María Blanco: "No entiendo por qué una prostituta es una 'guarra' y una escritora no: ambas venden, una su sexo y otra su cerebro"
"Perseguir al putero, como quiere el PSOE, es una forma hipócrita de condenar a la prostituta" / "El tabú sexual de hoy es ver al hombre sólo como agresor".
27 enero, 2019 00:57María Blanco es doctora en Ciencias Económicas y Empresariales, profesora de Historia del Pensamiento Económico en la universidad CEU San Pablo, investigadora y autora de Afrodita Desenmascarada. Una defensa del feminismo liberal (Deusto). Es una intelectual brillante, discursiva y desprejuiciada que huye de las condenas morales y sabe que una mujer libre es aquella que se responsabiliza, que se hace cargo de sus aciertos y errores. Rechaza la victimización femenina: Blanco cree en reconocer el dolor y sobreponerse a él asertivamente, sin recibir trato preferente por parte del ala cálida del Estado. "Uno no se emancipa dependiendo de nadie", escribió en uno de sus ensayos. La independencia -lo asume- es una conquista.
¿Vivimos en la época de la hipersexualización o de la mojigatería? A veces no queda claro.
De las dos. Eso indica lo mal que afrontamos el sexo. Pienso en cómo habla Escohotado sobre sexo y, más allá de que estés de acuerdo con él o no, de que te parezca moral o inmoral… es un maestro porque habla con mucha naturalidad sobre todo. Debería ser así, nos enriqueceríamos todos hablando con naturalidad del sexo. Además es respetuoso, no es obsceno aunque sea explícito, y habla con afecto de las mujeres con las que ha estado. El hecho de que no se tome con naturalidad implica que para algunos sea tabú (para los mojigatos) y para otros un tabú superado (los que hipersexualizan), esto de “yo, todo”. Es como cuando tienes 14 años y te empiezas a pintar como una puerta. Ambas cosas me parecen un signo de disfunción.
¿Qué relación hay entre la mujer, el sexo y la religión: qué han hecho los credos con ella?
La religión va más allá de la fe. Hay que dejar claro que la fe es perfectamente respetable, pero hay que analizar qué hacen las religiones con esa fe y con sus feligreses. El hecho de que la mujer tenga que resguardarse es común a muchas religiones: hay otras donde la mujer es objeto sexual que sirve a los sacerdotes y punto. El resguardo de la mujer fue importante en su momento, ahora es anacrónico. Antes era fundamental que un hombre protegiese su linaje y su esperma. El que fecundaba a esa mujer quería saber seguro que ese hijo era suyo, no de otro. Ella era la portadora de sus descendientes y él la cuidaba a cambio de eso.
La biología nos enseña que el hecho de que nosotras tengamos un óvulo que baja cada mes y ellos millones de espermatozoides no explica el comportamiento habitual del hombre, pero sí una tendencia. El hombre puede fecundar a muchas mujeres, y de la mujer se esperaba que fuese fecundada por un sólo hombre. Y eso no era sólo bueno para el, sino para el pueblo, o la tribu, o la raza. Querían conservar. De ahí ese castigo que hacía de las mujeres dobles víctimas: lo peor para tu enemigo era violarles a las mujeres.
Nuestra posición por muchos siglos ha sido muy pasiva, hemos sido transmisoras de esa tradición. Hace mucho que no es así, afortunadamente, pero parte de la represión que aún existe en España y en Latinoamérica es una especie de herencia. Igual que la corbata procede del pañuelo que se ponían para montar a caballo. Una corbata no tiene sentido en sí misma (no es una prenda de vestir para cubrir algo, como los pantalones). Pues algo así pero aplicado al sexo. Todavía tenemos reminiscencias de una mentalidad ya no tradicional, sino muy rancia que procede de la Edad Media. Ya no tiene sentido: no tenemos que proteger la pureza de ninguna raza ni ninguna tribu. España, desde los fenicios, ha sido invadida siempre, gracias a dios. Somos un pueblo mezclado desde siempre.
¿Qué te hubiera gustado que te contasen sobre la sexualidad cuando eras adolescente? Algo que después aprendieses a trancas y a barrancas.
Mis padres son dos personas muy tradicionales… me habría asustado. Nunca me hablaron de sexo como un tabú, se habló de ello con naturalidad dentro de la moral tradicional. Cumplieron su función en ese sentido. La gran escuela sexual de mi generación eran los amigos y, luego, el terreno de juego. No sé qué me habría gustado que me contaran. Mi manera de mirar la vida siempre ha sido muy ingenua, en el sentido de que nunca entendí por qué, pudiendo hacerte bien, hay personas que van a hacerte daño. Es normal, ¿no? Somos muchos (ríe). A lo mejor me habría gustado que me contaran que hay gente mala, gente que te usa, hombres y mujeres. Una compañera de colegio que te invita a sur insta para atraer a chicos, si eres mona. O los chicos, no todos, que están contigo y te mienten para hacer una marca en su pistola. Me habría encantado que me dijeran “no seas boba, no seas idiota”. Es posible que lo hicieran y yo no hiciera caso. No tengo ninguna queja. Estuvieron en su rol, mis padres.
Creo que hay que educar en la naturalidad. En la salud sexual. Pero tenemos todavía mucha carga de una vieja represión: por ejemplo, que aún se mire al homosexual de manera rara o como si fuera un peligro me avergüenza. Mis hijos son abiertos porque tengo amigos homosexuales hombres y mujeres y jamás he ocultado que Fulanito es el novio de Menganito. Me da mucha vergüenza que esto a veces aún sea causa de risa, esto de “ah, el maricón”… Ese tipo de comentarios que se oyen en todos lados deberían dejar de ser noticia. Viene de la represión.
El polo opuesto tampoco es bueno, el que por intentar enseñar tolerancia se hipersexualice a los niños o se les fuerce a probar sin son gays o no, si se sienten bien con su cuerpo sexuado o no, cuál es su género frente a su sexo, si son cis o no, etc. A los niños no se les toca. A los niños hay que dejarles que investiguen. El instinto les llevará hacia su propia sexualidad, sin promocionar nada porque sea moderno. Seas homosexual, trans, hetero, seas monja o la virgen María. Ni lo hipertradicional ni lo hipermoderno: tienen que evolucionar por sí solos.
¿Y ahora, cómo valoras que la educación sexual para muchos comience por el porno? ¿Hay que legislar sobre esto para evitar el acceso tan fácil a los niños? Hoy son pornonativos: su primera experiencia con el sexo es el porno y eso les crea unos condicionantes que aplican a sus relaciones.
El porno para mí es un gran fraude. Cualquiera que haya practicado sexo sabe que no es eso. ¡Es una peli! Es un fraude, pero como Star Wars: es ficción. A las películas no les tienes que pedir que sean realidad, pero para algunas personas, el porno tiene su función. Para los adolescentes el porno es negativo porque se hacen una idea equivocada de lo que es el sexo; pero los niños… los niños son mi debilidad. La infancia es mi patria, como decía aquél. Y la exposición del sexo a los niños para mí es abuso sexual. Puede haber un accidente, claro: que entren al cuarto de sus padres, por ejemplo, pero que los niños tengan acceso al porno para mí es abuso sexual. Tiene que haber manera de restringirlo sin necesidad de prohibir el porno. También hay que proteger a esas mujeres y hombres esclavizados… hay que eliminar todos los delitos asociados al sexo. En la prostitución, la trata de personas (es terrible que exista en el siglo XXI) y las drogas y la pobreza; y lo mismo aplica al porno. Me guste más o menos, o me parezca más inmoral o moral, no se debería condenar
¿Crees que una mujer puede emanciparse sexualmente prostituyéndose, como dice Virgine Despentes?
Las mujeres no somos un colectivo, no tenemos intereses comunes, sí rasgos biológicos y psicológicos similares. Pero es que ni siquiera mis intereses hoy y con 20 años eran los mismos. Somos heterogéneas. Camille Paglia hablaba de la prostituta como una mujer poderosa que elige, que somete al hombre con su sexo y que recibe dinero por ello: esto seguro que se dará. Yo no podría ser prostituta por mi manera de entender el sexo ni por mis necesidades, pero es que las mujeres no somos iguales ni queremos que nos traten de la misma forma.
Esta es la mojigatería del siglo XXI, y es de izquierda, casi cosa de justicia poética. La izquierda lleva toda la vida intentando zafarse de la mojigatería de la derechona y ahora ejerce censura a quien no sea como ellos quieren o como ellas quieren. Censuran sexualmente igual que la derecha de toda la vida. Ahora parece que si te depilas, eres machista. Me da igual que la gente se depile o no, o que vistan como quieran. Nos hemos liberado de verdad. En Madrid ves a alguien vestida de monja y a otra persona vestida de putón verbenero ¡y da igual!, nadie te mira, o te miran pacíficamente. En mis 80 pasaba eso. Ahora meterían en la cárcel a todos los que cantaban esas canciones en los ochenta.
Entonces, ¿qué te parece la idea del PSOE de perseguir al putero? Al cliente de la prostitución.
Es una manera muy hipócrita de condenar a la prostituta. Si yo vendo mi voz, si soy cantante, y no está prohibido que yo cante pero sí que escuchen mis canciones… ya me contarás. Me están impidiendo ejercer mi actividad. Es hipócrita. Hay algunas feministas que están en contra de la prostitución, otras que no.
Pero es cierto que es una demanda masculina. Las mujeres no vamos a prostíbulos. De hecho, no hay prostíbulos de hombres.
Bueno, creo que hay más consumo de prostitución masculina por parte de mujeres del que parece, pero nosotras somos más prudentes.
Quizá de chicos de compañía.
Ya. Yo creo que no hay prostíbulos de hombres porque en general nuestra manera de elegir (pareja o con quién nos acostamos) es más sutil. No somos como los hombres. Es verdad que es difícil imaginar a una mujer en un pub con prostitutos, que se tome una copa y elija a uno… ¿qué tipo de mujer paga por sexo? Bueno, habrá mujeres que lo pasen mal, que estén solas y les apetezca. Hay una idea extendida, una idea falsísima, y es esa de que “nosotras no necesitamos el sexo”. ¡Por supuesto que sí! Habrá mujeres mayores, que no ligan, o que sean viudas, o casadas que no tienen sexo y que lo reclamen. En este último caso llega la infidelidad, que también es más ostentosa en hombres que en mujeres. De repente una mujer le pone los cuernos al marido y las hay que descubren las relaciones lésbicas. Se abren. No dudo que existan mujeres de 50, o de 30, o de 20, que tengan problemas para encontrar pareja sexual, o que quieran sentirse queridas, o que les dé vergüenza… y les vendrá muy bien pagar por sexo.
Me cuesta imaginar a una mujer viviendo la prostitución como un hombre. Leí un libro de Rosa Montero en el que una señora madura solicitaba los servicios de un prostituto como chico de compañía. Pero quería que fuese con ella a la ópera, a cenar, pasar la noche entera, dormir… no me imagino a una mujer teniendo sexo y poniendo el dinero encima de la mesilla al acabar.
Es esto tan sórdido de dejar el dinero encima de la mesa. Vi una serie de televisión sobre una scort que trabajaba en un bufete de abogados y ejercía la prostitución. Le dejaban los billetes como cuando pagas al psicólogo. ¿Por qué ahí hay sordidez y en otros casos no? No entiendo que sea sórdido pagar por sexo y no por ser modelo, por dar una clase de canto o de matemáticas. La modelo exhibe su cuerpo como percha para diseños, pero que cobre no es sórdido. Ah: sólo es sórdido si hay sexo de por medio. Quizá lo sórdido en realidad sea el dinero, quizá sea lo que parece que ensucia, y yo eso no lo veo.
Estoy escribiendo un ensayito para una revista chilena sobre prostitución y cuento que un tema es el dinero y otro el trabajo, porque si tú dices “yo soy terapeuta sexual”, no pasa nada. Si eres terapeuta y masturbas a un cliente porque estás ayudándole a encontrar sus estímulos, ¿es distinto a lo que hace una prostituta? Es una actividad laboral, ¿qué más da qué parte del cuerpo uses? Parece que es más importante el sexo que el cerebro. Cobrar por tener ideas está bien visto, pero ser hábil sexualmente no. Una prostituta es una guarra, pero una escritora o una profesora, no. No lo veo, no lo entiendo: ambas venden, una su sexo y otra su cerebro. La prostituta tiene un don como cualquier otro, y es ser hábil sexualmente.
Quizá esté relacionado también con que tradicionalmente asociamos el sexo a la afectividad. Las mujeres segregamos oxitocina. Hay reminiscencias biológicas.
Sí, pero es una mentalidad vinculada al futuro de la especie y es tribal totalmente. La píldora se descubrió hace mogollón, y hay muchos tipos de maternidad y de familia. Es una sociedad abierta.
¿Qué es, para María Blanco, una mujer libre?
Una mujer que toma sus decisiones y se hace cargo de sus aciertos y errores. Eso no quiere decir que cuando te vienen mal dadas no puedas pedir ayuda. Pero cuando te vienen mal dadas, sobre todo, te haces cargo: a veces es porque te toca la china (puede ser algo inesperado, o injusto) y a veces a consecuencia de una mala decisión, pero cuando te pasa eso, asumes. Te haces responsable. Es lo mismo para un hombre libre. En esos casos, hacerse cargo implica también hacerse cargo de los propios complejos, mirarlos a la cara, ponerles nombre, encontrarles una causa y colocarlos como cuando ordenas el armario. Hacer un Marie Kondo de los complejos y quitar los que te perjudican, y, los que no puedes, pues entender por qué están ahí. Si no hacemos esto nos convertimos en la peor versión de nosotros mismos.
¿A quién ha beneficiado la liberación sexual? Parece que la mujer, tras liberarse, fue enseguida cosificada y que su presunta liberación ha servido al capitalismo. No sé, toda la publicidad, o, en su momento, las revistas de tetas.
Esas mujeres que dices de las revistas de tetas querían ser cosificadas. Entiendo lo que dices con “cosificación” y es verdad que se usa a las mujeres para vender todo, pero a los hombres, cada vez más, Lleva un momento en el que la publicidad lo que hace es utilizar la belleza.
Decía también Paglia que el gran error del feminismo moderno es rechazar la belleza, o criminalizarla.
Claro: por ejemplo, la femme fatale es consciente de que el hombre la mira por su sexo. Yo estoy de acuerdo en que a veces aplaudimos la cosificación de la mujer de mala manera, pero por otro lado hay muchas mujeres a las que se considera cosificadas y ellas están encantadas de cosificarse. Para mí no es censurable. A mí hay cosas que no me gustan, porque el exhibicionismo no me va, pero no me parece censurable. No seré yo quien establezca un juicio de valor.
Para mí la cosificación existe cuando una mujer que no quiere ser cosificada es vista y tratada como un objeto sexual. ¿Por qué no consideramos que las modelos de cremas de manos están cosificadas? ¿Es una cosificación de sus manos? Con las tetas se tiene más claro. Volvemos a la idea de que el sexo tiene algo tan especial que no puede tratarse de la misma manera que el resto de partes del cuerpo. ¿Por qué unos órganos sí y otros no? Facebook no deja enseñar pezones, pero los antiaborto muestran embriones y escenas horribles… pero ah, eso está bien. El capitalismo hace negocio de las mujeres, sí, y también de los niños y de los ancianos y de todo, por una razón: tenemos necesidades que cubrir y todos somos un reclamo para otros. El anciano, porque enternece, el niño, para las navidades, los pobres, para las ONG.
A veces veo anuncios de niños pobres que están “vendiendo” tareas de ONG -que están en el ojo del huracán por escándalos- y me parece doble fraude: uno, la malversación, y dos, el uso de niños pobres, que tienen derecho a su intimidad. Se hace negocio de todo, pero eso ha permitido que existan productos más concretos y personalizados: sillitas para niños, taladradoras eléctricas para mujeres… productos específicos, porque la tecnología juega a nuestro favor. ¿Pensamos que quienes desarrollan una aplicación para ancianos no lo están haciendo con ánimo de lucro? Claro, pero no por eso pienso que lo están cosificando. En cuanto a los anuncios de mujeres, creo que si la mujer protagonista no está de acuerdo, lo que tiene que hacer es parar los pies. El capitalismo, afortunadamente, hace que esto no sea ya la ley del más fuerte: nosotras somos mejores en estrategia, por ejemplo, y eso nos ha favorecido. Lo que hay que procurar siempre es la igualdad ante la ley. Lo que hay que revisar es la desprotección legal: fui a Chile y no sabía que no eran iguales ante la ley. Eso es gravísimo.
¿Cómo ha cambiado la seducción desde que tenías 16 años hasta ahora? ¿Crees que los hombres han estado ligando mal?
(Risas). Ahora se ha dado el fenómeno de las relaciones sexuales instantáneas. Ahí no hay seducción, sino la complicidad del consentimiento y una relación sexual que no vincula afectivamente, sino que es puro disfrute y divertimento. En mi época sí había de eso, pero no era tan frecuente. No sé si va a tener consecuencias positivas o negativas, no voy a establecer un juicio, pero veo novedades a mi alrededor: una chica se acuesta con un tipo y no le vuelve a ver, y no pasa nada. Ahora bien, la seducción sigue existiendo y sigue siendo igual. El cortejo, por hablar en términos animales. Las miradas, los roces, ese tipo de cosas. Tal vez ahora no te acercan la silla ni te abren la puerta, o sí, pero se trata de hacer cosas para llamar la atención del otro. Los chicos siguen teniendo su canción favorita. “Esta es nuestra canción”. A lo mejor la seducción evoluciona, pero somos animales: va a haber cortejo siempre.
¿Qué tabú sexual tenemos en la España de 2019?
El tabú sexual de 2019 es ver al hombre como agresor, o, mejor dicho, pensar que el hombre no se siente agredido. Ver al hombre sólo como agresor. Cuando hablamos de seducción, siempre pensamos que el hombre no va a sentirse acosado si una mujer insiste e insiste. Nosotras somos las que nos podemos sentir mal o bien. No es así: el hombre tiene un lado vulnerable enorme, pero siempre pasa que las feministas miramos por nosotras mismas y los machistas tienen eso de “los tíos no lloran”, así que tampoco lo han mirado. El lado vulnerable del hombre está mucho menos atendido que el de las mujeres. Se le atribuye un rol que a veces no le va.
El del macho ibérico cargado de testosterona.
Sí, y a veces… las mujeres estamos con lo de “no, no, yo domino, yo encima, yo soy la que te follo a ti”, pero cuando no encuentras al tío que quieres encontrar es como: ¡qué flojo! Y le haces sentir mal. Somos un poco zorras.
¿Qué es lo que los hombres desconocen aún de la sexualidad femenina? ¿De qué no se han enterado?
De que es más parecida a la suya de lo que parece. Muchas mujeres tampoco se han enterado. Si los hombres no conocen la sexualidad femenina en parte es porque las mujeres, al menos en España, no tenemos ni idea de cómo es nuestra sexualidad. Casi peor que considerar guarra a la mujer que hace con su cuerpo lo que quiere es no conocer nuestra propia sexualidad. Es pensar que eso es algo malo. O pensar que tu sexualidad es el estándar. Yo arrasaría el estándar: lo borraría. Que cada cual busque su camino sexual. ¿Por qué es más fácil hablar de la masturbación de los hombres que de la de las mujeres? Damos por hecho que todo hombre se masturba, pero, ¿qué pasa con nosotras? ¿Cuántas madres asumen que sus hijas se masturban? Tenemos que hablar más.
¿A qué edad se desexualiza a la mujer? ¿Te da la sensación de que va menguando la edad de atractivo? Mientras esto sucede, se sexualiza cada vez más a las niñas. Se ve en el porno: la demanda es cada vez pubis más estrechos, con más aspecto infantil… es repugnante.
La primera parte no la veo así. Mira Madonna. ¡Julia Roberts! Dime que no es sexy. Hay muchísimas mujeres de más de 50 muy atractivas, pregúntale a cualquier hombre. Creo que los chicos de 30 y los hombres de 40 de repente miran mucho a las mujeres más mayores. La segunda parte de la pregunta me preocupa y creo que tienes toda la razón. Tiene que haber una reacción de la gente, de los consumidores y las empresas: ¿qué es eso de sacar modelos sexualizadas desde niñas? Es terrible.