Méndez de Vigo, por una Cultura de las tapas (y sin leer el Quijote): aquí sus 10 grandes hits
El exministro abandona la política. Repasamos los mejores momentos del político campechano y Barón de Claret.
11 marzo, 2019 18:38Íñigo Méndez de Vigo, barón de Claret y exministro de Educación, Cultura y Deporte, abandona la política: así lo ha anunciado este lunes en un acto de los populares en Palencia. Fue él quien protagonizó el relevo del denostadísimo Wert, que había dinamitado por completo las relaciones del Gobierno con la industria cultural, muy especialmente con la cinematográfica. A partir de ese barro, sólo se podía mejorar. Y lo cierto es que Méndez de Vigo se encargó de segregar una inolvidable estela de hits ibéricos, a pesar de encomendar su gestión a la “imaginación de los ciudadanos”, porque presupuesto había bien poco.
Dejó bien claras sus filias folclóricas: desde El novio de la muerte a las tapas. Ahí su gran patrimonio, su fascinante imaginario español. Conocimos también de su afecto por las clases altas -ojo a su propuesta acerca del Archivo Histórico de la Nobleza o la polémica sobre el inviable Palacio del Infantado- y de sus magnos olvidos: recuerden cuando se le pasó dedicar sus condolencias a la familia de Chiquito de la Calzada o felicitar al cine español por inaugurar Cannes el pasado año. Un despiporre. Méndez de Vigo tragó con la rueda de la SGAE, pero, eso sí, se le “rompió el corazón” con la exhumación de Dalí. Aquí algunos de sus grandes momentazos:
1. Vivan las tapas
Una de las grandes propuestas del que fuera ministro Méndez de Vigo fue el hacer de las tapas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ya en 2016 se lo proponía a la directora general de la Unesco Irina Bokova, argumentando que “aunque vienen de una esfera localista, hoy se han convertido en algo que pertenece al idioma universal”. Más tarde esta idea volvió a sorprender entre los Presupuestos Generales del Estado culturales para 2017: ahí una inversión de 40.000 euros para la promoción de las tapas.
De la candidatura se encargó la Real Academia de Gastronomía. Su presidente, Rafael Ansón, recordó que “comer hablando y tapeando” es “cultura”: “Es mucho más que comida. Se puede comer con la mano para coger la copa en la otra. Es importante mantener la palabra “España”. Porque en el resto del mundo no se toman tapas”, alicató.
2. Un enamorado de Miguel Hernández
Marzo de 2017. Homenaje a Miguel Hernández en el IES Beatriz Galindo, en la calle Claudio Coello. Participó Méndez de Vigo, refiriéndose a la elegía del poeta a Ramón Sijé: “A las aladas almas de las rosas… / de almendro de nata te requiero, / que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero”. La llamó “la más hermosa elegía en lengua castellana”. También recitó unos versos de El rayo que no cesa: "Tengo estos huesos hechos a las penas, y a las cavilaciones estas sienes...".
3. El novio de la muerte
Méndez de Vigo salió en abril de 2018 a partirse el rostro por El novio de la muerte, cuando una senadora de ERC llamó a este himno “muestra indudable de nacionalcatolicismo” y expresó que “honra los mejores tiempos del No-do”. Él subrayó que el canto legionario “forma parte de las tradiciones culturales españolas”. Para Méndez de Vigo, era la senadora de ERC la que actúa como "la vieja izquierda" al decirle a la gente lo que tiene que hacer y cantar. El ministro explicó que le gusta cantar y que canta siempre, como cuando va al rugby e interpreta la canción de Loquillo "Feo, fuerte y formal", himno oficioso de la selección, o cuando va al tenis, a la Copa Davis, y entona el "Viva España".
Citó entonces un dicho alemán: “Donde encuentres una canción quédate, porque las buenas personas saben cantar, las malas no: ponen mala cara”. En cuanto a la procesión del Cristo de la Buena Muerte, conocido como el Cristo de Mena, alegó que se sentía “muy orgulloso” porque le habían hecho cofrade y que, sin duda, volvería en los años posteriores. Pretendía llevar a la senadora de ERC para que se contagiase “de sentimiento y de fe”.
4. Pero… ¿se leyó El Quijote?
En abril de 2016, los diputados abrían el Hemiciclo para celebrar a Cervantes, pero suspendieron en los conocimientos sobre su obra, preguntados por EL ESPAÑOL en un pequeño test. Especial mención a Méndez de Vigo, que no supo contestar a la pregunta sobre el verdadero nombre de Don Quijote (Alonso Quijano): bufó y salió huyendo en IV centenario del gran autor de las letras castellanas. Mucha verbena y poca lectura.
5. La polémica del Palacio del Infantado
Corría diciembre del año 2017 cuando Méndez de Vigo masticaba un plan: construir una vivienda de lujo en el Palacio del Infantado. Para el duque. El proyecto, que costaba 20.000 euros, incumplía con la normativa urbanística. Ojo, sólo la redacción del proyecto, porque la consecución total del plan iba a alcanzar los 500.000. Ante las críticas del PSOE, que le acusaban de estar explotando “un reducto de la nobleza para fiestas de lujo”, él respondió que “en la escritura de cesión del Palacio del Infantado al Estado, en la estipulación segunda, se establece que la familia del duque podrá habitar con carácter ocasional [el palacio] y usará el museo como archivo familiar una vez finalizadas las obras”. Finalmente no pudo llevarse a cabo. 20.000 euros perdidos de las arcas públicas.
6. Cine, cine, más cine por favor
Pongámonos en antecedentes. Septiembre de 2015, Fernando Trueba la lía en la entrega del Premio Nacional de Cinematografía con aquel discurso en el que aseguró que no se sentía español. Un año después la performance todavía coleaba y en Cultura no se querían arriesgar, así que en la entrega del galardón en pleno Festival de Cine de San Sebastián a Ángela Molina salió al escenario el Ministro Campechano para dar rienda suelta a su pasión por el cante… y por Aute.
Méndez de Vigo agarró el micrófono y pidió a Molina que se le uniera para entonar aquello de "Cine, cine, cine, / más cine por favor, / que todo en la vida es cine / que todo en la vida es cine / y los sueños, / cine son". Entre el ridículo y un intento de acercamiento a una industria a la que Wert había crucificado.
7. Ni un mensaje al cine español
Lo de cantar se le da bien, el Twitter un poco peor. Al menos cuando se refiere a dejar mensajes de apoyo al cine español, porque cuando ganaba Nadal un grand slam le faltaba tiempo para dejar una celebración en 140 caracteres.
Para nuestros actores y directores no tenía tanta disponibilidad. Ni rastro de Méndez de Vigo cuando Penélope Cruz ganó el Cesar Honorífico en Francia, o cuando el año pasado un reparto de estrellas españolas (entre ellas Cruz, Bardem, Bárbara Lennie o Eduard Fernández) inauguraba el Festival de Cannes con Todos lo saben.
8. Leyendo en la moción de censura
Méndez de Vigo, amante también del refranero español, debió pensar aquello de que ‘a palabras necias oídos sordos’ en la primera moción de censura a Mariano Rajoy. El entonces ministro despreció a Irene Montero en su turno de palabra, se puso sus gafas, sacó un libro y allí que se quedó en el hemiciclo leyendo tranquilamente Cervantes y el trasfondo jurídico del Quijote (Thomson Reuters), de su mentor Luis María Cazorla Prieto. Un libro sobre los pleitos legales a los que se enfrentó Cervantes y que le entretuvo el día de aquella moción -fallida- a su jefe.
9. ¿Davos, qué es eso?
2018 fue el año europeo del Patrimonio Cultural, ¿se enteraron? No se preocupen, Méndez de Vigo tampoco, o al menos no hizo nada para celebrarlo. Ni siquiera ir a la reunión de todos los Ministros de Cultura en Davos en la que se plantearía la estrategia común en la defensa del patrimonio. No se dio ningún motivo más que “cuestiones de agenda” y la oposición se lanzó a la yugular calificándolo de “vergüenza”, “negligencia” y “despropósito” la ausencia de Méndez de Vigo en la cumbre.
10. Un archivo para la nobleza
En una de las bromas más recordadas de los Goya presentados por Dani Rovira el cómico sacó un pergamino interminable para leer la lista de apellidos de Méndez de Vigo. Se refería a la ‘buena familia’ de la que provenía. De hecho, el ministro campechano tiene título nobiliario, el de Barón de Claret. Quizás por ello se sacó de la manga una medida que produjo el sonrojo de muchos, la creación del Archivo Histórico de la Nobleza que incluyó en su famoso plan 2020 y que pretendía “dotar a este archivo de la misma personalidad jurídica que el resto de los Archivos Estatales para que asuma formalmente la autonomía de gestión que tiene en la práctica”.