Teresa Lozano y Zua Méndez, las Towanda Rebels, son una enciclopedia feminista oral: toda una clase magistral sobre la cultura de la violación, el abolicionismo de la prostitución, el veneno didáctico del porno o el poder clitoriano. Y lo mejor: al alcance de cualquiera. Mastican la filosofía dura -las reflexiones más exigentes- y la traen a pie de calle, volviéndola tan asequible como este refresco en la terraza de un hotel frente a Atocha, donde empezamos a charlar.
Publican libros -ahí su Hola, guerrera (Aguilar)-, dan charlas por todo el país a favor de la igualdad, lanzan vídeos virales para concienciar al último de los españolitos y son sólo radicales para quien no quiere entenderlas. Rebeldes, lúcidas, sensibles. Necesariamente molestas. Las Towanda poseen el discurso diáfano sobre el feminismo del que la política actual adolece.
¿Qué es el sexo y cuánto hay en él de poder?
Teresa: Es una pregunta que lanzamos en las charlas que damos sobre prostitución, pornografía, etc. Y siempre nos sorprende lo complicado que es, tanto entre gente mayor como entre gente joven, que se hable de “deseo”. Parece que los más avispados y las más avispadas tienen ya presente el tema del “consentimiento”, pero no el del “deseo”.
Zua: Claro, sólo con el “consentimiento” no es sexo, o al menos no es sexo igualitario, o no es lo que el feminismo entiende por sexo. Una relación entre dos, tres, personas, cuatro, las que queramos, pero con deseo por todas las partes. No puede ser que sólo una parte, el hombre, desee, que sea él el sujeto deseante y la mujer sea el objeto complaciente (y la que consiente). No puede ser que el mandato para las mujeres sea consentir y complacer siempre.
Teresa: Y lo del dominio, que viene del poder, es una consecuencia patriarcal. La dominación que teníamos fuera del sexo está también fuera del sexo, y ahora que la dominación parece que en sociedades formalmente igualitarias no tiene tanta cabida, se sigue manteniendo en el sexo. Es una manera de seguir controlándonos. Y también porque lo hemos interiorizado las propias mujeres. Si hablamos de deseo, tenemos que hablar de cómo se construye.
Zua: Sí, a través de las experiencias que vives pero también a través de tu socialización y de cómo te venden el sexo. Porque en una sociedad donde no se habla de sexo, donde todavía parece algo oscuro, que está tapado, que no se habla con normalidad entre padres e hijos, que siempre tiene ese halo de “uy, uy, uy, lo prohibido, lo transgresor...”, realmente en el campo de la desinformación el que triunfa es el que hace negocio de esa curiosidad. Al final no podemos culpar a los chavales por querer saber o conocer: no podemos culpar a los chicos por ver pornografía si nadie les habla de sexo, ni del deseo, y si además notan que es algo que tiene que ver con lo adulto, con lo íntimo, con eso que parece un secreto. El gran secreto a voces que es el sexo.
En este sentido, ¿cómo incluiríais la educación sexual en los colegios? ¿Cómo intervenir para aliviar el drama de los pornonativos y de la concepción que tienen los jóvenes del sexo?
Teresa: Es que es tremendo. De esto se habla poco, pero una educación sexoafectiva sería lo suyo, y eso no es sólo hablar sobre sexo. Cuando eres muy pequeño, muy pequeña, es muy importante que te digan que tu cuerpo es tuyo y que nadie tiene derecho a tocarlo, sobre todo, nuestras partes íntimas, etc. Eso es educar en sexualidad. Y es una forma de prevenir el abuso sexual. Y también, antes de la pubertad, hablar de otras cosas (porque luego se te escapan, enseguida empiezan a consumir porno, a los 10 años). Decirles: la pornografía existe. Y analizar la pornografía. No se trata de prohibir, no de prohibir “porque sí”, sino de que entiendan lo que es el sexo realmente para que cuando lleguen a esa pornografía la vean desde otro punto de vista. Sobre todo porque ahora acceden a ella antes siquiera del primer beso.
Zua: Yo creo que es fundamental que se enseñe el sexo no desde la concepción del peligro. No sólo desde el “no quedarse embarazada, no contraer enfermedades de transmisión sexual...”. No puede quedarse ahí la educación. El sexo es parte de la comunicación entre personas. Igual que les enseñamos las normas básicas de convivencia, los límites, la empatía… tenemos que hablarles de sexo. Si pedimos un café con empatía, ¿cómo no vamos a follar con empatía? También está el punto de vista anatómico. Es una vergüenza que en nuestros libros de biología no aparezca el órgano sexual femenino, que no es el aparato reproductor femenino. En la mujer el sexo y la reproducción van por órganos diferentes, no como en el hombre. Hablo del clítoris. Vamos a los institutos y no saben cómo es, ni dónde está, ni se le espera. Nuestra anatomía está invisibilizada. Tienen que saber que el sexo empieza en ellas y que tienen que conocer su propio placer.
Teresa: Casi todas las niñas sabemos perfectamente cómo se hace una paja desde el minuto uno, desde que entramos en la sexualidad. Porque todo gira en torno al falo, herencia de la pornografía. Pero muy pocas niñas saben cómo masturbarse, cómo darse placer, cómo pedir. Hay que saber pedir, y para pedir tienes que saber lo que te gusta. Pero a ti te están diciendo “te tiene que gustar esto”. Por eso cuando dicen que la pornografía es libertad, me río. ¿Qué libertad, si responde a una partitura impuesta? No te puedes salir de ahí.
¿Se puede intervenir legalmente la pornografía?
Teresa: Por supuesto que se puede. Yo la restringiría hasta los 18, como el voto, como el alcohol. Pero fíjate, lo digo y lo digo con duda, porque pienso ¿estaré siendo una moralista? Nos han inoculado esa idea también. Cuando tenemos un pensamiento crítico acerca de la sexualidad, es un pensamiento que tiene que ser retrógrado por fuerza, y no, creo que todo lo contrario.
¿Cómo reconocer a un machista durante el sexo?
Teresa: Un machista no escucha.
Zua: Un machista hace una performance atlética. Quiere ser el macho man, te va cambiando de posturas. No hay piel ahí. Es un tío que dice “ahora te voy a comer el coño tres segundos para que tú estés 20 minutos comiéndome la polla”, y te baja la cabeza así, te aprieta hacia abajo, luego te pone en una postura… tú no estás, está manejándote, tú podrías ser cualquier cosa.
Teresa: Un machista o un yonqui del porno se está viendo a él mismo haciendo esa performance.
Zua: Es el actor de sus pelis.
Teresa: No hay comunicación, no hay empatía. Es aburrido porque es mecánico.
Zua: Y el “mira cómo te estoy dando, mira qué fuerte”. El “¿A que te gusta; cuánto te gusta?”. Un tío que te está preguntando todo el rato queriendo inducirte la respuesta. Todo el rato te pregunta por su pene. Imagínate que le dices: “No”. ¿Qué pasaría? Gatillazo. Su ego es muy frágil. Y si hay gatillazo, la culpa es nuestra, claro. “No le gusto lo suficiente, algo he hecho mal”… si él no consigue eyacular es un drama, pero ¿cuántas veces las mujeres no lo hacemos y aquí no pasa nada?
Teresa: El mandato que nos han dado es que el sexo finaliza cuando el hombre eyacula. Y que el sexo comienza con algo que llamamos “preliminares” pero es sexo.
Zua: Con los preliminares muchas mujeres tenemos orgasmos. Yo hablaría ahí de “relaciones completas”, no como dicen las sentencias judiciales, que se refieren a que una relación completa es la penetración. Guau con las sentencias judiciales.
¿Qué hay del chantaje del condón?
Zua: No se habla mucho de la violencia que se genera contra las mujeres con el uso del condón. Se da en muchos casos. El primero es el chantaje emocional: “Me gustas mucho, contigo es especial, contigo no hace falta, no pasa nada, yo controlo...”. Mentiras. “Quiero sentir tu piel...”. ¿Qué me estás contando?
Teresa: Y el “es que con condón se me baja”.
Zua: ¿Cuántas de nosotras, después de ceder, al día siguiente estaba cagada de miedo?
Teresa: Y esto enlaza con algo que también es violencia sexual y es que parece que las enfermedades de transmisión sexual no van con los hombres. Con algunas a ellos no les pasa absolutamente nada y en nosotros puede desarrollarse en un cáncer, etc. Eso es añadido. Para nosotras es mucho más arriesgado. Y luego está lo de quitarse el condón sin avisar.
Se está penando. En Berlín se condenó a 8 meses de prisión a un hombre por hacerlo.
Zua: Claro, pero, ¿cómo lo pruebas? Es siempre lo mismo. ¿Qué haces, vídeos?
Yo lo considero una violación.
Teresa: Lo es, porque además tiene consecuencias para tu vida. Embarazos, ETS… y sin saberlo, porque no lo has elegido tú en ningún caso. No sabias que estabas en riesgo.
Zua: Muchas veces estas violencias se ejercen con la pareja, por eso tenemos que romper con el estereotipo de lo que es una violación.
Hay mucha gente que no puede creerse que tu pareja pueda violarte.
Zua: Hay gente que se ha dado cuenta a través de las redes sociales, cuando otras mujeres han relatado sus historias. Ahí han empezado a entender que cada vez que ellas no querían pero se han visto forzadas a tener una relación sexual, ¡eso es una violación! Aunque estés con las bragas bajadas, en la cama con tu pareja, a la que quieres mucho y lo que tú quieras, pero si no quieres, no quieres.
Teresa: O no quieres a partir de un momento. Puedes tener deseo y de repente, ya no tenerlo. Y no pasa nada.
Zua: Muchas veces tiene que ver con que tu pareja quiera hacer la performance del porno. Te deshumaniza… y ya no quieres. Porque a nadie le gusta sentirse un objeto.
¿Creéis que el feminismo puede neutralizar la figura del empotrador, del macho ibérico tal y como le hemos conocido?
Teresa: Totalmente, porque el hecho de que las mujeres nos vayamos deconstruyendo hace que nuestro deseo cambie. Porque el deseo se modifica. No es inamovible. Te gustaba un tipo de hombre, el empotrador, el macho alfa, etc... pero cuando te das cuenta de lo que eso significa y de las implicaciones que tiene en tu vida y en esta sociedad, tu deseo se va modificando, y te interesan otras cualidades que no eran las tradicionalmente masculinas. Otro tipo de hombre.
Zua: Y además descubres que el sexo es mucho mejor. A las niñas nos enseñan a obtener placer según el placer del otro, pero a los niños les enseñan a preocuparse por su placer. El sexo cuando más placentero es, es en el medio.
Muy célebre vuestro vídeo “Hola, putero”. ¿Cuál es el perfil del putero patrio? Porque con esto pasará como con la cocaína. Piensas que nadie la toma, pero al final está en todas partes. ¿El putero está más cerca de lo que pensamos? Además, en nuestro país, donde el putero es una figura casi folclórica.
Teresa: Claro. España es un país de puteros.
Zua: Nos han hecho creer toda la vida que el putero es ese ser medio asquerosillo, solo, que va a los puticlubs en busca de cariño, un viejo verde, tal… pero no es cierto. El putero es el político (lo hemos visto en la Gurtel y sus ‘volquetes de putas’), el putero es el presentador de la televisión, el putero es el arquitecto, el putero es el currito, el trabajador, porque siempre hay mujeres para todos y para todos los bolsillos. El perfil del putero es ser un hombre machista.
Teresa: Lo que sí hay es el perfil de la mujer prostituida, y ese perfil tiene que ver con la vulnerabilidad estructural de las mujeres, pero también con el racismo y con el clasismo. Mujeres más pobres, racializadas, mujeres inmigrantes que hemos condenado a la precariedad… pero bueno, hay un tipo de putero que merece la pena ser comentado y es el putero majo.
Zua: Amelia [Tiganus] hace una categorización de tres tipos de putero: el putero macho, que va allí a follar y punto, que ve a las mujeres como agujeros, paga y se va a su casa. Luego está el putero majo. “Soy casi un amigo, hablamos, me cuenta sus cosas”.
Teresa: Este es el de “quiero que la prostituta haga de mi novia”. La performance de la novia. Es una tortura mayor, porque desde fuera podríamos pensar “la trata bien, pues ese será el mejor, pobrecitas”.
Zua: Y Amelia dice: “No, ese es el peor, porque por 20 euros no sólo quiere tu cuerpo, sino que quiere tu alma, y no te deja disociarte, no te deja irte de allí”. Y luego está el tercer tipo de putero, que es el misógino, y es el más peligroso: el que va a desahogar en las prostitutas toda la ira que tiene contra las mujeres. Y les pega, y las mata, y las tira en contenedores de basura. Esos son los perfiles de los que habla Amelia y es muy acertado. Pero claro, perfiles hay muchos, te sorprenderías. Si 4 de cada 10 hombres ha consumido prostitución… tiene que haber de todo tipo.
Teresa: Las mujeres tenemos que plantearnos que los puteros son nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos y primos.
¿Y nuestros novios?
Teresa: Mi exnovio sí. Esto es así, y porque la mayoría de la gente no ahonda.
Zua: Ojo, y el porno es una fábrica de puteros. Se está educando a los hombres en la violencia más extrema contra las mujeres. Luego se enamoran de una chica, es su novia y en la cama son incapaces de ejercer esa violencia con la persona a la que quieren. A ella sí la ven. Hay un montón de niños, de adolescentes, que están frustrados y tienen disfunciones, problemas… y no son capaces de llevar a término esa relación con sus parejas. ¿A dónde van? A la prostitución. La sociedad les dice “con esas puedes hacer lo que quieras, con ellas puedes hacer lo que ves en el porno”. Ojo a los títulos de las películas porno: “Me follo a tu madre”, “le reviento el culo a mi hermana”.
¿Cuál creéis que es el gran tabú sexual que pervive en la España de 2019?
Teresa: El sexo entre mujeres lesbianas, si no es para consumo masculino, sigue siendo algo invisibilizado y estigmatizado. O las mujeres mayores, que parece que no tienen sexualidad. Cosa que no tiene sentido ni siquiera a nivel anatómico, porque los hombres con los años tienen más disfunciones eréctiles, por ejemplo, pero el órgano sexual de la mujer sigue perfecto. El clítoris sigue toda la vida funcionando toda la vida y te da placer hasta que te mueres. Con el doble de terminaciones nerviosas que el pene. Y a las mujeres con discapacidad tampoco se las tiene en cuenta. Sin embargo, los hombres con discapacidad tienen derecho a ser puteros porque tienen derecho al sexo, ¿no?, porque es un drama que no tengan sexo. A las mujeres discapacitadas se las condena a una eterna infancia. No tienen derecho ni a tener deseo.
Zua: A nosotras nos escriben madres diciendo: “¿Pero cómo queréis abolir la prostitución, y mi pobre hijo discapacitado qué, no tiene derecho al sexo?”. Que no hay derecho al sexo, qué manía. Nunca nos ha escrito la madre de una mujer discapacitada diciendo esa barbaridad.
¿Qué respondéis vosotras a ese tipo de cuestiones?
Zua: Pues le decimos “señora, no está usted tan preocupada por las mujeres discapacitadas”. Dos: “¿Por qué está dando por hecho que su hijo, por ser discapacitado, no va a tener una relación sexual libre, igualitaria y sana con una mujer o con un hombre o con quien le dé la gana?”.
Teresa: Es cruel.
Zua: Tres: “Lo siento mucho, pero tolere la frustración. Su hijo no puede andar, o no puede hacer x cosas… pues lo que no puede hacer también es aprovecharse de una mujer explotada para satisfacer su deseo”. ¿En serio el gran problema de una persona tetrapléjica es follar? ¿En serio?
Muchas veces se ha resumido en eso su contacto con la vida.
Zua: Pero, ¿qué contacto con la vida?
Teresa: Ana de Miguel habla mucho de eso: parece que nos quieren reducir mucho a nuestra identidad a partir del sexo. Esto de “tú eres tu cuerpo, tu expresión sexual...”. No. Eres muchas más cosas. Eso lo dicen para lo que quieren, porque luego les parece que la prostitución no deshumaniza, que es un oficio como otro cualquiera. Es una doble vara de medir.
¿El tamaño importa?
Teresa: ¿El tamaño, de qué? (ríe). El tamaño de la empatía sí.
Zua: Yo creo que está invisibilizado lo contrario: que el tamaño importa también para nosotras. El de nuestra vagina. Toda la vida se ha dicho, cuando las mujeres parían y las cosían después del desgarro: “Un puntito más para el marido”. Nos lo enseñó en una charla una mujer de Médicos del Mundo, que trabaja contra la mutilación femenina: todo esto de labioplastia, etc… recortarte los labios vaginales porque los tenemos grandes, o tal, también es mutilación. La edad y la belleza son los parámetros con los que se mide a la mujer, ¡hasta en nuestro coño!
¿Qué es lo que los hombres desconocen aún del placer femenino?
Teresa: Que dejen de ver porno, abran un libro y se enteren de dónde está el clítoris. Lo necesitan, mucho más que alargarse el pene.
Zua: Sería importante de que se enteraran de que el sexo empieza aquí (se señala la sien). Lo primero que tienen que estimular en una mujer es su cabeza. Es el erotismo.