Rosa de Armas no es Rosa de Armas, no las veinticuatro horas del día: detrás de sus costuras, su turbante, sus zarcillos y su cigarro está la artista performática Sofía Rincón -entró en sus vidas, la recordarán, con la canción sardónica que le dedicó a Vox: imposible esclarecer entonces si era una alabanza o una crítica, de ahí la gracia- y se quedó para siempre porque cada dos por tres lanza una nueva idea contracultural, ácida, una nueva bofetada sin mano contra lo que ella llama "buenismo progre" y "feminismo mojigato".
La última ha sido parir a una alter ego sexual en plena crisis del coronavirus para entretener en la cuarentena "a degenerados como tú", tal y como ella señala. El sexo es una constante en su trabajo. Pero no se imaginen un erotismo burdo, de brocha gorda, ni basado en la corporeidad y el desnudo -de hecho, en el vídeo de presentación de este proyecto, Rincón se desnuda para acabar cuanto antes con la idea de que eso es transgresor, con naturalidad infinita-. Es el suyo un erotismo profundamente psíquico, lírico, contextual, que juega con el BDSM y que es más exitoso cuanto más comprende, mira y escucha los deseos del otro. Su perversión es sofisticada y se apoya en el relato. Su sensualidad entiende que la palabra es lo más importante, lo más lúbrico. Como apunta ella misma: “A ver si por ser artista y leer a Schopenhauer no voy a poder ser una zorra”.
¿De dónde surge el nombre de tu alter ego Rosa de Armas? ¿Y la idea?
Como ya sabes, el erotismo y la sexualidad son pilares fundamentales tanto de mi vida como de mi obra. Siempre he querido hacer una obra erótica más allá del papel: algo palpable en muchos más sentidos que un cuadro. Pero no daba con el "qué"... Hasta que llegó la pandemia. De pronto vi que tenía un montón de días por delante en los que estaría atrapada y pensé en la cantidad de gente que, al igual que yo, estaría buscando vídeos con los que masturbarse. Me cuesta mucho encontrar el vídeo adecuado, tardo más en buscarlo que en correrme, y entonces fue cuando pensé que, realmente, lo que yo buscaba no estaba catalogado en las webs porno, así que me dije: ¿Y por qué no hacerlo yo?
Además: encajaba perfectamente con mi arte, al fin y al cabo, cuando yo digo que soy una "artista degenerada", lo digo de verdad: el sexo es un pilar fundamental de mi
ser. Era cuestión de tiempo que lo llevara más lejos, de hecho, cuando les comenté la idea a amigos que son profesores de universidad o intelectuales de cierto peso para pedirles consejo su respuesta fue muy positiva, pues entendían que yo no trato esta cuestión con zafiedad o cursilerías. Soy plenamente consciente de que, como dice Nicolás Gómez Dávila, "las épocas de liberación sexual reducen a unos pocos gritos espasmódicos las ricas modulaciones de la sensualidad humana". La sexualidad es un terreno de profundidad infravaloradísima.
Y en parte de todo esto viene lo de "Rosa de Armas", por el mundo de contrastes que tiene el sadomasoquismo: es una performance con implicaciones muy violentas y al mismo tiempo requiere, para poder disfrutarse, entender profundamente las necesidades del otro. De ahí la metáfora: la delicadeza de una flor y la violencia de un arma.
¿Cómo es Rosa de Armas?
Honestamente pervertida.
¿Qué textos lúbricos y eróticos recitará? ¿Cuáles son tus favoritos?
Tenía pensado, de vez en cuando, leer fragmentos de Philippe Sollers, textos del Marqués de Sade, el erotismo de Drácula de Bram Stoker... Pero, fundamentalmente, guiones propios, en los que verbalizar fantasías sexuales, hablar sobre la sexualidad de tal o cual personaje histórico, analizar los escolios de Antoine de Rivarol sobre la erótica de las cosas, etc. Todo ello con fines onanistas, por supuesto, pero fundamentalmente estéticos.
Este es un fragmento del guión de un vídeo que estoy preparando sobre fetichismo de pies: "Yo estoy aquí con toda tranquilidad grabándome mi pie, elevándolo. Podría decirse que es incluso un acto inocente pues mi afán es estético... Y sin embargo, pese a ver toda esta cuestión artística tú sólo estás centrado en imaginar cómo sería paladear mi diminuto pulgar en esa lengua plagada de patetismo que mueves con desesperación al masturbarte."
¿Se puede excitar a través de las palabras? ¿No son los hombres hetero y cis más de excitarse con imágenes?
Las palabras lo son todo. Realmente, el tipo de hombre al que yo me dirijo busca poder liberar lo más hondo de su ser. La gente adora ser solemne cuando se trata de ahondar en sí misma, pero realmente pienso que minusvaloran lo bonito que puede llegar a ser poder compartir lo más bajo de uno mismo y transformarlo en placer sexual sintiéndote comprendido. A eso se llega mediante el logos.
Respecto a los hombres cis o heteros... Yo creo que eso son categorías secundarias. Yo creo que hay dos tipos de sexualidad: gente que es heterosexual/ bisexual/ homosexual/ etc., y los pervertidos. Porque, vamos a ver, si estás en una orgía no vas a andarte con tonterías.
¿Cómo valoras la sexualidad y el erotismo en medio de esta pandemia? ¿Qué lugar crees que ocupa ahora en nuestra vida -y en nuestra reclusión-? Sexo tanto masturbatorio como con ‘terceros’.
No podemos salir de casa, las tensiones de convivencia se incrementan... La masturbación es una catarsis y, ahora, eso es imprescindible.
Hablemos de Rosa de Armas y el BDSM. ¿Sumisa o ama? ¿Por qué?
Hay muchos dominantes que creen que son dominantes 100% porque en el fondo nunca han conocido sus debilidades. El BDSM es empatía, y no puedes ponerte en el lugar de un sumiso si no eres capaz de explorar tus propias debilidades. No concibo un macho alfa que no sea capaz de ser sumiso.
¿Disfrutan los hombres siendo los sumisos? Ahora que el feminismo moderno acusa tanto al heteropatriarcado de ser dominante, etc., ¿cómo encajan los hombres heterosexuales en este rol?
Una dómina no es una tía que te insulta. Una dómina es alguien que te obliga a hacer lo que realmente quieres hacer. Te sorprendería la cantidad de hombres que, en privado, me confiesan que desearían besar los pies de sus parejas... pero que no se atreven a decirlo. La gente tiene la imagen de que ser sadomasoquista es que te gusta "pegar" o "que te peguen", y lo suelen reducir a eso, cuando la realidad es que ser dominante o sumiso sexual tiene implicaciones que van mucho más allá de estar "por encima" o "por debajo". Es compartir una performance cuya base es la realidad que sustenta las vergüenzas del otro sin hacer un juicio moral.
Encajan perfectamente, porque el erotismo es un fluir de poderes. No obstante, siempre están los que tienen que andar señalando despectivamente a los demás: antes estaba la meapilas que malmetía antes de pasarse por el confesionario y ahora está la frígida que dice que es feminista porque le dan miedo sus debilidades. No puedes disfrutar el sexo cuando te preocupa más si estás o no de acuerdo con quien tienes en frente que tratar de comprenderle y trabajar el placer mutuo.
¿Alguna sorpresa de Rosa de Armas que esté por venir?
¡Montones! Todo este proyecto es una sorpresa en sí misma. Pero quizá, la sorpresa principal sean los guiones humorísticos que tengo pensados. Como dice un buen amigo pervertido: "Si tu vida sexual no se parece a una película porno, entonces tienes un problema".