El editor, traductor y profesor Carlos Pujol Lagarriga murió ayer en Barcelona tras padecer una larga enfermedad. Era el responsable del sello Alrevés, así como hijo del escritor y editor Carlos Pujol. Entre otros autores, trabajó con Lucía Etxebarria. Nacido en Barcelona en 1966, viudo y padre de tres hijos, llevaba tres décadas vinculado al sector de la edición, donde trabajó en sellos como Plaza & Janés, Ediciones Destino, Vozdepapel, El Andén, Ámbar y Editorial Alrevés.
Pujol Lagarriga, histórico miembro del jurado del Premio Planeta, también fue profesor asociado de Comunicación escrita en la facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) y de másteres de postgrado sobre edición y gestión cultural en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
Asimismo, impartió clases en un curso de edición de la Escuela de Escritura del Ateneu Barcelonès. El editor Enrique Murillo ha recordado a Efe los años en los que coincidieron y ha descrito a Pujol Lagarriga como un "gran editor de autores", que trabajó, entre otros, con Fernando Marías y, "paradójicamente, con una autora como Lucía Etxebarria, y digo lo de paradójicamente, porque eran muy diferentes, ya que Carlos era muy católico, muy místico, y ella no".
Para Murillo, "era capaz de encontrar dónde había talento y luego era capaz de acompañar a ese talento en lo más bonito de la edición, que es ayudar al escritor a perfeccionar su obra". Tampoco ha olvidado que como profesor "fue siempre muy bien puntuado por los alumnos". En este punto, ha señalado que esta mañana, cuando ha hablado sobre Carlos Pujol con el editor Aniol Rafel, de Periscopi, este le ha subrayado que gracias a él ha sido "mucho mejor editor de lo que hubiera podido ser".
A juicio de Enrique Murillo, fue un hombre que "era como si hubiera nacido en los tiempos del Evangelio, pero que estaba en el siglo XX y el siglo XXI. Para una humanidad como la suya, el mundo le venía estrecho".
La editora Berta Noy, tras conocer su deceso, ha mostrado su tristeza y ha rememorado cuando eran compañeros en el grupo Planeta y hablaban de los autores anglosajones que les gustaban y "de la complejidad del trabajo del traductor".