo que el placer puede sostenerse en el tiempo hasta con una misma cuchara de palo. Sí, creo que puede sostenerse en el tiempo. El placer es propio, no del otro, y en tanto en cuanto piensas que el placer es una relación contigo misma, no depende de que cambies de la pareja o no. Si tu relación contigo misma tiene variaciones, igual en ese momento la pareja con la que estabas ya no se adapta, o no quiere adaptarse, o lo que sea.
¿El feminismo ha cambiado la seducción?
Sí, la seducción está cambiando, en la medida en la que cambia por un lado el sometimiento y por otro lado el conocimiento de nosotras mismas. Y creo que está afectando a los hombres y a las mujeres en todos los ámbitos y en todos los tipos de relación (homosexuales, heterosexuales, bisexuales…). Está cambiando porque la persona que se enfrenta a mí (a mí, mujer feminista, o susceptible de haber oído relatos feministas) ya no me puede venir con martingalas.
No me puede venir con “voy a salvarte de la manzana de la bruja” o “voy a salvarte de tu propia decrepitud”. No, mírame a la cara, colega: yo tengo la edad que tengo, me gusta lo que me gusta, y a partir de ahora mírate a ti mismo a ver si vas a disfrutar conmigo, y si no, no te acerques. Hay algo de eso que cambia la manera en la que nos abordan los hombres. De hecho, nos abordan con cierto miedo. Y las mujeres también en las relaciones lésbicas. Es que hay una asunción de roles.
¿Qué hay de verdad en que las mujeres nos implicamos emocionalmente más en el sexo que los hombres?
Chica, no tengo ni idea, yo no lo hago. No, esa es una idea para que te la comas, y si te la comes, la vas a asumir. No es cierto, creo que hay hombres que se implican emocionalmente muchísimo más que yo, por ejemplo. De todas formas, es una idea que perjudica mucho más a los hombres que a las mujeres, en el sentido de que ellos se ven obligados a crearse un personaje de macho no implicado emocionalmente que es tan duro como su pene: eso es un problema para ellos, disfrutarían más si se dejaran llevar. Hay veces que la sexualidad sólo consiste en ofrecerse sentimentalmente y hacer una especie de ofrecimiento sexual y sentimental bestial. Hay gente a la que eso le excita muchísimo profunda y románticamente. Me parece estupendo, otra cosa es que eso sea el amor. Pero sí es un arma sexual, y es extraordinaria, ¡llorar, amar profundamente…! Qué pena me da que no puedan hacerlo.
¿Y qué hay de cierto en que la naturaleza de los hombres les hace más infieles; o eso de la naturaleza es una especie de justificación para…?
¡Basura, basura! Todo basura. Lo que pasa es que quieren reproducir su ADN mucho más, todo el rato. Y además, la construcción masculina está basada en la erección, la eyaculación y, al final, la procreación, al final la idea de lo que tienen que hacer es todo el tiempo depositar su semen en la mayor cantidad de hembras posible para que así se diversifique mucho más su genética. Por eso llevan tan mal la idea de hacerse mayores junto a sus mujeres y necesitan buscar otra mujer joven para volver a preñarla. Es decir, la idea de preñar constantemente a una hembra es algo que se les impone. Se les impone absolutamente. Otra cosa es que ellos quieran relatar que es natural como les pasa a los leones o yo qué sé. Pero lo natural no es lavarse los dientes, lo natural no es respetar a la mujer, lo natural no es… tantas cosas, y afortunadamente, creo que nosotros no funcionamos de forma natural.
¿El tamaño importa?
Todos importan, el pequeño y el grande. Importa el tamaño del placer y del conocimiento de ti mismo. No hay nada más aterrador que enfrentarte a una pareja, hombre o mujer, que no maneje su sexualidad. Eso es una relación tremendamente infantil y consigue que el sexo se convierta en algo relacionado con la insatisfacción. Un pene pequeño o una vulva pequeña son extraordinarios por pequeños, y un pene enorme o una vulva enorme son extraordinarios por enormes. No hay uno que me gusten más que otros.
Cronología de tus mitos sexuales desde la adolescencia hasta ahora.
Yo creo que mis primeras pulsiones sexuales fueron lésbicas, como las de muchas niñas; después pasé por el mito del hombre malote, siendo muy jovencita. Malote pero tierno: así me fue. Después di el salto al hombre culto, al hombre que leía poesía, que estudiaba filosofía… y ahí cambió la forma de cuerpo que me atraía, pasé del hombre atlético al hombre un poco gordote, grandote y con barriga. Ahora me gustan todos. Y de ahí pasé a intentar ver quién era yo, y mi mito sexual soy yo.
¿Por qué hay personas que no disfrutan del sexo, o no plenamente, o les cuesta alcanzar el orgasmo?
Porque no les gusta su cuerpo. Si tú no disfrutas con el sexo es porque no te gusta tu cuerpo, y no te gusta para ti porque hay una construcción social, cultural y omnipresente para que no te guste. Todos los modelos de cuerpos que te venden son distintos del tuyo y además son homogéneos, con lo cual es muy difícil y tienes que ser muy vieja ya para que te guste tu cuerpo, como yo, el problema es que cuando llegas ya tienes una edad. Y parece que está muy penado en nuestra sociedad la idea de tener una edad en referencia al sexo.
¿Puede la cirugía estética ayudar a ciertas personas a tener mejor sexo?
Si necesitas cirugía estética para tener mejor sexo es que no vas a tener mejor sexo. Si no te gusta tu culo, si no te gustan tus tetas, si no te gusta tu vulva, si no te gustan tus pezones o el tamaño de tu ombligo es que tienes un problema, porque deben gustarte, porque son tuyos, y lo tuyo es lo mejor. Debe gustarte. No se debe atender a los modelos económicos y de sometimiento que nos obligan a escuchar para tener un cuerpo x. Y ahí el terror del porno.
Y más allá de nuestra propia belleza, ¿qué hay de la belleza del otro? ¿Cómo influye en el deseo?
En el momento en que admites tu propia belleza y la construcción de tu cuerpo, se te multiplican los modelos a querer y a disfrutar del cuerpo de los otros. Es decir, todo empieza cuando admites el no modelo. Además, a los hombres les da igual. Una teta así, o un culo de otra manera. Lo que más les excita es ver a la mujer disfrutar.
¿Qué modelo de hombre representa Vox?
Vox representa a un hombre que para sentirse viril necesita sentarse encima de un caballo.
¿Cuál es el mayor tabú sexual de España en 2019?
La no virgen. España venera a la virgen, lo cual es repugnante. Tenemos en cada pueblo a una virgen a la que se venera: la virgen del Carmen, la virgen del Pilar, la virgen de Montserrat, la virgen del Palo… se venera a una virgen en cada pueblo. La población venera a la virgen y es lo contrario de lo que tú y yo somos, porque tú no eres virgen y yo tampoco, y mi madre no es virgen, y tu madre no es virgen, y mi abuela no es virgen y la tuya tampoco. Que se venere a las vírgenes es el mayor problema sexual que tenemos todas.