Machismo en la carrera de Literatura de la UNED: las escritoras no existen
En esta carrera de la UNED sólo hay una lectura femenina obligatoria: Pardo Bazán. ¿Libertad de cátedra o incumplimiento de la Ley de Igualdad?
13 febrero, 2019 02:51En el temario de la carrera de Lengua y Literatura de la UNED están todos. Jorge Manrique, Lope de Vega, Quevedo, Góngora, Gustavo Adolfo Bécquer, Valle Inclán, Pablo Neruda, García Márquez, Caballero Bonald, Unamuno, Lorca, Mario Vargas Llosa, Borges, Carpentier, Onetti, César Vallejo. Todos los fundamentales. Sin embargo, en las lecturas obligatorias de este grado -que pertenece a la Facultad de Filología- sólo aparece una autora: Emilia Pardo Bazán, correspondiente a la asignatura Textos literarios modernos.
Sorprende, tratándose de un organismo público, este desdén hacia la inclusión de escritoras en los programas -algunos de los libros de texto recomendados por la UNED sí los firman autoras, pero en ningún caso obras literarias-. La única manera de leer el trabajo de una escritora es eligiendo una optativa en el primer semestre del último curso: Literatura española y género, donde la bibliografía básica propone a Carmen Martín Gaite (Entre visillos) y Carmen Laforet (Nada). Ningún docente parece considerar que la lectura estas autoras haya de ser obligatoria para aprobar ninguna asignatura.
Algunas alumnas han empezado a quejarse al notar esta ausencia. La estudiante Bárbara Fernández ha alertado sobre esta discriminación de género: “Yo ya hice primero y hasta ahora hemos dado bastante literatura, al menos unos diez libros. Y empecé a pensar, ya sobre el quinto libro: ‘uy, hasta ahora no me han dado a leer a ninguna autora’, así que comprobé el temario de todos los años, y ¡ni una!”, explica a este periódico. “Bueno, el otro día vi que este año los alumnos de primero sí leerán a Emilia Pardo Bazán, pero es novedad, porque el año pasado no la dimos. La carrera abarca desde la época medieval hasta ahora. En toda la Historia no han encontrado una mujer que sea digna de leer”.
"Sólo tenemos la visión de ellos"
Fernández ha empezado a movilizarse consultando al delegado de estudiantes. Necesita llamar la atención sobre esta cuestión. “La universidad tiene un plan de Igualdad. Como organismo público están obligados. Me parece increíble que una universidad pública perpetúe la invisibilidad total de las mujeres. Es como no contar con la visión de la mitad de la población”, explica Fernández. “La literatura, al final, es un poco eso: va reflejando la vida en cada momento, y la visión que tenemos es únicamente la de ellos. Es verdad que en los manuales que utilizamos sí hay autoras, ¡faltaría más!, pero la proporción sigue siendo mínima: de cada diez, una”.
La alumna ironiza: “La verdad es que siempre nos vamos a acordar de las autoras que hemos estudiado en nuestra vida, porque no habrán sido más de tres”. Le indigna la elección de la optativa de género -en la que se incluyen a Laforet o Martín Gaite-: “Sí, las meten como con calzador… para quedar bien, pero siempre de forma opcional”.
Este periódico se ha puesto en contacto con Ana Freire, la encargada del departamento de Literatura de la UNED. Cuenta que fue ella quien incluyó este año a Emilia Pardo Bazán: “El año pasado, la lectura obligatoria ahí era Doña Perfecta, de Galdós, y este año la hemos sustituido por La Tribuna”, explica. “En principio, cada profesor tiene libertad de cátedra para decidir las lecturas que pone en sus asignaturas, de acuerdo con los programas".
Libertad de cátedra vs Ley de Igualdad 2007
El reto aquí es compaginar el derecho a la libertad de cátedra con el respeto a la Ley de Igualdad 2007, en su artículo 24, que se refiere a la "integración del principio de igualdad en la política de educación". No es la primera vez que se incumple: se la ignora recurrentemente, ahí el caso de la RAE. Ojo al punto 24.f de esta ley, que obliga a procurar "el establecimiento de medidas educativas destinadas al reconocimiento y enseñanza del papel de las mujeres en la Historia". Freire supone que muchos de los -y las- docentes "no se habrán planteado si elegían a hombres o a mujeres: otros habrán destacado, simplemente, a los autores que había en la época”. Sí, pero, ¿qué hay de los tiempos contemporáneos? Es cierto que en el Siglo de Oro es más complicado encontrar autoras, pero, ¿qué sucede con las escritoras recientes?
“Algunas han estado muy apartadas. También hay que ver lo que escribieron en su momento y la actualidad que puedan tener hoy. Hay que estudiar no sólo a la escritora, sino el papel de la mujer. Por ejemplo, ahora estoy dirigiendo un trabajo sobre una actriz del XIX que representó las obras de los principales dramaturgos del momento, María Tubau. Hay que ir sacándolas del olvido… paulatinamente”, señala Freire.
“Mi sensación es que los profesores han intentado buscar lo relevante de los movimientos literarios. Claro que hay que destacar a más mujeres, pero es un proceso. Creo que es interesante comentar esta cuestión en el consejo del departamento. Hay vida más allá de la lectura obligatoria: nosotros sí hacemos muchos análisis del personaje femenino de las obras escritas por hombres. Quizá sería una pena que por incluir a una autora de ese momento cuyo mensaje no dice nada tan a favor de las mujeres nos carguemos, por ejemplo, un Fortunata y Jacinta de Galdós”. Se refiere la experta, de nuevo, a las mujeres como musas, como objeto literario, pero en el temario se las sigue echando en falta como sujeto.
A este respecto, Ana Freire subraya dos puntos que considera importantes: “En este departamento, precisamente, se está llevando a cabo un proyecto de investigación llamado ‘Bieces’: es sobre escritoras españolas hasta el siglo XVIII. Estamos trabajando muchísimo en ello. Por otro lado, yo dirijo personalmente el portal de Emilia Pardo Bazán en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, que no hay más que preguntarles cuántas consultas tiene. He dirigido muchos trabajos sobre autoras”, asevera. “No obstante, la paridad es un hecho que no se da, por eso es difícil trasladarlo a los programas. A veces hay que sacar de donde no existía. Es positivo sensibilizar a quienes no han caído en esto”.