Aitor Esteban, del PNV, ha iniciado su ponencia mostrándose sorprendido por la cita a la que había recurrido Santiago Abascal: “Escuchar al señor Abascal parafrasear a Unamuno en defensa de sus posiciones… es impresionante”, ha balbuceado, despertando risas en el Congreso. Se refería a este extracto de su discurso: "Ni venceréis, ni convenceréis. Y no lo haréis, porque esa 'paranoia de magalómanos' que es el separatismo -y así lo llamaba Don Miguel de Unamuno- nunca podrá con el pueblo español”, ha expresado el líder de Vox, dirigiéndose a PSOE y Podemos. En realidad, la primera alusión no es exacta. Lo que dijo realmente el escritor y filósofo de la Generación del 98 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936 fue “venceréis, pero no convenceréis".
Esa sentencia mítica iba dirigida a Millán-Astray, el fundador de la Legión y general del bando sublevado, que interrumpió el discurso de Unamuno al grito de “¡Muera la inteligencia, viva la muerte!”. Fue en el contexto de una ceremonia de la por entonces llamada “fiesta de la raza”, aniversario del descubrimiento de América. La figura del autor sigue siendo conflictiva a día de hoy: recuerden cuando el ex ministro de Cultura Méndez de Vigo quitó su retrato del despacho y lo sustituyó por un cuadro del joven Rubén Rosado. O, sin ir más lejos, observen que desde agosto de 2018 sangra una feroz reyerta entre la Plataforma Patriótica Millán Astray y Amenábar por la película que el cineasta anda gestando, Mientras dure la guerra, y que recogerá exactamente ese encuentro en el Paraninfo.
Durante el rodaje, la plataforma se ofreció incluso a retocar el guion de Amenábar. Temían que su héroe fuera vilipendiado. Al ser ignorados, amenazaron con demandar al Ministerio de Cultura por “incumplimiento” de la Ley de Transparencia, pero erraron: la ayuda a la película estaba publicada desde octubre de 2017, y la recibió por puntos que valoran la viabilidad económica del proyecto, no por su contenido. La subvención era de 1, 4 millones. En septiembre veremos el resultado.
Abascal, el "unamuniano"
Por otra parte, y dejando a un lado los gestos atónitos por la cita, no es la primera vez que Abascal muestra sus filias hacia Unamuno. En La España vertebrada (Planeta), su biografía firmada por Sánchez Dragó, ya se confesaba “unamuniano”. Pero, ¿qué tienen en común dos hombres aparentemente tan distintos? “El amor a España. Abascal tiene una idea central. Es un navío con un mástil central, ese mástil es España. Es su columna vertebral. Desde ese punto de vista, tiene en común con Unamuno el ser españolísimo. Unamuno decía “soy vasco y por ello, doblemente español”. Más español que Unamuno no hay nadie”, respondía Dragó a este periódico.
El año pasado, el dramaturgo y académico de la RAE José Luis Gómez llevó al Teatro de La Abadía la obra Unamuno: venceréis pero no convenceréis y reconoció que el escritor “era una figura conflictiva tanto para la izquierda como para la derecha”: “Él dice que siempre fue él mismo, lo dice una y otra vez en sus escritos. Hay textos muy enjundiosos, y hasta graciosos, donde dice “se me acusa de ser un hombre de contradicciones”, y añade: “El que no se contradice es que nada dice”. Da que pensar”, expresó el actor.
La expiación de Unamuno con la República
Era un hombre, recuerda, republicano y socialista, pero… “Hay una serie de insurrecciones contra la República: violencia callejera, quema de conventos, crímenes… y él reclama orden, y dice en sus escritos “en aquel momento crítico era indispensable ponerme junto a los militares, sólo ellos podían restablecer el orden”, ¡pero él no sabía lo que conllevaba aquel golpe militar de Franco! Durante 15 días, todos se sublevaban al grito de “¡Viva la República!”. Sólo 15 o 20 días después la cosa cambia y empiezan a ensalzar al fascismo”, explica José Luis Gómez.
Sin embargo, cuando Unamuno comenzó a observar la represión ilegal que ejercía el llamado “campo nacional” -mejor dicho, el “campo rebelde”- se retractó. “Vio cómo fusilaban a sus amigos en Salamanca, cómo llegaban escuadras falangistas desde Valladolid… a él no lo matan después del Paraninfo porque habían matado a García Lorca, si no le hubieran matado a él también”.
Gómez señala que el acto del Paraninfo fue para Unamuno su gran “acto de expiación” en el sentido “más profundo y religioso de la palabra”. “Yo creo que Unamuno votaría a aquel hombre político que fuera tan honrado como él, que defendiera hasta el final la convivencia entre españoles, que situara en un lugar absolutamente preferente la lengua española como elemento cohesionador… tanto de los españoles como de otros españoles que están en el Atlántico, o por lo menos, que tienen una huella española que los conforma: toda iberoamérica”, comentó el dramaturgo.
También se ha de apuntalar que Unamuno estaría en desacuerdo con Abascal en que a nadie él le concedía la exclusividad del amor a España. No había, a su juicio, una forma mejor que otra de amar a un país. “A nadie, sujeto o partido, grupo, escuela o capilla le reconozco la autenticidad y menos aún la exclusividad del patriotismo. En todas sus formas, aún en las más opuestas y contradictorias entre sí, en siendo de buena fe y de amor, cabe salvación civil”.