La música nos acompaña siempre. Es habitual asociarla a momentos destacados de nuestra vida y, por supuesto, a los lugares que visitamos o, incluso, en los que vivimos. Sin embargo, no en todos los sitios es fácil tener la oportunidad de disfrutar de esos instantes en los que una melodía es capaz de transmitir y generar nuevas emociones y, por qué no, una conexión con los que nos rodean. El escenario es uno de los factores que pueden hacer aún más especial la experiencia y, por eso, el proyecto de Telefónica ‘Rincones Musicales’ pretende llevar conciertos de música clásica a todos los rincones de España, especialmente allí donde es más complicado conectar con esta música en directo.
La iniciativa recurre a la música clásica como un elemento vertebrador de la geografía y como un vehículo para conectar a los habitantes de estas regiones con la cultura pero, al mismo tiempo, para acercar también a los profesionales que la interpretan a entornos menos habituales para ellos. Se trata de romper barreras: la de las distancias y la del aislamiento que separan a veces a las personas.
Estos conciertos los protagonizan alumnos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía que, junto a Telefónica, está detrás de la idea de este Ciclo Rincones Musicales. Hasta el momento, en este contexto, estos jóvenes músicos han actuado en algunas de las localidades que forman parte de la Red de Pueblos Más Bonitos de España: Albarracín (Teruel), Atienza (Guadalajara) y Sepúlveda (Segovia).
Los conciertos han contado con un dúo de cuerdas y un quinteto de vientos. Paula Mejía y Willard Carter, violinista y violonchelista, respectivamente, conforman el primero bajo el nombre de dúo Ravel. Su repertorio incluye la Sonata para violín y violonchelo, M.73, de Maurice Ravel. Es una pieza cuya interpretación en semejantes emplazamientos supone un momento único para estos músicos, como explica Carter: “Llegar con la música a personas que no están acostumbradas a acudir a conciertos de música clásica o a escuchar este tipo de música, ha sido increíble. Me hace feliz pensar que, para algunas personas, hemos podido ser los primeros músicos de música clásica que han escuchado”, afirma.
Se trata de conectar, como destaca su compañera Paula, porque reconoce que “todos queremos expresarnos a nosotros mismos y transmitir mi mensaje a quienes me escuchen y poder crear una conexión entre las personas y la historia que toco”. Es un ideal que comparte con Willard, aunque en su caso su amor por la música llegó a través de una vivencia personal: el autismo de su hermana pequeña, que le llevó a acudir frecuentemente a un centro donde ayudaban a niños con TEA a través de la música. Tal es el poder de las notas musicales.
Paula es de Madrid; Willard, británico. En el quinteto de cuerda, el grupo Cosan de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, también hay distintas nacionalidades. Es otro ejemplo de hasta qué punto la música une culturas y acerca continentes. “Tocar en grupo es indispensable para cualquier músico”, expresa el oboísta Fidel Fernández, integrante de este conjunto. Y es que la conexión entre los diferentes talentos, la unión de sonidos y de sensibilidades aporta un valor añadido a las piezas que tocan habitualmente y que, en el caso de este Ciclo Rincones de España es ‘Cuadros de una exposición’ de Modest Músorgski.
Junto a Fidel, conforman este grupo Pablo Díaz, clarinetista (España); Willmer Torres, fagotista (Venezuela); Ignacio Sánchez, trompista (España) y Larissa Cunha, flautista (Brasil). Larissa, precisamente, se erige en portavoz del resto al asegurar que “tocar en grupo es indispensable para cualquier músico”, si bien, continúa, “al principio era complicado coordinar todos los sonidos”.
Estos siete músicos son solo una pequeña representación del talento que sale de esta prestigiosa escuela, que recibe cada año a 150 alumnos de más de 45 nacionalidades diferentes. Para todos ellos, y tras un periodo de aprendizaje, de conocimiento entre todos y de conectar con los demás, el resultado de iniciativas como la que apadrina la escuela junto a Telefónica es el “haber cumplido un sueño” que, gracias a su talento, ahora pueden compartir con el público de todos los rincones del país, emocionando y regalando momentos inolvidables que remiten a nuestra parte más humana: los sentimientos.