Minuto 78 del Atlético de Madrid - Juventus. Bota Thomas un córner, remata de cabeza Morata y el balón impacta en el tobillo derecho de Mandzukic, quedándose muerto, al borde del área pequeña, para que Giménez empale un derechazo y adelante a los colchoneros en el marcador. En la banda, Simeone estalla, se gira hacia la grada y se agarra el paquete a dos manos. La explosión de júbilo se convierte en un gesto machirulo, en una celebración obscena. "Significa que tenemos huevos. Muchos huevos. Ya lo he hice en alguna ocasión de jugador", explicó luego el entrenador del Atleti en rueda de prensa.
¿Pero qué se esconde, en realidad, detrás de ese cojonismo del Cholo? ¿Es un aspaviento fruto de la tensión de un partido de Champions League o se trata de una secuencia que desprende cierto tufo machista? Empecemos por el significado de la expresión: echarle huevos es símbolo de valentía, de coraje, de esfuerzo; un eufemismo para referirse a los genitales masculinos que se ha entendido tradicionalmente como un gesto de mascuilinidad, de te voy a ganar porque sí.
Según un estudio de María Isabel Jociles, doctora en Sociología e investigadora del Departamento de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid, la naturalización de la masculinidad "tiene plasmaciones en los comportamientos, y principalmente en comportamientos en torno a la genitalidad". Es decir, los hombres piensan, a veces, que "ciertas características y/o valores de la virilidad emanaran del cuerpo y, en particular, de los genitales masculinos: la valentía, la voluntad, el poder y/o la fuerza".
Y todo ello se refleja a través del lenguaje, de expresiones como “Lo hago porque me sale de los cojones” o “No tienes huevos para hacer eso”. "Pero, al mismo tiempo", continúa Jociles, "hay una serie de prácticas o conductas que ponen de manifiesto que esos valores y características de la masculinidad se quieren expresar a través del cuerpo y, en especial, de los genitales, de manera que éstos se erigen en la metáfora y la metonimia de la masculinidad".
Cultura del honor y la dignidad
"Echarle huevos" por valentía también tiene que ver con la cultura del honor, con la reacción que provoca un insulto o un reto -en el caso de Simeone tiene que ver más con el segundo supuesto- en un hombre: el cuerpo responde al estrés y al estímulo de lucha segregando testosterona y cortisol. Esto lo comprobó Dov Cohen, investigador de la Universidad de Illinois (EEUU), en un estudio publicado en 1996 tomando como ejemplo el comportamiento de sus alumnos frente a una situación forzada.
Mientras que la actitud predominante entre los miembros de una cultura de la dignidad -aquellos que mantienen el decoro en cualquier tipo de circunstancia- era de "diversión", los representantes de la cultura del honor mostraban una mayor posibilidad de responder a través de una "respuesta física".
No obstante, ni por muy importante que fuese el gol de Giménez para el Atleti, puede aplaudirse la celebración de Simeone; y aun menos mal que no lo hizo dirigiéndose a alguno de los árbitros -el Atleti protestó mucho un gol anulado a Morata- o de los rivales. El suyo fue un mensaje no verbal, un gesto aislado, como lo puede ser también el llamado manspreading, que no se escapa de la asociación con un comportamiento machista.
Estas acciones no verbales, como señalaron a este periódico José Luis Cavañete y Paula Cavañete, analistas de comportamiento aplicado, tienen que ver con los “énfasis en movimientos pélvicos, autocontactos ampliados y explícitos sobre el pene y heterocontactos provocados”, pero teniendo en cuenta que “la catalogación de una persona como un perfil machista es una cosa, un discurso machista es otra y una expresión machista es otra”. “Los dos últimos pueden ser circunstanciales, por ejemplo, condicionados por imitación del grupo, pero el primero pertenece al mundo de la personalidad y es en gran parte un producto cultural que debemos corregir de modo global”, explicaron.
Lo cierto es que en el mundo del fútbol -y en general en el deporte- está más que extendida la expresión de "tenemos que echarle huevos", entendida esta como la necesidad de salir al campo con mayor intensidad que el rival. Algunos, de hecho, parece que se entregan más a la tarea de ponerle cojones que a desplegar un juego vistoso y bueno. Los huevos son uno de los principales ingredientes de la filosofía cholista y en su caso parece más obvio que nunca la necesidad de agarrarse el paquete para refrendar sus decisiones; en este caso, sacar al campo a Koke y Diego Costa, que llevaban un mes sin jugar.
¿Dónde cabría entonces situar el comportamiento del Cholo? Parece más bien un hecho circunstancial que otra cosa más grave, pero lo que también ha demostrado es que presumir de cojones no es exclusivo del macho español.