2019 ha sido el año en el que Vox se ha enganchado a la rueda cultural a su manera -aun en guerra con el cine español, sus subvenciones y sus Premios Goya-: intentando cazar referencias, iconos, citas, canciones que conformen su identidad como partido. Se ha esforzado en forjar su imaginario cañí e imperialista; su bodegón de toros y chotis y Reconquistas, y de ahí ha salido un cóctel extraño, a veces con referencias sorprendentes.
Ya en España vertebrada (Planeta), la pseudobiografía de Santiago Abascal escrita por Fernando Sánchez Dragó, el líder de Vox se definía como “unamuniano”, subrayando que en común tenían su amor a España y su defensa de la lengua. Luego volvió a citarle en el Congreso: "Ni venceréis, ni convenceréis. Y no lo haréis, porque esa 'paranoia de megalómanos' que es el separatismo -y así lo llamaba Don Miguel de Unamuno- nunca podrá con el pueblo español”, expresó entonces, dirigiéndose a PSOE y Podemos. En realidad, la primera alusión no era exacta. Lo que dijo realmente el escritor y filósofo de la Generación del 98 en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de 1936 fue “venceréis, pero no convenceréis”. Pero, ¿qué hay del antifascismo unamuniano y de su espíritu de la contradicción, frente a un Abascal tan sólido y lleno de consignas inamovibles?
El novio de la Muerte
Otra de las apropiaciones de Vox este año fue la del mítico Novio de la muerte, himno de la Legión: “Soy un hombre a quien la suerte hirió con zarpa de fiera, soy el novio de la muerte que va a unirse en lazo fuerte con tan leal compañera”. Como recordarán, cuenta la historia de un hombre que se alista en el Tercio porque tiene ganas de morir: es tanta su bravura, su temeridad y su audacia ante el fuego que realmente parece que anda zarandeando al destino y pidiéndole que se lo lleve de este barrio, con urgencia.
Después se descubre que no es que fuera un gran patriota, es que el amor de su vida había muerto previamente y quería irse a verla. Vox la puso en decenas de ocasiones en su campaña, tanto que la Plataforma Patriótica Millán-Astray le pidió que dejase de hacerlo, ya que, según aseguraban, “no es patrimonio de ninguna fuerza política”. Contó a este periódico Guillermo Rocafort, portavoz de la asociación, que “es un himno que pertenece a todos los españoles, incluso a Gabriel Rufián”.
Otra figura histórica que excita a Vox: Blas de Lezo, almirante de la Armada española del siglo XVII. Llegaron a pedir a los guionistas patrios un filme que elevase su leyenda, pero, como se sentía desoído, aseguró que iría a buscar personalmente a Mel Gibson para que la rodase él. Ojo a Ramiro Ledesma Ramos, ensayista, filósofo y falangista que recuperaron para defender al ataque de Rosalía -ya saben, “fuck Vox”-. Los de Abascal colgaron una foto de la artista en su avión privado y escribieron “sólo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria”, como ya hizo en su día el pensador.
El chotis fascista
En la misma línea, el partido recuperó el chotis fascista de Celia Gámez, la amante de Millán-Astray. Fue una vedette del régimen nacida en Buenos Aires que triunfó en España y volvió a ella durante la Guerra Civil, donde fue protegida por sus amigos falangistas: entonó el Ya hemos pasao’, la réplica satírica al No pasarán antifascista. Vox la erigió como icono para celebrar su entrada en el Ayuntamiento de Madrid y la salida de Carmena.
Cómo no, también ha habido patinazos históricos importantes, entre tanta referencia cultural: por ejemplo, cuando Ortega Smith dijo que las 13 rosas “violaban y torturaban”; o cuando Abascal presumió de liderar la Reconquista con un casco de otra época. La cuenta de Vox colgó en Twitter una foto de su líder con un morrión, que era el casco utilizado por los Tercios españoles en los siglos XVI y XVII. Otros de sus momentos favoritos de la Historia de España, de los que gusta recuperar: ahí Covadonga y don Pelayo (718-722), la batalla de las Navas de Tolosa, la rendición de Granada (1492) o la conquista de América.
Dos referencias de izquierdas
Pero sin duda las dos referencias más sorprendentes que ha empleado Abascal han sido el dramaturgo comunista Bertolt Brecht y el poeta ‘rojo’ Miguel Hernández. Al primero le guiñó durante la sesión de investidura de julio: “Ustedes comparten un particular entusiasmo por el llamado multiculturalismo, que no es más que liquidar la identidad de España introduciendo culturas remotas con diferentes lealtades, con diferentes visiones del mundo, con diferentes y a veces abominables ideas sobre la mujer, o que ni siquiera contemplan una diferencia entre las leyes civiles y las ideas religiosas”, ha enunciado. “Me recuerda al poema Solución, de Bertolt Brecht, que es de los suyos”, lanzó Abascal en dirección a los socialistas, generando estupor entre las filas. Se refería a estos versos:
Tras la sublevación del 17 de junio
la Secretaria de la Unión de Escritores
hizo repartir folletos en el Stalinallee
indicando que el pueblo
había perdido la confianza del gobierno
y podía ganarla de nuevo solamente
con esfuerzos redoblados. ¿No sería más simple
en ese caso para el gobierno
disolver el pueblo
y elegir otro?
Sin duda, se trata de una pieza satírica, como también se molestó en detallar Abascal. También este año le ‘robó’ unos versos a Hernández. Fue en Pachá Madrid, en un acto para la juventud. Refiriéndose al colectivo que organizó el encuentro, explicó que ellos eran “los artífices de que Vox haya resistido” tras “años de travesía por el desierto”. Y lanzó la perla: “La juventud siempre empuja, la juventud siempre vence y la salvación de España de su juventud depende”. No citó al autor, pero estos versos son del poeta comunista Miguel Hernández y pertenecen al poema Llamo a la juventud. Realmente era el único poema de este autor que podía usar para sustentar su ideario.