Adaptar Jesucristo Superstar a las tablas del teatro Alcalá Palace de Madrid conllevaba una serie de riesgos, de interrogantes; era una empresa osada, irreverente para aquella coyuntura, en la que el régimen franquista y su cabecilla agonizaban. Pero a Camilo Sesto no le tembló el pulso. Había quedado prendado del musical en Londres, donde fue estrenado en 1972, y se empeñó en que los españoles tenía que verlo, con él en el papel principal de Jesús. El cantante alicantino ya era una figura universal en aquel entonces, pero aquel proyecto propulsó todavía más su carrera.
No fueron pocos los obstáculos que Camilo Sesto hubo de sortear para que Jesucristo Superstar, ópera rock, fuese estrenado en España. El fundamental fue amoldarse a la situación política del momento: la primera función se realizó el 6 de noviembre de 1975, pero ya había sido retrasada en varias ocasiones por las autoridades franquistas por motivo de la inminente muerte del dictador. A todo ello había que sumarle que la adaptación cinematográfica del musical a cargo de Norman Jewison (1973), ya había suscitado malestar en ciertos ámbitos por presentar a un Jesús demasiado moderno.
Ante esta situación, la máquina de censura suponía una seria amenaza para el musical, protagonizado y producido por el propio Camilo Sesto, y adaptado al español por el director teatral Jaime Azpilicueta y el joven periodista Nacho Artime. También contaba con las voces de Teddy Bautista como Judas, Ángela Carrasco como María Magdalena, Alfonso Nadal como Pilatos, Charly Chausson como Caifás y un amplio elenco de artistas acompañados por el grupo Los Canarios.
"El espectáculo estuvo prohibido durante mucho tiempo, a pesar de que la película se había autorizado y se proyectaba en el cine Palafox de Madrid —aunque con subtítulos que decían cosas diferentes de lo que se cantaba en la versión original—", recordaba Azpilicueta en una entrevista con ABC hace unos años. "Nadie sabía darnos una razón para que no pudiéramos poner en pie Jesucristo Superstar, ni siquiera el director general de entonces, Mario Antolín, que era muy amigo mío. Alguien de 'muy arriba' había decidido impedir el estreno".
Finalmente, esas imposibilidades terminaron por difuminarse, y el musical pudo ser representado, aunque no sin dificultades. Una de ellas, prácticamente la principal, fue esquivar al aparato censor. En la función destinada exclusivamente a los censores, el equipo de Jesucristo Superstar estaba aterrado; y si bien algunos aspectos de la obra fueron coartados, como el titular de un periódico en el que se decía: "Jesucristo, arrestado por el “establishment”; hubo luz verde. Otra maniobra para evitar la censura fue incluir pasajes inverosímiles, que no se entendían, y por los que los funcionarios no preguntaban, según recordó en otra ocasión Azpilicueta.
Intentos de boicot y llenos
Desde noviembre de 1975 hasta el siguiente mes de marzo, el musical se convirtió en un auténtico exitazo, con las funciones llenas a rebosar —la inicial se despidió con seis minutos de aplausos y bravos— y autobuses procedentes de todos los rincones de la geografía española. Incluso el crítico del diario Arriba, órgano oficial del único partido del franquismo, lo acogió con admiración. Esto escribía su crítico, Julio Trenas, tras la representación inaugural:
"En cuanto a la interpretación —gestual y vocal—, la noche del estreno será inolvidable. Camilo Sesto incorpora la figura de Cristo con resplandeciente identificación. Como cantante, me pareció muy superior a sus admirables grabaciones discográficas. Llevó a su actuación una emoción religiosa que le apartaba de todo divismo. Actuación triunfal, asimismo, la de Teddy Bautista, en el difícil papel de Judas. Y una revelación, al menos para mí, la de Ángela Carrasco, en Magdalena. Ternura, amor, arrepentimiento, en su voz llena de luz. Y habría que destacar uno a uno a los intérpretes. Decorado, iluminación, orquesta, sonido cuadrafónico, fueron complemento al triunfo de un espectáculo inusitado en nuestros escenarios".
El proyecto de Camilo Sesto, no obstante, hubo de hacer frente a otras amenazas, como la de los guerrilleros de Cristo Rey. Miembros del grupo armado de extrema derecha deambulaban por las cercanías del teatro para amedrentar a la gente y que no comprase entradas. Asimismo, era habitual contemplar a las taquilleras escapar corriendo de su lugar de trabajo como resultado de las amenazas de bomba que se transmitían por teléfono. A pesar de todo, el musical se llevó a cabo sin agresiones.
Jesucristo Superstar fue un hito del teatro musical en España, una auténtica revolución que se ha ido homenajeando a lo lo largo de estas cuatro décadas con diferentes adaptaciones. Se dijo en un primer momento que la producción original había costado unos doce millones de euros, aunque el cantante reconoció en una entrevista reciente en El País que el coste fue tres veces mayor. Camilo Sesto fue un pionero en este campo aunque siempre se le vaya a recordar más por sus baladas romanticonas. Él mismo fue consciente de lo que había hecho: "Aquello cambió el respeto que la gente me tenía en el mundo entero".