Y el Premio Nobel de Literatura de 2019, uno de ellos al menos, es para Olga Tokarczuk. Para la mayor parte de la masa una desconocida, y muy joven para la media de edad de los ganadores de dicho privilegio —57 años— comenzó a destacar en el ámbito de la literatura en la década de los noventa y en 2018 fue galardonada con el Premio Man Booker International por su novela Flights, libro publicado originalmente en polaco. Sucede así a la poeta Wisława Szymborska como nueva polaca premiada por la Academia.
El recorrido de Tokarczuk con el arte de la literatura se remonta a 1979 cuando, bajo el seudónimo de Natasza Borodin, publicó sus primeras historias en una revista juvenil. Por aquel entonces la escritora tenía 17 años. Graduada en psicología por la Universidad de Varsovia, a lo largo de su carrera literaria recoge influencias de autores como Antón Chéjov o Thomas Mann —la observación y la pausa son claves en sus obras—.
Así, tras más de una decena de obras publicadas, la Academia ha condecorado a Tokarczuk "por su narrativa imaginativa que, con pasión enciclopédica, representa cómo los límites se cruzan como forma de vida". Y es que la contemplación que narra en sus libros viene acompañada de una evolución y un dinamismo que se estructura a raíz del dualismo y los opuestos culturales, un valor característico e intrínseco a Occidente. "Naturaleza y cultura, razón y locura, hombre y mujer, hogar y alienación", escribe la Academia.
Odiada en Polonia
Su más que premiado trabajo artístico no ha sido siempre reconocido, ni siquiera en su Polonia natal. Tokarczuk nació en la todavía Unión Soviética y, pese a comulgar con ideas progresistas, siempre ha criticado la propaganda y la imposibilidad de crear libremente bajo el yugo socialista.
No obstante, en la independiente Polonia sus libros también han generado controversia en un país de tendencias derechistas. En Los libros de Jacob la escritora muestra una Polonia multicultural y el libro fue boicoteado. De hecho, se vio obligada a contratar a guardaespaldas para protegerse debido a las constantes amenazas de colectivos de extrema derecha.
Asimismo, fue tachada de ecologista radical por Sobre los huesos de los muertos, un thriller del año 2009 sobre una mujer amante de los animales que investiga por su cuenta diversos asesinatos ocurridos cerca de su hogar. Y es que entre las páginas de la polaca refleja muchas de sus convicciones —aunque no sea el tema fundamental—. Vegetariana y de firme convicción de que la literatura no debe ser limitada por ningún tipo de censura ni frontera, por fin este premio puede empujarle al reconocimiento internacional.