¿Recuerdan la mierda de artista en lata de Piero Manzoni? Karmelo Bermejo (Málaga, 1979) ha enterrado en la calle 10.000 euros que recibió de una subvención pública. El artista asegura a este periódico que la caja está bajo la placa de bronce que avisa dónde está el tesoro. “España 2016, 10.000 euros, dinero público en un punto concreto y difundido… que cada uno saque sus conclusiones. Podría romperse la placa y robar el dinero. Podría, incluso, venderse la placa en el mercado del arte”, cuenta y anima a este periodista a “llamar a las masas a que recuperen su dinero”. Apunte las coordenadas por si está leyendo este artículo: latitud Norte 42º 50´ 57.2172” y longitud Oeste 2º 40´ 5.3688” (en Vitoria).
“El arte se cuestiona siempre a sí mismo y se pregunta qué es arte. Por ejemplo, hace unos fines de semana fui a ARCO y allí es muy sencillo diferenciar entre lo que es arte y lo que es atrezo. Hay multitud de objetos que han dejado de lado la necesidad de trascendencia para convertirse en decoración”, asegura Bermejo. Hace cinco años tuvo que devolver una subvención del Ministerio de Cultura por no haber realizado ninguna de las obras de arte para las que fue otorgada. Karmelo agarró el documento oficial y el documento bancario, los enmarcó y los convirtió en pieza artística.
Según esa definición de arte, Karmelo Bermejo es un artista que ofrece resistencia al mercado y a las políticas museográficas. Se enfrenta a él como hizo Manzoni, desvelando la fatiga de lo nuevo, la mentira de la firma, la diferencia entre el valor del arte y su precio. Con ironía, con colmillo. “Si todo lo que no es aburrido es provocación, soy provocador. Pero me resulta escandaloso utilizar este término”, cuenta. El artista acostumbra a colocar una bomba contra la analgesia de la cultura del consenso.
En otra ocasión, en 2012, mostró la financiación otorgada por el Banco Santander para la realización de una obra de arte, que Bermejo utilizó para especular con acciones de Bankia. “El capital aumentado con las plusvalías fue destinado a la adquisición de todos los billetes de un vuelo regular con origen en Europa y destino en África para que hiciese su recorrido vacío”.
Hace cinco años colocó otros 10.000 euros en una calle de Vigo, a los pies del museo MARCO. De momento, sigue virgen. Nadie ha ido a apropiarse del tesoro. En aquella ocasión el dinero fue de una subvención privada de la Fundación Botín. En este caso se trata de “destrucción de dinero público”, dice, no destrucción de dinero de un banco. “No es común que los ayuntamientos dediquen dinero a la instalación de este tipo de obras”. En esta ocasión, el tesoro descansa junto a una escultura de Richard Serra.