Rulo: "El fenómeno Rosalía va en contra de la cultura del esfuerzo que quiero inculcar a mis hijos"
"La palabra patria no me gusta porque bajo ese nombre se han hecho barbaridades" / "El mundo del rock y el mundo de la música es machista; huele demasiado a macho alfa".
18 noviembre, 2019 02:13Noticias relacionadas
Pasa que a veces uno quisiera quedarse a vivir en una canción porque la siente su hogar. Porque la escucha y se nota escrutado por sus versos, como cuando cruza el umbral de la puerta de casa y se topa de frente con el espejo. Pasa que las canciones se convierten en bandas sonoras de brindis, pero también de miserias y miedos. A muchos les ha ocurrido con las composiciones de Raúl Gutiérrez, Rulo (Reinosa, Cantabria, 1979).
De Rulo se puede decir que sus letras y su música se han hecho mayores con él. Que entre Por verte sonreír y Mi cenicienta ha pasado la vida: amores y golpes. Pero Rulo defiende vivir el síndrome de Peter Pan, que acompaña a menudo al músico que se rodea de su banda y hace kilómetros en furgoneta.
"Qué rápido pasó todo y qué bonito fue", explica Rulo cuando echa la vista atrás a su carrera. Con casi 25 años sobre el escenario, el de Reinosa presenta el que es su cuarto disco con La Contrabanda, el número catorce contando con los de La Fuga. No obstante, no hay acomodo: el último disco es el primero que graba fuera de España, en Los Ángeles, con Thom Russo como productor. Esta vez, dice, "las musas me trataron muy bien".
Basado en hechos reales, un título para el disco sugerente en época de filtros y fake news. ¿Cuánto hay de verdad en él?
Hay verdad, biografía, autobiografía en un 99%. Nunca puedo componer a la carta, pero cuando hice Como la luna, una vez hecha me di cuenta de que era para un amigo mío, uno de la banda, que le acababan de dejar, y nunca había estado tan jodido. A todos nos ha pasado, pero en ese momento no era a mí. Se la mandé y le dije: "Tío, esto es la mierda que te está pasando ahora".
Lo que viven los de nuestro lado nos afecta.
Sí, igual que hice La reina del barrio porque mi abuela murió de alzheimer ese año y mi suegra estaba muy malita. A mí me pasan cosas, me emocionan, me divierten, me hacen daño… me lo como mucho, me cuesta hablar de ello… pero de repente sale. Es un acto de vísceras total.
En Verano del 95 hablas de tu infancia y adolescencia en Reinosa con nostalgia. ¿Qué queda en Rulo del niño que fue?
Mucho, porque estar en una banda es Peter Pan todo el rato. Nos metemos en la furgo y es a ver quién suelta la cosa más infantil de todos, ese el que gana. Te mantiene muy niño. Pero claro, han pasado muchas cosas, heridas del rock and roll, que ahora son cicatrices. Pero somos seres humanos. Ariel Rot habla en una canción de "estoy en medio de la vida si hay suerte tal vez". Cumplí 40 este año. Ha sido muy intenso, muy rápido… hay un poco de nostalgia en el disco, porque es marca de la casa. Pero nostalgia bonita. Soy un tío muy optimista, miro hacia delante. Pero de vez en cuando miro al retrovisor y digo: "Estuvo bien".
¿Existe la crisis de los 40?
Yo hice un fiestón que te cagas. Estuve un mes organizándolo con mucha ayuda. Amigos míos tocaron canciones de mi vida especiales sin yo saberlo… amigos de la infancia... gente de muchos sitios de España. Estamos vivos, tío. No soy un abuelo, soy medio joven en cuanto al dígito, en espíritu soy joven total. Pero tengo amigos que no han llegado, que no pudieron estar en el cumpleaños. Se quedaron atrás. Siempre hay que celebrar que uno está vivo. El cambio de dígito hay que celebrarlo, hacerle un fiestón. Fue mejor de lo soñado.
Has cantado mucho al amor y, con ello, al desamor. ¿Qué has aprendido de él con el paso de los años?
Nada. He aprendido cosas del oficio, y sigo aprendiendo, pero del amor y desamor no tengo ni idea, como todos. Aquí quién es el osado que dice que sí. He aprendido sobre la inmediatez... mi canción Todavía reivindica un poco el trabajar las cosas: la amistad, el amor, la pareja. Hoy en día no se aguanta nadie a sí mismo, como para aguantar a la pareja. La nueva generación quiere todo para ya, lo quieren todo, y no se puede.
Y el amor para ya, aunque haya que cocinarlo a fuego lento.
Yo veo a parejas que llevan 20 o 30 años juntos y digo: eso es porque se lo han currado. Eso es un trabajo. Y hoy la gente no trabaja una mierda. Todavía habla de eso. Del amor solo he aprendido que duele cuando se va y que es imposible vivir sin ello, que es caldo de cultivo para canciones. Es lo que más me gusta escuchar. Pérdida, búsqueda y encuentro. En el fondo, todo el mundo habla de lo mismo: sentimientos.
Tema recurrente en tus letras ha sido también la mala vida, las juergas, las resacas...
Antes nos criticaban eso, que cantábamos mucho al alcohol. Pues es que estamos borrachos todo el día.
Versionasteis aquella de "Heroína, diablo vestido de ángel...". ¿Para qué sirven las drogas?
Yo pregunto primero qué son las drogas. El alcohol y el tabaco lo son, yo hablo de todo. Hay gente que se cree que sirven para componer mejor. Antonio Vega, que era usuario, decía en un libro que siempre sabía que no necesitaba drogas para componer. Que era una disculpa. Como diciendo: “Si tú has empezado a componer drogado y luego lo dejas, te crees…”. Pero él decía que no las necesitas. Y yo no las necesito. Ni alcohol. A mí siempre la química me ha dado mucho miedo, cuando lo he probado siempre me ha sentado mal. He sido siempre más un borrachuzo. Yo por ejemplo me tomo un vino y estoy en un punto que es el que quiero mantener tomándome 3 o 4 más, y no, es efímero. Pero ese vino es inspiración para mí. Estoy en un punto creativo que te cagas. No las uso para componer, pero me vienen cosas que grabo en una nota de voz, o me vienen cosas cojonudas. No sé qué tiene…
Te sientes más liberado.
Sí, yo he dado conciertos de mi vida totalmente pedo. Yo dije "tengo que quitarme esto porque no me doy cuenta de los conciertos, hago así (chasquea los dedos) y han acabado". Mi hermana me sentó y me dijo que tenía un problema con el alcohol. Me sentó fatal pero tenía razón. Me bebía una botella de whisky al día, 6 días de cada 7 a la semana. Entonces claro, cómo no vamos a cantar del alcohol. Y cómo voy a cantar ahora del alcohol, o cómo voy a hacer el mismo disco de hace 25 años. Aspiro a llegar a los 65 años. Que me respete la voz, hacer mis teatros a las 8, y a las 10 al acabar quiero ir a un restaurante y poder hacer cosas que amigos míos de la profesión no pueden hacer porque se lo han bebido todo. Y quiero poder abrirme una botella de vino o tomarme whisky.
Tu forma de consumirlo ha cambiado tu forma de ver la vida, ¿no?
Sí. Yo todavía me emborracho, como dice Sabina. Pero voy con dignidad, no como cuando cantaba que me iba por las aceras. Me voy por mis propios medios, no me tienen que llevar. Yo lo atajé a tiempo. Lo que podía haber sido un gran problema en mi vida y tengo eso bonito, el decir, "me puedo tomar esto para comer si quiero". Pero tú eres tú y tu vida. Pobre del que no evoluciona. Amigos míos que no lo hicieron no han llegado a la fiesta de mis 40 años. Yo podía haber sido igual pero reaccioné. Me tomé ayer mis whiskytos… pero sé cuándo me tengo que ir a casa. Y si no me lo dice un colega.
"Se venden canciones, se compra popularidad", cantabas en Sueños de Papel, con La Fuga. ¿Has sentido presión de la industria musical?
Yo no tengo ninguna presión. Llevo en Warner 17 años y jamás me han dicho si tengo que grabar este año. Donde estoy está Marea y gente que lleva toda la vida cantando. Cuando firmamos todos los que estaban, Rosendo… nos lo decían: venid aquí que es libertad creativa total. Son músicos los que dirigen la compañía. Yo he marcado los tiempos siempre. Cuando he querido parar lo he hecho. No siento presión de ningún tipo. La única, hacer canciones buenas.
Esa canción que comentas hablaba de los realitys. Que me siguen sin gustar una mierda. Hablaba de eso. Cómo llegaron y quitaron una parcela... lo que dice el de Foo Fighters, no concibo que una banda salga de un reality. Sigue saliendo gente. Últimamente con talento, a veces no tanto… pero yo sigo creyendo en las bandas que tocan en su local de ensayo.
No te convence Operación Triunfo.
No, y de eso habla la canción. No critico a la industria, aunque obviamente se abrazó a todo esto. Ese público es otro tipo de consumidor de música. Ese tipo de público no me viene a ver a mí. Mi público sigue mi trayectoria, mi subida, mis bajadas, mis proyectos. Por eso cuando sale uno de un reality lo peta ese año, pero a los cuatro sale uno más joven, más guapo o que mola más lo que hace. Y ese público se va. El mío no, he hecho mil proyectos y el público está ahí.
Sí que hay entonces música de usar y tirar.
Claro que la hay. Lo ves… Ahora se lleva esto (golpea un ritmo en la mesa), y casi todo el mundo hace canciones sobre ese patrón. Yo siempre he estado ajeno a las modas, he hecho canciones, no me dedico a sonidos en concreto. Y tampoco hago discos de género. No llevo la bandera del rock ni de nada. Que no me tachen de nada porque yo soy libre, hago lo que quiero, me debo a la canción, siento que mi búsqueda es hacia la canción perfecta que nunca la consigues…
¿Qué opinas del fenómeno Rosalía?
Es muy curioso, a veces no sé que pensar. Tengo sentimientos encontrados, soy muy sincero. Tengo hijos. Y no es para nada la cultura del esfuerzo de lo que me cuesta a mí todo. Sacar un disco adelante, los años que me ha costado mi carrera, reinventarme, hacer una marca nueva… va un poco en contra de lo que quiero inculcar, que es la cultura del esfuerzo.
Pero por otro siento orgullo, también, o me mola, que una persona de España lo esté petando en el mundo, sinceramente. Pero claro, por otro lado… mis hijos qué van a pensar o querer, ¿todo a toda velocidad? Cuando yo me he montado el amplificador, el micro y el equipo de sonido muchos años de mi vida. Y lo metía en la furgoneta. ¿Por qué mi equipo lleva muchos años conmigo? Porque somos una familia. Porque yo sé lo que es que acabe el concierto y desmontarte tú todo. Si te lo han regalado, probablemente no lo valores. Pero me gusta que haya alguien petándolo fuera. A veces la critican demasiado. Tiene un talento que se le nota.
Pero quién la ha impulsado, ¿el público o la industria?
No tengo ni idea. El público solo te puede impulsar hacia arriba si te has partido el culo en los garitos. ¿Pero la industria es capaz de hacer eso sola? Tela… No sé, sentimientos encontrados. Ante todo, respeto. En España somos muy puñeteros. Es como conmigo o contra mí, muy radical. Y a mí jamás me oirás hablar mal de nadie. El aplauso es opcional; el respeto es obligatorio. Estás loco y pones esa frase en Twitter, y te dicen: ¿estás tonto?
Siento respeto hacia todo el mundo que se sube a un escenario. Cuando se critica yo digo: hazlo tú. Yo te lo juro, cuando siento envidia de un artista que le va que te cagas, o hace una canción que digo que la quería haber hecho yo… en lugar de criticarlo, he aprendido a gestionar esa envidia natural para el bien de lo mío. En lugar de criticar, me pongo a currar más. “Gestiónatelo”. Ese rencor, esa mierda… eso te hace mal. Dices "Rosalía es una mierda". Pues eso te hace mal a ti, es mierda que tienes tú dentro.
Pero la cultura del esfuerzo es pagarme mis discos, autoproducirme los dos primeros, montarme todo, luego tener un técnico, luego tres, ahora 15… he pasado por todo. "A mi padre jamás le regaló nada nadie", podrán decir mis hijos. Cuando íbamos por Reinosa, los mayores nos decían: "Necesitáis un pelotazo". Y yo: "No me menciones eso, tío".
¿Porque subes y luego bajas?
Es que no quiero un pelotazo. Quiero hacer una carrera larga que es lo que estoy consiguiendo. Un mánager muy conocido de España me dijo hace poco: "Ninguno de estos que están petándolo ahora van a hacer una carrera de 24 años como tú". Porque lo quieren todo para ya. Cuando no están arriba arriba se desaniman y se vuelven locos, que qué hay que hacer para estar ahí.
Dice Kutxi Romero que no hay bandas de rock jóvenes que les sigan. ¿Estás de acuerdo?
La última generación es La Fuga y Marea. No hay una regeneración de bandas de rock. Porque el rock es de los jóvenes, te lo digo de verdad. No va a venir un tío de 45 de repente con una banda nueva haciendo rock. Cuando Barón Rojo, Leño… eran críos, tenían 18 años, como cuando empecé yo. Cuando Extremoduro y Platero eran críos. No fueron gente de 50 que empieza a hacer rock, no se ha dado nunca. El rock es juventud. Y ahora no hay chavales de 20 años haciendo canciones. Quiero pensar que hay bandas haciendo canciones de puta madre en un local de ensayo de aquí al lado, pero no…
¿Esto es un llamamiento?
Yo no me atrevo a llamar a nadie, no tengo cobertura (ríe). Pero tiene que ser de los jóvenes. Lo mejor que te puede pasar en la vida es tener una banda de rock a los 20. A los 30 es una utopía.
Se acerca la formación de un nuevo Gobierno, parece ser que de izquierdas. ¿Qué influencia tiene la política en la cultura?
Fíjate cómo se utilizan los extremos, la izquierda-derecha. Yo que soy un adicto y leo periódicos todos los días, y soy un asiduo al telediario -soy gilipollas, porque es que te metan miedo-, yo pregunto... en un mundo tan globalizado, ¿cuánto hay de dirigir aquí la política? Hay cosas que sí, parcelas de la cultura… pero si nos gobiernan desde Bruselas, tronco. ¿Tú te crees que Bruselas va a permitir que haga quien sea algo que ellos no quieran? Para mí, no es despectivo, pero mismo perro distinto collar. Muy parecido.
Se utiliza para sacar las vísceras de la gente. Alienar y alinear a la gente en un lugar. Ellos van a decir que sí que van a cuidar ciertas parcelas, quizá hay más margen de maniobra en temas sociales, pero yo me pregunto, no lo afirmo, cuánto margen de maniobra hay. Y qué diferencia de que gobierne un lado u otro: si las hay, pero no tanto. Porque te gobiernan de arriba. Oyes barbaridades en campaña.
¿No se nota en el tema cultural?
Pero qué más da, si nadie nos ha mencionado. No me interesa ninguno. Respeto a todos, ¿eh? Oigo barbaridades de muchos. Digo: ¿de verdad que vamos a ir hacia delante o hacia atrás? Y yo sinceramente no quiero ser derrotista, siempre pienso que lo mejor está por venir, pero como sociedad estábamos mejor hace diez años. No había problema de convivencia en Cataluña, no había redes sociales. Todo esto de las redes sociales se va a ver lo nefastas que son en 5 o 10 años. Todo el mundo se mira el ombligo, todo el rato. Artificial. Yo tengo redes y las llevo yo. No leo comentarios. Las uso porque es una promoción, como Raúl Gutiérrez no las tendría ni loco, porque son nefastas. Aunque tú no quieras acabas entrando al trapo. Todo es belleza, superficialidad. Como sociedad, no quiero ser abuelo cebolleta, mejor hace 10 años.
¿Solo por las redes?
Y por el tema político. Yo me considero un moderado de la hostia. Nunca he militado con nadie, nunca he sido afiliado a ningún partido. Soy de personas, siempre he ido votando como por el feeling, la verdad. Pero como sociedad… el tema político estaba hace diez años mejor. Y en el tema personal, en las redes... hay niñas vomitando después de comer, más que hace diez años. Eso es así.
Hay partidos ahora que hace diez años no estaban. Se busca el extremo...
Mira Cataluña, hace diez años no había esta grieta. Cataluña consigo mismo, fractura entre ellos. La política se inventó para que no hubiera guerras, y la fractura es porque unos señores no han sabido sentarse para que esto no pase ahora. Pero es que a los políticos les interesa la crispación, porque la alimentan. Viven de ella y hacen que malvivamos nosotros. No me gusta hablar de política porque me crispa, no lo han hecho bien.
¿Qué es España para ti?
¡Qué difícil! Siempre he pensado, con mucho respeto hacia todo el mundo, que en España hay muchas sensibilidades. Yo vivo en Cantabria, al lado del País Vasco, y no me ofende que haya como un país dentro de otro país. ¿A quién le ofende eso? A mí no. Y voy a Galicia y observo que tienen un idioma, pero voy a Extremadura, que tengo muchísimos amigos, y no son menos por no tenerlo. España es una cosa muy pequeña geográficamente que tiene una imagen en el exterior buenísima y de gente que nos está intentando enfrentar. Si no viajas, si estás todo el rato en tu lugar y te están crispando, estamos como estamos. Es difícil de responder. Pero me gusta plural y tengo amigos de verdad.
Mira mi banda, parece un chiste. Se abre el telón, un vasco, en mi furgoneta se habla euskera. Y me flipa. Me encantaría saber hablarlo. Y hay una connotación de artista que como te dan amor en todos los sitios… 20 años yendo a Barcelona llenando, o a Galicia llenando, por favor, "no me toquen a Galicia". Me pasa con América, hay problemas en Quito y escribo a mi amigo de allí; ahora en Chile, tengo amigos también y les escribo. Para mí en la diversidad está la clave... pero en vez de verla como algo guay, nos han hecho ver que tenemos que ser iguales o eres peor por ser diferente.
¿Tienes patria?
No, la palabra patria no me gusta porque bajo ese nombre se han hecho barbaridades. Y parece excluyente. Mi patria es el mundo totalmente. Quiero mucho todo esto que te estoy diciendo, pero mi patria es el último lugar donde he ido a tocar. Voy a California a tocar y digo que quiero vivir ahí un año. Voy a Argentina y digo a mi equipo que voy a hacer un disco de tangos, que luego saben que se me va a pasar. Pero soy un enamoradizo, territorialmente y lingüísticamente hablando.
En el imaginario popular reside la imagen del rockero y poca veces de la rockera. ¿El rock un mundo machista?
El mundo del rock y el mundo de la música es machista. Huele demasiado a macho alfa. Cada vez menos, afortunadamente. Cada vez se ven más… de hecho, mi banda llevamos 9 años juntos los 5, pero la gira pasada vino Alicia al teclado. Yo tenía claro que quería una instrumentista en la banda. No una corista... ahí, que me parece hasta antiguo. Yo llevaría una corista en mi banda, pero si hay una instrumentista. Una corista solo no, porque me recuerda a los años 70: “Mírala qué mona, cómo canta”.
Claro que la voz de la corista es un registro que es la hostia, aunque en mi banda hace Fito ese registro. En mi staff, por ejemplo, hay ya más mujeres. Antes no había tantas técnicas de sonido, cada vez hay más. Mi mujer es directora de una oficina de management, y lo hace que te cagas. Pero parece que tiene que demostrar todo el rato que es válida, el doble.
Está cambiando, entonces.
Afortunadamente. Es la manera de que micromachismos que tenemos todos vayan desapareciendo. Cuando el lado femenino está a tu lado en la furgoneta. A la mujer se le pide además que cante bien y que encima sea mona. “Es que está mayor”, y yo digo: “Joder, si acabas de ver a Sabina, cabrón”. Se ha avanzado mucho en muy poco tiempo, pero hay tanto que avanzar… pero yo soy optimista. Yo fui a ver un bolo de Alejandro Sanz y más de la mitad eran chicas: bate, bajo… no cuatro coristas ahí atrás.
Una de tus canciones, La Flor, la defines como un "canto al desencanto urbanita". Nuestros pueblos se están vaciando... ¿Hay que volver a lo rural?
Ya veremos todo esto de Instagram y las redes si no desemboca en que todos hagamos a la inversa. La humanidad es cíclica. Igual el rollo urbanita no es para siempre. Ya veremos dentro de 50 años. Yo conozco a una pareja de madrileños en Abiada, un pueblo al lado de Reinosa, que acabaron hasta arriba y hace unos 15 o 20 años se fueron. Ahora tienen una cría y cogieron la cantina del pueblo y ahí están. Hablo con ellos y no volverían ni de coña. La frialdad de la ciudad… aunque Madrid es caliente… igual acabamos todos haciendo el camino inverso. Voy a Reinosa y veo: “Se alquila”, “Se vende”. Voy mucho, pero de la gente joven de mi edad curran dos ahí. Los demás tuvieron que irse. A ver cómo acontece todo.
Tienes hijos, ¿les estamos dejando un planeta a altura?
No, estamos fracasando totalmente. Pero estamos sometidos a una movida de la hostia. Mi origen es muy humilde, pero yo me crié en el consumismo. Lo de que puedas pedir una cosa y en cuatro horas la tengas en casa en una caja de cartón es fascinante, incita. Y me quiero rebelar contra ello, y cada vez quiero comprar menos. Y no puedo. Hago autocrítica y no puedo. Porque el libro que veo lo pido y al día siguiente está aquí. Es fascinante. Entras al trapo y consumes. Mi pregunta es cómo salimos de la movida. En tu micromundo, en tu día a día.
Tiene que ser conciencia individual.
Pero tu día a día está aquí, en las redes. Y como las mires mucho… aparte del libro quieres esas zapatillas. Nos llenamos con grandes eslóganes, pero luego en nuestro día qué hacemos. Todo empieza por tu casa.
Bonus track: elige un ministro o ministra de Cultura, no tiene por qué ser político.
Es que yo elegiría a uno que no sea político. El mejor ministro de Sanidad será quien dirige La Paz o el Reina Sofía y sabe de esto. De Cultura… no lo sé. Queda guay que diga un tío que no quiere serlo, Evaristo el de La Polla, que lo admiro y me llevo muy bien con él. Evaristo porque rima con ministro. Pero no, yo diría un tío preparado, con sensibilidad…pero que sepa gestionar. Diría un tío que me encanten sus libros, pero igual es un pésimo gestor. Al final un ministro no tiene que ser un artista, sino un tío que gestione bien desde la sensibilidad. Y, sinceramente, no conozco a ninguno.