El Rockefeller Center se ha vestido de gala en Nueva York, lo que no está claro es si le ha salido muy bien la celebración, y, además, el homenaje cultural: la performance es una escultura de bronce gigante, nada más y nada menos que 7,6 metros de altura, con una enorme cabeza aplatanada que sobresale del resto de la pieza.
Esta obra se suma a los murales, banderas y vídeos que la rodean -todos creados por Sanford Biggers-, y pertenece a una serie de esculturas llamada 'Chimera' del artista de Harlem, que con su trabajo trata de revisitar las máscaras africanas mezcladas con figuras europeas para poner a dialogar la mitología de las dos culturas.
"Siempre me ha intrigado el Rockefeller Center por su historia arquitectónica y sus referencias mitológicas", ha expresado Biggers en un comunicado, recordando que ese lugar art déco supone, para él, "un contexto ideal para la creación de mitos". Lo cierto es que la exhibición estaba planeada desde hace mucho, al menos desde septiembre del año pasado, pero su inauguración fue atrasada por la pandemia. Todas estas obras estarán expuestas hasta el 29 de junio, pero la idea es que la escultura se vaya de gira al final del periodo.
Su presentación ha sido problemática porque ha recibido muchas burlas del público, que la tachan de ser muy "fea" y de resultar un "mal homenaje".
Mientras los museos van recuperando, lentamente, su flujo normal de visitantes, Nueva York ha decidido sacar el arte a la calle para que sus ciudadanos puedan seguir disfrutando de la cultura sin verse restringidos por las medidas contra el coronavirus. También el Lincoln Center se ha convertido en una suerte de nuevo Central Park sacando sus ballets y sus danzas a la calle. Para ello se ha servido del trabajo de la diseñadora Mimi Lien -la creadora de decorados de varias producciones teatrales y operísticas del gran centro-, que ha decidido cubrir con una enorme capa de césped artificial la piedra de la plaza y así generar a los visitantes una sensación más reconfortante.
La idea nos pilla cerca: recordarán ustedes que en octubre de 2017, el artista SpY montó un gran círculo natural en el centro de la Plaza Mayor de Madrid, que se convirtió en la mejor imagen de la alcaldesa Manuela Carmena. Era una propuesta para recuperar de verdad el espacio público en una ubicación conocida por sus caros precios y por su reclamo turístico, que conseguía que tomar un refresco en una terraza se convirtiese prácticamente en un sangrado.
En el mismo sentido, The Green -porque así se apoda la performance del Lincoln Center- invita a los neoyorquinos no sólo a tumbarse al sol, sino a volver a disfrutar de las funciones después de más de un año de cierre pandémico: conciertos, pases de películas, una biblioteca pública especializada en arte y lecturas y recitales serán las nuevas joyas de la corona en ese espacio reconquistado.