"Un avión que no vuela es una escultura", afirma el artista Francesc Torres, que, en una instalación alegórica de la guerra relacionada con el arte gótico, ha situado en la Sala Oval del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) dos aviones soviéticos como los que participaron en la Guerra Civil española.
En la presentación de la instalación, Francesc Torres ha explicado que "el proceso comenzó en la Sénia (Tarragona), donde existe, y poca gente lo sabe, un museo de la aviación, pero con aviones, y de los tres que tiene, dos los ha construido de la nada José Ramón Bellaubí", presidente de la Asociación del Campo de Aviación de la Sénia y alcalde de la localidad tarraconense.
En la inmensidad de la Sala Oval del MNAC, desde este jueves se yergue en el centro una reproducción exacta a escala 1:1 del bombardero soviético Túpolev SB-2 Katiuska, que cuelga del techo mostrando los veinte metros de envergadura de sus alas.
"Colgar un avión hoy día no tiene importancia, pues en el Museo de la Aviación de Washington hay sesenta suspendidos en el aire, a menos que lo hagas de manera especial y en función de un contenido", ha señalado Torres. En este sentido, ha recordado que "un avión suspendido del techo podría ser visto como una cruz invertida, y dentro de la tradición cristiana occidental, remite a la crucifixión de San Pedro", de la que el MNAC cuenta con una representación en una tabla de un retablo gótico.
Junto al Túpolev se sitúa sobre el suelo una reproducción, también a escala 1:1, del caza soviético Polikárpov I-16 Mosca, ambos presentes en la Guerra Civil en el bando republicano.
En este proyecto, Torres lleva aún más lejos unas coordenadas que ya ha explorado anteriormente, como la ambigüedad entre el arte y el no-arte o la eliminación de la línea divisoria entre los formatos "exposición", "obra" e "instalación".
El significado
El origen de esta intervención, titulada Aeronáutica (vuelo) interior, ha explicado Torres, se sitúa en una visita al histórico campo de aviación de la Sénia, construido por el gobierno de la República al estallar la contienda, que tuvo un papel destacado en las batallas de Teruel, Valencia y del Ebro, primero para la aviación republicana y después, para la Legión Cóndor alemana.
Torres ha comentado que su intención es explorar aspectos como el impacto que supuso, dentro del conflicto bélico, la guerra desde el cielo o la idea de sacrificio en la defensa de un ideario.
El artista plantea una analogía entre el sacrificio bélico y el sacrificio por la fe religiosa, jugando con la iconografía de la Crucifixión de San Pedro, obra del maestro gótico Pere Serra (siglo XIV) que representa el martirio del santo.
Por extensión, Torres habla también de "otros sacrificios" como los 9.000 olivos -varios ejemplares de olivos dan testimonio en la Sala Oval- que se tuvieron que arrancar para construir el campo de aviación republicano, o del sacrificio de las mujeres que trabajaban en el burdel que construyeron los alemanes para sus soldados.
Esta instalación artística forma parte de los proyectos expositivos que el MNAC dedica este año a la Guerra Civil, que se completa con las exposiciones temporales La guerra infinita. Antoni Campañà y Museo en peligro! Salvaguarda del patrimonio artístico catalán (1936-1939), así como las nuevas salas dedicadas a este período.