Hipócrates.

Hipócrates.

Cultura

Esta es la última serie favorita de Pablo Iglesias: un alegato de la sanidad pública y de calidad

"Impresiona el hiperrealismo del ambiente de hospital, pero sobre todo es una serie que habla de las contradicciones, de las grandezas y de las miserias de la condición humana", ha escrito el vicepresidente. 

1 septiembre, 2020 14:09

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“Acabada anoche Hippocrate, ha escrito Pablo Iglesias en su Twitter. “Se puede ver en Filmin. Impresiona el hiperrealismo del ambiente de hospital, pero sobre todo es una serie que habla de las contradicciones, de las grandezas y de las miserias de la condición humana. Me ha encantado”, guiña. Es la última serie favorita del vicepresidente del Gobierno, un gran aficionado a este formato, como ha recordado en otras ocasiones. También le sirven las series como lenguaje político -le regaló Juego de Tronos a Felipe VI, se vio Baron Noir por recomendación de Sánchez-, y en este caso la temática de la obra tiene más sentido que nunca y se relaciona directamente con la situación del país. Verán.

'Hipócrates' está dirigida por Thomas Lilti, doctor y cineasta que ya dirigió una película con el mismo nombre: sabe bien de lo que habla porque él mismo es médico y ha ejercido durante años la profesión. En el filme con este mismo bautizo nominal, hablaba de la relación de dos jóvenes residentes, un chico de clase alta y un chico argelino. Después denunció la falta de servicios en espacios rurales en Un doctor en la campiña y criticó la violencia mental a la que son expuestos los jóvenes estudiantes que quieren acceder a la carrera en Metes brillantes.

Esta serie, en concreto, es un feroz alegato en defensa de una sanidad pública, universal y de calidad. Fue aclamadísima en Francia y, de hecho, la historia se ubica en un hospital de París con las condiciones precarias que nos suenan tanto a los españoles, especialmente en medio de una pandemia: carencia de camas, de profesionales, de contratos, de derechos laborales para ellos, todo lleno de guardias interminables y de sanitarios con ojeras, estrés, agotamiento mental…

Ojo: Hipócrates lo vio venir, porque la trama comienza a alcanzar tensión cuando los sanitarios tienen que darse de baja por un virus contraído. Ahora los residentes e internos del área de Medicina Interna han de comportarse como expertos -tras años de recortes-. Aquí no hay laca ni purpurina. Aquí no se gasta el rollito cool de Anatomía de Grey ni se vuelca la historia en los líos de faldas, sino en la imperiosa necesidad de ajustar nuestro sistema y reforzar a nuestros sanitarios, como ha pasado exactamente en España.

Como decía Iglesias, el realismo es lo que prima, pero también una mirada humanista que retrata con cuidado a los enfermos, y también hace hincapié en la importancia de la comunicación y los cuidados hacia ellos, los más vulnerables: por supuesto, esa dedicación es cada vez más difícil de aplicar con tantos recortes, tantas urgencias y tan poco tiempo.