Vuelve a la ciudad de A Coruña una de las citas culturales más esperadas del año: el ciclo de conferencias Francisco Calvo Serraller en colaboración con la Fundación Amigos del Museo del Prado.
En esta ocasión, cinco especialistas compartirán su experiencia, conocimiento y perspectiva sobre la forma en la que el arte ha representado pulsiones como el amor, la muerte, la alegría o el deseo. La entrada será libre hasta completar aforo y se celebrará cada jueves a las 19:30 horas desde hoy, 7 de noviembre, hasta el 4 de diciembre en la sede de la Fundación Barrié en A Coruña (Rúa Cantón Grande, 9).
Y de cara al inicio de este ciclo, desde Quincemil hemos hablado con Marta Poza, profesora de Historia del Arte en la Universidad Complutense, que será la encargada de la conferencia inaugural de esta tarde.
Tu conferencia tiene como protagonista la manera en la que el último aliento de los difuntos se representa en el arte. ¿Podrías adelantarnos algo sobre ella?
En principio, mi conferencia parte de un curso del Museo del Prado sobre la pasión en el arte. Me dijeron: 'vida y muerte', entonces articulé una conferencia en torno a esos dos tópicos y su relación. Estará dividida en cuatro apartados para los que me voy a servir de apoyo en las Coplas de Manrique, hablando del punto de contacto más estrecho que experimentaban la vida y la muerte en la Edad Media concretamente.
En ese período lo que se representaba era el anuncio de esa muerte en vida porque para esa sociedad era fundamental preparar su alma para la muerte. Todo ello nos lleva a ver representaciones en las que, por ejemplo, preparaban el escenario de la muerte: dónde irían cuando enfermasen, qué ornamentos llevarían...
¿Qué papel ha jugado la muerte como tema en la historia del arte? ¿Es una herramienta de transmisión de la historia en general?
El arte es parte de la historia porque nos permite conocer a través de lo puramente visual momentos de los que no hay registro escrito y además porque la documentación escrita es a veces limitada.
"Mirando las imágenes, lo que me cuentan, puedo entender la vida, la muerte, la trascendencia del alma..."
¿Cómo ha cambiado la representación de la muerte en el arte desde la Edad Media, momento en el que se centra tu conferencia, hasta la actualidad?
No me quiero pillar los dedos porque una cosa es estar familiarizada con el arte y otra tener los ejemplos frescos, pero yo creo que ahora es algo aséptico. Nuestros difuntos cada vez mueren menos en casa, no se velan en el hogar, sino que van a tanatorios, hospitales, es una imagen más fría la de la muerte. Es complicado hoy en día encontrar representaciones en las que se vea lo macabro, un esquelo yacente por ejemplo. Ahora es todo más limpio, más conceptual.
De todas las pinturas, frescos, esculturas, textos... que has podido descubrir en todos estos años de estudio y trabajo, ¿hay alguna obra de arte especialmente curiosa, e incluso bonita, que puedas compartir?
Le tengo mucho cariño a una plaquita de marfil poco conocida y no muy grande que pertenecía al arca relicario de San Millán de la Cogolla. Representa un monjecito que está en su cama y al que se le aparece un ángel diciéndole que va a morir en un año. Es del último tercio del siglo XXI aproximadamente y no se ve una imagen de alguien llorando rasgándose las mejillas hasta sangrar, sino un anuncio de la muerte.
En el registro superior se representa el anuncio de la muerte y en el inferior el momento inmediato a la muerte con el cadáver amortajado, colocado en la tumba, incensado por un clérigo e, incluso, incluyendo la imagen doliente de uno de sus seguidores que realiza un gesto de duelo. No se ve muy bien, pero es el personaje de la derecha, con la cabeza algo agachada, el cuerpo ligeramente encorvado, y una de las manos dirigida al rostro.
¿Se podría decir que es incluso una imagen tierna de la muerte?
Sí, es justo eso. Digamos que la concepción de la muerte en la Edad Media es diferente a la de este siglo. Ahora se vive de una manera íntima, pero antes era un acto público sobre todo si era alguien poderoso. Se escenificaba, se vivenciaba, se veía el cortejo de los clérigos... había un componente de celebración comunitaria.
Aun así, también hay una parte muy dramática que surge a principios del XIV, el siglo de la peste. Las ciudades se llenan de cadáveres y comienza una visión más apocalíptica que habla del final de los tiempos. Hay esqueletos, cuerpos podridos... porque refleja la experiencia de la sociedad, que en ese momento no tenía como principal preocupación la salvación del alma. El drama coge el protagonismo.
¿Crees que el arte puede hacernos reflexionar sobre el sentido de la vida y la propia mortalidad?
Sí, porque fíjate que hay imágenes en las que tres muertos se le aparecen a tres vivos. Igual que la típica canción de "Como me ves, te verás". Hay muchos textos e imágenes que reflejan el diálogo con la muerte durante la vida.
"El arte es parte de la historia porque nos permite conocer a través de lo puramente visual momentos de los que no hay registro escrito"
¿Te puedo preguntar en qué momento decides centrar tu conocimiento en algo tan, a priori, macabro y triste como la muerte?
Yo soy historiadora del arte especializada en el ámbito medieval. Trato temas del arte en nacimientos, escenas matrimoniales... y por supuesto la muerte. Es que forma parte de la vida y ayuda a entender el mundo del pasado. Mirando las imágenes, lo que me cuentan, puedo entender la vida, la muerte, la trascendencia del alma... no es una atención prioritaria a la muerte sino una parte de la historia.
¿Qué esperas de este ciclo de conferencias?
Pues ya estuve en el 2019 así que va a ser como un reencuentro. En ese momento me sentí tan acogida que ahora es un compromiso mayor intentar estar a la altura de esa cercanía y experiencia.