España está confinada, el Día del Libro también. Con Sant Jordi congelado, los lectores extrañan más que nunca sus novelas nuevas, sus dedicatorias, sus rosas en Barcelona. Es cierto que el crecimiento del libro digital en lengua española en 2019 fue de un 12,5% a nivel mundial y de un 12% en España -según el Informe Anual del Libro Digital de Libranda-, y, aún más, que desde que andamos encerrados, se ha incrementado en más de un 50% la venta de ebooks, el aumento del préstamo bibliotecario digital y se ha estimado una subida del 30% en el tiempo que los lectores pasan en plataformas de suscripción de libros digitales.
Son buenas noticias dentro del horror: el ciudadano conserva el apetito lector, más ahora que la vida nos satisface menos que nunca. No es de extrañar tampoco que Amazon sea la empresa que más está prosperando en el contexto de la pandemia: vende 10.000 dólares por segundo y se calcula que el 42% de la venta de libros dentro de EEUU pasa por su plataforma, para que nos hagamos una idea de la magnitud del asunto -no habrá más datos hasta el 30 de abril, cuando presenten el balance del primer trimestre-.
¿Qué hacer, entonces, en un día como éste, tan huérfanos como estamos? Claro que cabe la opción de pedir libros por Amazon, pero, ¿estamos condenando así -ya no sólo a sus repartidores expuestos al virus-, sino a las pequeñas librerías o editoriales independientes, que atraviesan la más precaria de las situaciones -si no amenazan con su extinción? ¿Cómo afrontar esta jornada con conciencia crítica, además de con hambre lector? Hablamos con expertos de la industria del libro para que nos guíen en medio del caos. Feliz día.
David Trías, director literario Plaza&Janés (Penguin Random House)
El día del libro, como las principales ferias, es el momento del año en el que los editores salimos a la calle con nuestras mejores galas, es decir, con nuestros mejores libros. Es un día feliz y luminoso, donde nos vemos con los colegas, con los escritores y periodistas, y con libreros y lectores. Es un día en el que, además, nos solemos abrazar mucho. Así que vernos obligados a quedarnos en casa nos causa una especial tristeza y la lógica preocupación, pero es tiempo de asumir nuestra responsabilidad y mantener el confinamiento. Y ya que estamos en casa, leamos: leamos esos (tantísimos) libros pendientes que tenemos, esos libros que nos miran suplicando desde las estanterías; o aventurémonos a conocer nuevos formatos incluso, ¿por qué no?, el ebook o los propios audiolibros, a ver qué tal la experiencia.
Tendremos un intenso día en casa, un día histórico que no olvidaremos, que es el primero y esperemos sea el último en circunstancia similares. Será un día lleno de actos virtuales. En nuestro caso, haremos una maratón literaria con más de 80 autores interviniendo en un evento de Instagram que hemos llamado, con guiño cortazariano evidente, Casa Tomada. Y me hace mucha ilusión que Isabel Allende se haya prestado a participar, como broche de los actos del día, con un FB Live desde su casa en California en un evento que hemos puesto en marcha con todas las casas editoriales de Latinoamérica y con Vintage USA. No en vano su última novela, Largo pétalo de mar, es una historia protagonizada por dos jóvenes republicanos catalanes, así que servirá como guiño también a este Sant Jordi tan peculiar.
Y, sí, sobre todo no dejemos de lado al librero. Que la cadena entre el lector, el autor y el editor no se explica sin el papel del librero. Creo que ha habido una cadena de solidaridad en el sector y me parecen muy acertadas las iniciativas que se están llevando a cabo de apoyar a tu librería, con los cheque y vales regalos. A título personal, aplaudo esta iniciativa de encargar el libro que deseas y recibirlo o irlo a recoger cuando nos lo permitan. Y vemos noticias preocupantes como el cierre de librerías, sin ir más lejos la de Los editores, que era maravillosa. Por nuestra parte, nos estamos viendo obligados a hacer justo lo contrario de lo que es la esencia de nuestro trabajo: es decir, a desprogramar libros. En mi caso, un 30% del plan editorial lo posponemos al año próximo. Hemos adelantado la publicación de alguna novedad en formato ebook.
Pero es cierto que el debate está abierto y que no podemos evitar la realidad, estamos comprobando un importante incremento de las ventas de libros físicos en on line y el ecomerce. Nuestro grupo ha puesto en marcha proyectos de distribución de nuestros libros a aquellos libreros que técnicamente puedan hacer uso del servicio on line. Es evidente que lo que estamos viviendo ha supuesto que se hayan acelerado muchos procesos que estaban ya implementados, y hoy en día muchos compran on line con la misma naturalidad que van al mercado. Dicho esto, a mí me encanta ir al mercado y en pocos lugares soy más feliz que en una librería.
El sector no puede quedarse de brazos cruzados y hemos de obligarnos a no ser pasivos, acercarnos al lector, facilitarle la experiencia de comprar un libro, invitarle al disfrute de leer un libro, en el formato que desee.
Amazon lleva tiempo integrado en el sistema editorial y es evidente el crecimiento que están teniendo, de ahí que los editores no podamos darle la espalda y menos en estos tiempos, por otro lado me parece natural su advertencia de que no puedan servir libros con la celeridad habitual al no haber sido considerado el libro un bien esencial. Y entre todos tenemos que seguir insistiendo en nuestras reclamaciones al gobierno de apoyar el fomento a la lectura con campañas atractivas y no dejar de lado a las librerías ni a los editores.
Y, at last but not least, mis recomendaciones: dos libros publicados días antes del Estado de Alarma y cuyas presentaciones han sido pospuestas. Me refiero a la primera novela de Elsa Veiga, Me desperté con dos inviernos a los lados (Ed Tres hermanas) y el segundo libro de relatos del editor y sin embargo gran escritor Alberto Marcos, Hombres de verdad (Ed Páginas de Espuma), que algún día presentaremos como teníamos previsto. Magníficos ambos.
Alberto Almayer, editor de Libros del K.O.
Nosotros pensamos que la mayoría de gente tiene en casa libros y lo importante en el día del libro es seguir fomentando la lectura, seguir leyendo los libros que teníamos empezados en la mesilla o abandonados en la estantería y seguir cultivando el hábito de lectura. O iniciar a la gente que no tiene ese hábito en la lectura, ya habrá tiempo en los próximos meses de volver a las librerías y de recuperar ese hambre de novedades y de historias que todos tenemos.
Desde hace más de un mes decidimos poner nuestro stock a 0 para suspender la venta en la web de libros físicos, con un doble objetivo: proteger a nuestros empleados y proteger a su vez a los repartidores, haciendo que cuanto menos reparto tengan que hacer, menos posibilidades de contagio haya.
No obstante, cuarenta días después y viendo que los repartidores han seguido trabajando con normalidad, nos replanteamos cómo volver a vender. Ante esta situación se nos abren varias alternativas: la primera es volver a una venta normal. La segunda es vender ahora y hacer los repartos cuando el gobierno decrete un estado de confinamiento más suave, y la tercera es vender tickets canjeables en un futuro por los libros. Esta opción la está haciendo alguna librería pequeña.
Sobre cómo favorecer a las librerías pequeñas o medianas, independientes, es un tema bastante difícil: hay muchos libreros que ni siquiera tenían creada una página web o una plataforma de comercio electrónico, y otros que por su estructura de costes no pueden vender online, porque no pueden asumir el coste de los envíos sin repercutirlos al cliente. Otros sí están vendiendo online, la situación es diferente en cada caso. Hay libreros que sí están vendiendo tickets canjeables por libros para cuando la situación mejore y hay otras grandes librerías o cadenas que sí que venden online con normalidad, incluso algunas están creciendo mucho en estos días porque están alcanzando récords de demanda.
Si conoces a tu librero, la mayoría de ellos tienen web, o redes sociales, y en ellas están diciendo la mejor manera para ayudarles. ¿Qué hay de Amazon? En los últimos días hemos visto que la demanda de Amazon se ha disparado, que sus acciones se han revalorizado y que están teniendo cifras de récords. Es normal, porque es una marca muy conocida y más en este contexto de comercio minorista cerrado. Nosotros no creemos que sea la única manera ni la más deseable; tampoco atacamos a Amazon, creemos que es compatible que exista Amazon con que exista una red de librerías de barrio que hacen una labor no sólo de venta sino de asesoramiento y de enriquecimiento cultural que es absolutamente necesaria.
Hay que intentar encajar varios modelos. Necesitamos esa red de librerías independientes para que el sistema siga teniendo salud, pueda haber muchos editores, pueda haber mucha diversidad de oferta y los lectores puedan tener acceso a contenidos variados. Lo contrario conduce al monopolio y eso siempre es malo tanto para editores como para lectores.
Eva Serrano, editora de Círculo de Tiza
Para ser un poco optimista -aunque estoy un poco harta del “juntos podemos” y todo esto-, será un día del libro sin librerías pero con cada vez más lectores. La gente está leyendo más que nunca. No creo mucho en los libros apresurados después de un shock postraumático, pero sí creo que se están creando muchas historias y que nos hemos dado cuenta de que en soledad no se puede vivir. Nos comunicamos en soledad a través de los libros, porque las series de Netflix son un aturdimiento, necesitas la reflexión del libro. Abres un libro al azar, ahora mismo, y parece que habla de ti. Yo estoy leyendo los diarios de Iñaki Uriarte y el último de Elvira Lindo.
Se están vendiendo muchos libros. Ya nos jode que Jeff Bezos se esté forrando, pero las descargas de e-book también son brutales. La gente se las apaña. Este confinamiento no va a subir la natalidad, porque estamos todos medio enfadados, pero sí va a aumentar las ganas de la gente de leer y contar historias. De ahí saldrá mucha bazofia, pero también escritores interesantes.
Quizá este sentimiento de nostalgia o de ausencia de las librerías nos haga recapacitar y pensar qué podemos perder. Yo soy una editora enana pero me está escribiendo mucha gente que no conozco para preguntarme por libros, por ejemplo, de Gistau.
Poco a poco se irán abriendo las primeras librerías, pero sobre los lomos de los libreros, sobre el profesional que está acostumbrado a vivir en la miseria y a arriesgar su tiempo y su patrimonio. Es muy triste. El librero lo es por vocación. Esto es la ruina absoluta, pero si nos vamos algunos, si nos tenemos que ir porque no hay manera de tirar para adelante, vendrán otros con ideas nuevas, quizá para quitarle el polvo a un sector que no ha innovado en nada. Nunca parará la necesidad de contar historias y de escucharlas. Los lectores deben sentir que aún siguen teniendo comunidad.
Viviana Paletta, editora de Espasa (Planeta)
¿Cómo celebrar un Día del Libro sin librerías? Bien, en estas circunstancias tan complicadas, creo que es bueno apoyar algunas iniciativas virtuales, las que vayan más con nuestra sensibilidad y preferencias. Y si nos aturde el ruido a redes, celebrar leyendo en soledad. Creo que es un buen momento para hacer una criba de tanta oferta cultural que nos llega por las redes con un poco de sosiego y espíritu crítico.
No sé cuál es la actuación correcta (estamos aprendiendo a vivir confinados). En mi caso, en el tiempo libre que me deja el teletrabajo, lo dedico a esos libros que llevaban mucho tiempo pendientes. También aprovecho a ver por las redes materiales que se me habían pasado. Por ejemplo, escuchar al Niño de Elche recitar a Ernesto Cardenal.
En cuanto a las editoriales sigo las iniciativas que más me seducen. Y con respecto a las librerías, voy anotando los libros que saldré a buscar en cuanto acabe el destierro (para empezar, Noche y océano, de Raquel Taranilla). Pero creo que tendría que ponerse en marcha iniciativas estatales de rescate. También empresariales, de editoriales grandes, medianas y pequeñas, como por ejemplo, la que está llevando a cabo Páginas de Espuma y Nórdica, entre otras.
Pablo Bonet Ayllón. Secretario del Gremio de Librerías de Madrid y la Feria del Libro
Nos encontramos ante una circunstancia histórica, un día del libro sin librerías abiertas. Lo más importante es levantar la moral y no decaer, para eso va a servir principalmente el día 23, para ver y sentir que las lectoras y lectores son fieles a sus librerías y autores y que nos estarán esperando a la vuelta. Las librerías tendrán encuentros con escritores y recomendarán libros para que a la vuelta sus lectores pasen por sus librerías de cabecera a comprarlos.
Mis recomendaciones para los lectores: Algo en lo que creer de Nickolas Butler de Libros del Asteroide. Una novela ambientada en el Medio Oeste americano que cuenta con una intensidad desbordante la historia de una pareja que vive en una granja a la que vuelve su hija, madre soltera, después de mucho tiempo con su pequeño. Una historia sobre las relaciones familiares y cómo cambian a lo largo del tiempo, cómo nos adaptamos o no a los demás y hasta qué punto podemos sacrificarnos por amor y por mantener unida una familia. Un libro conmovedor y hermoso sobre lo cotidiano, sobre las pérdidas y la capacidad redentora del verdadero cariño.
También Leopardo negro, lobo rojo de Marlon James en Seix Barral. Una historia ambientada en un tiempo legendario en una especie de edad media africana en el que un grupo salvaje comandado por el Rastreador, deberán encontrar, a través de los trece reinos, a un muchacho perdido destinado a cambiar el curso de la Historia. Batallas, traiciones, magia, violencia y amor es una narración épica que te hipnotiza desde la primera página por su fantasía y el ritmo frenético de la narración. Espectacular.
Respecto a la pregunta de cuál es la actuación correcta en esta situación tan extraña, creo que por responsabilidad nos queda esperar a la apertura de nuestras librerías (cuando haya seguridad laboral, higiénica y jurídica) y volver a recuperar el pulso cuanto antes. Estar unidos y plantear campañas conjuntas que pongan en valor el comercio de proximidad que hace tejido social y humaniza los barrios. Por supuesto, apoyo institucional con medidas laborales e impositivas (retirada de impuestos, acceso real y verdadero a los Créditos ICO a bajo interés) y campañas de publicidad que fomenten ir a los pequeños comercios.
¿Qué hacer para favorecer a las librerías y qué hay de Amazon? Bien, que los lectores/as se mantengan fieles a esos espacios que dan mucho más que la venta de libros. Intentar unir a todo el sector para apoyarnos y pedir a las instituciones que compren libros para las bibliotecas a través de las librerías. Poco a poco recuperaremos el pulso si tenemos apoyo. Queremos establecer sinergias con las editoriales independientes y poner en común todo lo que nos une. Una crisis así es también una oportunidad para cambiar lo que funcionaba y mejorar nuestras estructuras internas, pedir más transversalidad y participación colectiva.
Cegal, a través de su web Todostuslibros.com, es la plataforma en la que los lectores de las librerías independientes encontrarán el mismo servicio que otras plataformas gigantes en unos meses y con muchos más alicientes: listas de recomendaciones, participación directa, todas las actividades de las librerías, etc. Es hora de hablar de nosotros y lo que podemos hacer por nosotros mismos y no dejar de fijarnos tanto en esas empresas cuyos impuestos, al contrario que nosotros, no tributan en una gran parte en nuestro país.
Xacobe Pato, librero
En la librería en la que curro, Cronopios, se hizo un ERTE, imagino que como en la inmensa mayoría, así que lo único que puedo aportar es mi visión personal. A mí me parece que una buena forma de celebrar el Día del Libro sería leyendo y recomendando libros que nos hayan gustado, sean novedades o no. Eso lo primero. Hablar sobre libros interesantes y contagiar las ganas de lectura.
Después, y yendo más a lo práctico, creo que si una persona tiene un compromiso con una librería (porque es de su barrio, o de su pueblo, porque le gusta ir a los eventos y presentaciones que organizan, porque alguna vez le han hecho una buena recomendación, o le han descubierto tal libro o tal autora, etc) podría buscar la manera de echar una mano en la medida de sus posibilidades. Por ejemplo: hay librerías en las que se pueden adquirir vales o cheques regalo de diferentes precios para consumir más adelante, otras que admiten pedidos para recoger/enviar cuando se permita la reapertura. Yo les diría a las personas que tienen ese compromiso con una librería, o con varias, que se informen y busquen la forma de ayudar en ese sentido.
Me parece la forma más honesta de ayudar a un sector que es muy precario y que yo creo que para mucha gente, y para las ciudades en general, es importante. Yo por lo menos no querría volver a un mundo donde la librerías hayan desaparecido. Y digo que me parece más honesto (y también más responsable) ayudar así que, por ejemplo, pidiendo reaperturas precipitadas e improvisadas, aludiendo a no se sabe muy bien qué valores esenciales del libro y la literatura, sin ni siquiera consultar a la gente del sector, como han hecho algunos políticos y escritores.