El pacto ha estallado como una granada de mano: Carmena y Errejón han convocado primarias alternativas a las de Podemos y la reacción de Pablo Iglesias ha sido apocalíptica. “Nunca imaginé que iba a tener que interrumpir por unas horas mi permiso de paternidad por una razón tan triste”, ha esbozado en su comunicado, asegurando que se ha quedado “tocado” y que siente “vergüenza”. No ha faltado la cornada final: “Íñigo no es Manuela”. Todo en el quinto cumpleaños del partido que una vez fundaron juntos.
Casi dos años después de aquel Vistalegre maldito, estos viejos camaradas son más Caín y Abel que nunca. Los retrató exactos Frans Francken en Caín matando a Abel, allá entre el siglo XVI y el XVII -como puede verse hoy en el Museo del Prado-, pero no será hasta las elecciones que comprobemos quién es quién entre esos dos hermanos bíblicos, quién destruye a quién con este cisma. O quizá la relación fue siempre más vertical que horizontal y lo adecuado es señalar, como haría Freud, que Errejón ha “matado al padre”: ahí la expresión del psicoanalista para referirse a la conquista de la verdadera independencia y autonomía, superando lo inculcado y lo heredado, destronando a los mitos de la infancia.
Es lo que sucede en el mito griego de Cronos (hijo) y Urano (padre). Como cuenta Hesíodo en Teogonía, Cronos empezó odiando a Urano por su trato hacia Gea, su madre: cuando engendraba a sus retoños, Urano la obligaba a retenerlos en su seno sin que pudiesen ver la luz. Aquí la madre y el vástago que traman la venganza contra el tiránico progenitor: es decir, Carmena y Errejón aliándose para derrocar a Iglesias. Gea creó una gran hoz asesina y trató de buscar cómplices entre sus hijos para matar a Urano, pero sólo Cronos tuvo el coraje de dar el paso adelante y le tendió una emboscada: lo atacó con su arma y lo castró.
Cuenta el mito que de la sangre y el semen del padre traicionado surgieron los gigantes, las erinias y las melias. La hoz acabó en el mar: también los genitales amputados, generando una espuma en el océano que gestó a la mismísima Afrodita.
La virilidad reconcentrada del liderazgo de Iglesias ha sido esencial en la irritación y el despecho de Errejón: su personalismo, su escasa capacidad para el diálogo interno y para la cesión de poderes. Testosterona castigada con la hoz de Cronos-Errejón, quien ambicionaba el poder de su padre y la gestión del universo. Lo retrató Giorgio Vasari en 1564, en su obra Cronos castrando a su padre Urano.
Tras cortar sus genitales, gobernó durante la mitológica edad dorada, hasta ser él mismo derrocado más tarde y encerrado en el Tártaro. Hablarán las elecciones: ¿destronará alguien el equipo de Carmena?
Otras célebres traiciones
William Shakespeare, inspirado por la versión del historiador Suetonio, representaría esta desavenencia como ya lo hizo en su obra Julio César (1599), donde recrea la conspiración en contra del dictador romano, su homicidio y sus secuelas. Aquí Errejón sería Marco Junio Bruto, hijo de Servilia (amante de César), e Iglesias el mismísimo acuchillado de la corona de laurel. En el relato de Shakespeare, Julio César se ve acorralado por sus confabuladores y cuando ve que Bruto agarra el puñal, le pregunta: “Et tu, Bruté?”, es decir, “¿tú también, Bruto?”. Esa cita se usa hoy para describir la sensación de sorpresa y vulnerabilidad al ser traicionado por un ser cercano.
Lo cierto es que el dictador recibió 23 cortes y, bajo semejante ataque, los historiadores no acaban de confiar en los testigos de Suetonio, que esbozaron que había dicho “¿tú también, hijo?”. Pero César también se defendió e hirió a Bruto en el muslo como un punzón. Luego, ya sabiéndose herido de muerte, se cubrió la cara con la túnica, para alcanzar un último gesto de dignidad en vida.
Lo pintaron, entre otros, Vicenzo Camuccini, F. H. Fuger o Carl Theodor von Piloty: es un paisaje de deslealtad, merecida o no. En los últimos tiempos, la marca Podemos ha sido golpeada por la fragmentación interna del partido, por su posición endeble ante la problemática catalana y por una mala política simbólica -como el chalé de Galapagar-. Todos van abandonando un barco cada vez más débil. Ahora Errejón también.
El beso de Errejón
A ojos del núcleo duro de Podemos -Monedero por delante, lanzando pullas en su programa En la Frontera-, hoy Errejón protagoniza la obra de Caravaggio (1602) El beso de Judas, también conocida como La captura de Cristo o El prendimiento de Cristo. Ahí Juan el Apóstol, Jesús, Judas Iscariote, tres soldados y un hombre que sostiene una linterna -ciertos historiadores creen que es el propio artista autorretratándose-.
Pablo Iglesias aquí es Jesucristo vendido por su amigo, es más, por su apóstol, por su pequeño discípulo rebelado. Una puñalada a cambio de 30 monedas de plata. Es la ambición y la promesa de ascenso social lo que destroza la relación.