La Torre Eiffel ha reabierto sus puertas después de tres meses, el cierre más prolongado desde la Segunda Guerra Mundial. Eso sí, lo hace con abundante señalización y medidas de seguridad para evitar contagios. La principal novedad es que hay que subirla y bajarla a pie: los ascensores quedan fuera de servicio.
En función de la evolución del coronavirus en Francia se flexibilizarán las precauciones, de la misma forma que importantes rebrotes volverán a suspender las visitas.
Por lo pronto, quienes accedan sólo podrán llegar hasta el segundo nivel de la torre, de 324 metros, y deberán ceñirse a un sistema de tránsito unidireccional. Además, todos los mayores de 11 años deberán llevar mascarilla de forma obligatoria.
Dadas las restricciones a los turistas extranjeros, se prevé que al menos durante los primeros días sean casi exclusivamente nacionales los que entren en el monumento. "Para el público francés, este es el momento de venir", ha afirmado el director, Patrick Branco Ruivo.
El Louvre, en julio
En los mismos términos abrirá el Louvre, pero el 6 de julio. La crisis sanitaria ha empujado a la institución a poner el foco en los locales, mientras que el 75% de sus visitantes habituales son extranjeros, con estadounidenses y chinos a la cabeza.
El Louvre cerró el 13 de marzo, cuatro días antes del inicio del confinamiento en Francia, y este tiempo le ha servido tanto para preparar sus espacios como para repensar su oferta.
El uso de la mascarilla también será obligatorio a partir de los 11 años, así como la reserva con un horario de entrada definido. Además, el recorrido estará marcado con flechas y en caso de mucha afluencia, o en las salas más emblemáticas como la de La Gioconda, no se podrá dar marcha atrás para evitar el cruce de gente.