Era una jornada histórica; lo ha sido, aún lo es. El día ha transcurrido entre la promesa socialista cumplida, el folclore, el esperpento y el meme: ahí un féretro similar a un brazo de gitano, ancianos airados gritando "¡Viva Franco!", el hijo del dictador asegurando que "hemos vuelto a la época del nodo" y la bandera preconstitucional colocada al revés. Puro Berlanga. Todos los gestos, todos los símbolos, todas las anécdotas eran susceptibles de ser hiperbolizadas.
El último detalle recibido con disgusto por parte de muchos ha sido el final del discurso de Pedro Sánchez tras la exhumación de Franco: "En unos días, cuando el Valle vuelva a abrir sus puertas, quienes accedan se van a encontrar con un lugar distinto. Porque desde hoy quienes yacen son ya todos víctimas, sólo víctimas. Cuando el Valle vuelva a abrir sus puertas simbolizará algo distinto: el recuerdo de un dolor que no debe volver a repetirse jamás y un homenaje a todas las víctimas del odio", ha expresado el presidente, levantando ciertas ampollas al catalogar de "víctima" a Primo de Rivera, cuyo restos aún descansan en el Valle.
"Que está diciendo Pedro Sánchez que la gente cuando entre en el Valle verá otro sitio distinto porque todos serán víctimas. ¿De quién es víctima exactamente Primo de Rivera? ¿Quitarán los símbolos católicos y falangistas? ¿Recordarán por fin a las víctimas del franquismo?", lanza una usuaria. "Señor Sánchez, si sólo hay víctimas, por qué narices sigue estando Primo de Rivera allí", espeta otro. "Muy jodido lo de considerar a José Antonio Primo de Rivera como 'una víctima del odio'. Vergüenza nacional", expresa un tercero. "Una de dos, o a José Antonio Primo de Rivera lo consideras una víctima del franquismo o no sabes de historia", cierra un cuarto.
En realidad, ya el año pasado el Gobierno socialista atendió a las demandas ciudadanas que no entendían por qué -si la idea era que el Valle dejase de ser un lugar de peregrinación franquista- no se decretaba también desenterrara el cadáver de Primo de Rivera. Carmen Calvo salió tras la reunión de un Consejo de Ministros a explicar que, a sus ojos, Primo de Rivera era una "víctima de la contienda". La vicepresidenta admitió también entonces que no debería tener un lugar preminente, pero que "lo urgente" era sacar los restos de Franco del lugar.
La clave: Primo de Rivera fue fusilado en noviembre de 1936 durante la Guerra Civil y eso le hace cumplir los "requisitos" para estar enterrado en ese lugar, ideado para honrar a las "víctimas del conflicto". José Antonio fue condenado a muerte y fusilado por la República, así como enterrado en una fosa común de Alicante. En 1939 ya fue exhumado y lo trasladaron a El Escorial. En el 59, el mismísimo Franco lo volvió a exhumar y mandó colocar sus restos en El Valle de los Caídos, justo un día antes de su inauguración.
Los socialistas lo entienden así desde el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando se creó una comisión de expertos a fin de analizar las medidas que tomar respecto al Valle. La conclusión principal fue convertirlo en un centro de recuerdo a las víctimas de la Guerra Civil "de uno y otro bando" y dar a Primo de Rivera un lugar "no preeminente" en la basílica, dada la "igual dignidad de los restos de todos los allí enterrados".