Dijo Almodóvar de Analía Gadé, actriz argentina residente en España y fallecida este sábado a los 87 años, que junto a Fernando Fernán Gómez formó una de las parejas con más química del cine; una complicidad como la de Bogart y Bacall o la de Spencer Tracy y Katharine Hepburn, dentro y fuera de la pantalla.
Menos conocida por su nombre real, María Esther Gorostiza, la actriz gaucha (Córdoba, 1931) construyó uno de los más fructíferos tándem del séptimo arte con el autor de Las bicicletas son para el verano, a lo largo de una decena de películas entre las que destacan Viaje de novios, La vida por delante, Ana dice sí, Luna de verano, Solo para hombres y La vil seducción.
Esta etapa de éxitos, que abarca largometrajes estrenados entre finales de los 50 y la década de los 60, supusieron el culmen de una carrera en el cine iniciada gracias a un concurso de belleza, por el que trabajó con cineastas como Carlos Schlieper, Enrique Carreras o Fernando Anaya, y actores como Fernando Lamas y Juan Carlos Thorry, con quien se casó en un enlace que duró seis años.
A lo largo de su trayectoria recibió muchos galardones, tanto por su labor en el teatro como por su estilo: "En los premios me pasa como en el amor -declaró al recibir el Miguel Mihura de teatro en 1989-. Me gusta que me quieran, me lo merezca o no. Lo único que ocurre es que en los premios me va bien, y en el amor me va fatal".
Además de su relación sentimental con Fernán Gómez, se le atribuyeron romances con Vicente Parra y Espartaco Santoni, quien en sus memorias relató una hipotética primera relación íntima con la actriz en un ascensor.
Este suceso terminó siendo recogido en el libro de Fernando Vizcaíno Casas "Celuloide casi virgen", para protesta de Gadé, si bien el autor apuntó que los matices del hecho "escapaban" a su perspicacia.
Ante la cámara, la intérprete se codeó con grandes galanes del cine español de la época, como Alberto Closas, con quien protagonizó Una muchachita de Valladolid, Francisco Rabal, Fernando Rey o Arturo Fernández; y además compartió cartel con estrellas internacionales como Gene Tierney, Stephen Boyd o Sophia Loren.
Pero sin duda es el mundo del teatro, donde se volcó más en los ochenta, el que conserva una deuda inconmensurable con Gadé, como demostró al dedicarle su último homenaje en septiembre de 2013 desde el teatro Reina Victoria de Madrid.
Fue habitual de las adaptaciones de Juan José Alonso Millán, como Anda mi madre, Damas, señoras, mujeres o Cuéntalo tú, que tienes más gracia, y sus principales éxitos vinieron con la versión que Adolfo Marsillach hiciera de Las mujeres sabias de Moliére, La viudita naviera de Pemán o Sonata a Kreutzel, de Tolstói.
Gadé también cultivó la pequeña pantalla y durante los 90 trabajó en papeles secundarios para televisión, en ficciones como Compuesta y sin novio, junto a Lina Morgan y José Coronado; Carmen y Familia, con Beatriz Carvajal y Pepe Sancho; o Una gloria nacional, dirigida por Jaime de Armiñán y estrenada en la Seminci de Valladolid, donde fue elegida "Serie del Año" en 1992.
Finalmente en 2001 volvió al cine y al teatro, con la película de Oskar Aizpeolea La rosa azul y la versión teatral de Dulce pájaro de juventud de Tennessee Williams, en la que encarnó a una actriz acabada que era "en realidad dos mujeres en una; por una cara es una diva y por la otra un ser humano dubitativo, temeroso, solitario, abandonado al alcohol y las drogas", apuntó en el estreno.
Durante esas fechas sufrió una crisis coronaria que le paralizó la pierna derecha, lo que canceló temporalmente la representación de la obra que protagonizaba junto a Pep Munné. Dos años antes, un leve infarto cerebral también había interrumpido la función de Las mujeres sabias sin mayores consecuencias; pocos días después, la actriz, ya repuesta, tenía "muchas ganas de volver" a trabajar.
Objeto de innumerables homenajes, como el Argencine 2005 o la 28 Mostra de Valencia, con frecuencia se vio enmarcada en la gran galería de actores argentinos afincados en España; junto a nombres como Luppi, Cecilia Roth, Héctor Alterio o Leonardo Sbaraglia.
Y en junio de 2015, recibió la Medalla de Honor del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC) de España en reconocimiento a toda su carrera.
Acompañó en sus últimos días a compañeros de profesión, de Berlanga a Manuel Alexandre, pasando por el autor Roberto Romero o Alberto Closas, a cuya capilla ardiente llevó cinco rosas "porque era lo que más le gustaba a él".
También acudió en febrero de 2013 al de María Asquerino. Gadé estuvo de pie ante el féretro un buen rato, en despedida a una colega a la que apreciaba y respetaba, si bien en su día fue la mayor rival por el corazón de Fernán Gómez.