Los rastros de carmín punk en el arte contemporáneo
Una muestra refleja los temas que movían esa generación de músicos y que siguen vivos en el arte
2 enero, 2016 01:54Noticias relacionadas
“¿Alguna vez os habéis sentido estafados?...Buenas noches”. Esas fueron las últimas palabras del cantante de los Sex Pistols, Johnny Rotten, en el último concierto que ofreció el grupo el 14 de enero de 1978 en el Winerland Ballroom de San Francisco. A continuación dejó caer al suelo el micrófono y salió del escenario. Los Sex Pistols eran historia.
Pero el punk no había comenzado con los Sex Pistols, ni terminaría con ellos, por más que fueran el grupo icónico del movimiento. Su influencia puede reconocerse en otros muchos grupos que vendrían después –en países tan distintos como España o Turquía-, y también en otras disciplinas como el arte moderno que se ha hecho en las últimas décadas.
Hasta el 31 de enero de 2016 puede visitarse en el Centro-Museo Artium, en Vitoria, la exposición Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo. El comisario de la exposición, David G. Torres, explica que la muestra parte de la tesis que expresó el periodista y crítico musical Greil Marcus en su obra de referencia sobre la historia y la genealogía del punk, Restos de carmín (Anagrama 1999): “Marcus reflexiona en su obra sobre diversos movimientos culturales y políticos, desde la Comuna de París de 1871 hasta el situacionismo o el dadaísmo, que se han manifestado contra el sistema social en vigor. El punk sería un movimiento más de esta estirpe”.
La exposición, que hace unos meses estuvo en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles, no es una exposición histórica sobre el movimiento punk: apenas hay obras contemporáneas del movimiento musical en los años de su mayor efervescencia, entre 1974 y 1978, en Nueva York y Londres. “La mayoría de las obras”, comenta Torres, “son de este siglo. En ellas se reconocen, sin embargo, muchos de los temas y las intenciones que movían a aquella generación de músicos”. Ese sentimiento de que el sistema nos estafa, no sólo a nivel económico, sino también en la imposición de modas estéticas, de modelos de conducta, expresiones culturales, políticas e incluso sexuales sigue vivo. Al menos en el arte.
Bombas de profundidad contra la superficie
Uno de los principios punk era subvertir el modo en el que nos presentamos ante los demás. David G. Torres explica que en los años setenta se intuía ya en Reino Unido la regresión conservadora que terminaría entregando el poder a Margaret Thatcher y, más tarde, a Ronald Reagan en los Estados Unidos. En el plano económico, una crisis agravada por la crisis del petróleo del 73 había hecho aumentar el desempleo. “Los jóvenes sentían que no tenían mucho futuro. La manera más visible de manifestar ese descontento es mediante la superficie: mediante la imagen, saliendo a las calles con el pelo teñido de colores, vestimenta agresiva o con una imagen de equívoco sexual. Expresar una intención de ser libre, comenzando por el modo en el que uno se mostraba ante el mundo”.
Esos modelos de conducta suelen imponerse mediante la seducción publicitaria o propagandística. Los punk entendían que las imágenes icónicas que los medios de masas reproducen sin cesar –sean políticos, actores, o artistas- han de ser destruidas para liberarnos de su embrujo. Es lo que hace el artista Douglas Gordon en una serie de fotografías de 2006, que pueden verse en la exposición de Artium, en las que desfigura retratos de actores de cine quemándoles la boca o los ojos.
La protesta convertida en moda
Hoy en día, sin embargo, se pueden comprar prendas con motivos punk tanto en tiendas low cost como en tiendas de lujo. “Los punks fueron conscientes de su fracaso. Trataron de subvertir la moda uniforme, para descubrir que la subversión se había convertido en moda. Johnny Rotten lo expresó muy bien cuando dijo que al ver por la calle al tercer muchacho con cazadora de cuero y pantalones rotos pensó: ‘Esto se ha acabado’”, explica Torres. La protesta contra la uniformidad convertida en moda. La subversión integrada en la perversión de la economía de mercado capitalista.
Pero la uniformidad, aliada con el mercado, sigue existiendo en otros ámbitos. En la exposición pueden verse varias obras que cuestionan esa uniformidad. Una de ellas es la obra de Juan Pérez Agirregoikoa, fechada en 2003, en la que puede leerse la frase escrita con la desaliñada tipografía punk: “El diseño es el mal de este mundo”.
‘Ikea or die’
El punk surge en un momento de gran convulsión política. Son los años 70 y el sueño hippie de armonía pacifista había quedado atrás. “Muchos de los músicos punk provenían de movimientos anarquistas. El punk vino a ser la corriente estética de un movimiento anarquista que, en muchos casos, contó con corrientes de acción violenta directa. En España, por ejemplo, las conexiones del punk con la política son manifiestas en grupos punk vascos y en grupos hardcore catalanes, herederos del punk”, explica Torres.
En la exposición hay varias obras con referencias a la violencia contemporánea. En su obra Ikea o muere, un mapa de Guatemala hecho con casquillos de 9 mm (2013), DETEXT compone una alfombra de restos de balas usadas en las violentas calles de la ciudad. La violencia contemporánea no es menor que en los setenta. Violencia y terror. ¿Algo más contemporáneo?
Género y diversidad sexual
“El punk, como otros movimientos revolucionarios, acumuló numerosos fracasos”, comenta Torres. “Hay dos elementos importantes del punk en los que, sin embargo, no fracasó. Por una parte es el primer movimiento de cultura popular en el que las mujeres no tienen un papel de meras comparsas. Basta citar a grupos punk formados únicamente por mujeres, como The Slits o The Runaways, o a figuras como Patti Smith. Por otra parte, el punk reivindica toda una serie de elementos que tienen que ver con la diversidad sexual. Ambos elementos, la cuestión de género y la diversidad sexual han ido extendiéndose en la sociedad considerablemente en las últimas décadas. Y el punk fue pionero”.
Sin embargo, aún quedan luchas que llevar a cabo. En una de sus obras presentes en la exposición, el colectivo Guerrilla Girls compone un poster con las fotografías de tres conocidas actrices vestidas únicamente con un bikini. La obra se titula irónicamente: El nacimiento del feminismo. Y en ella puede leerse: ¡Igualdad ya! Un grito –lanzado en 2001- perfectamente punk y cuya vigencia es absoluta en este 2015 que se termina.
Sin embargo, aún quedan luchas que llevar a cabo. En una de sus obras presentes en la exposición, el colectivo Guerrilla Girls compone un poster con las fotografías de tres conocidas actrices vestidas únicamente con un bikini. La obra se titula irónicamente: El nacimiento del feminismo. Y en ella puede leerse: ¡Igualdad ya! Un grito –lanzado en 2001- perfectamente punk y cuya vigencia es absoluta en este 2015 que se termina.