David Aja, así se hace una portada de cómic perfecta
Trabaja para Marvel desde su Valladolid natal y acaba de recibir su quinto Eisner -el Oscar de su medio-. ¿Cuál es el secreto?
28 julio, 2016 00:20Noticias relacionadas
- Marina Abramović abortó tres veces porque "los niños serían un desastre para mi trabajo"
- Dos artistas hacen realidad el muro de la vergüenza de Donald Trump
- Ai Weiwei: el Quijote chino conquista Cuenca
- Nuria Espert: "Ni con cadena perpetua resolveríamos la culpa de los que nos llevaron a Irak"
- Zahara: “Rajoy es un poeta. Me identifico con él, yo también soy disléxica”
David Aja (Valladolid, 1977) cree que los rasgos de su cara son irrelevantes: que su mejor foto es un dibujo suyo. Y, en cierto modo, sus deseos han sido órdenes. Aquí en España usted no le reconocería si se lo encontrase en la cola del pan, pero, a nivel internacional, acaba de recibir su quinto premio Eisner en la Comic-Con de San Diego por sus portadas de La bruja escarlata. Este reconocimiento -equivalente al Oscar de su medio- lo ha convertido en el mejor portadista de la industria americana de los años 2013, 2014 y ahora 2016. Casi nada.
Aja es, en resumidas cuentas, un dibujante libre. Habla muy plácido -y humilde- al teléfono. No funciona a base de arranques de inspiración: tiene método; trabaja todos los días y le echa horas sin miedo. Llega el éxito y él se encoge de hombros: "Lo único importante de dibujar... es dibujar", esboza. No se le han subido los humos por trabajar para Marvel -el gigante del cómic americano-: "En España no hay ninguna censura a la hora de dibujar, lo único que falta es medios y dinero. Pero el cómic español, a nivel creativo, está viviendo su mejor época", alaba. "Creo que he comprado más cómic español en esta década que en el resto de mi vida".
En España no hay ninguna censura a la hora de dibujar, lo único que falta es medios y dinero. Pero el cómic español, a nivel creativo, está viviendo su mejor época
Fue en 2005 cuando se estrenó con una historieta para X-Men en Marvel. Después llegaron Lobezno, Dardevil, Inmortal Iron Fist' y Ojo de Halcón. Este último supuso un salto, un estallido publicitario y una implosión creativa: por él tiene 10 candidaturas y cuatro premios. Cómo no, si además era su personaje favorito de la infancia. Su versión del arquero -que después se uniría a Los Vengadores- es la serie más vendida de la tapa dura del titán editorial. Desde entonces hasta ahora: aún la buena suerte -a Marvel, claro- no le ha abandonado. Cuando EL ESPAÑOL le pregunta cómo es eso que él hace tan a menudo de crear la portada perfecta, se ríe ampliamente y murmura un "qué exageración". Intentamos sacarle el elixir a inyecciones lentas.
1. Ajustarse al número (renunciar al ego)
"Normalmente intento saber de qué va el número, que no siempre es posible. En Marvel las portadas se hacen tres meses antes de la salida del número: tienen que avisar de lo que van a hacer con tiempo y calibrar más o menos los pedidos que habrá en las tiendas de cómics para saber lo que tienen que imprimir", explica. "Es un poco mierda, pero es algo que se estableció en los noventa con Diamond, la distribuidora monopolística de EEUU". Por suerte, para La bruja escarlata contó con el guion del número para empezar a edificar la portada a base de bocetos. "Tengo muy buena relación con el equipo creativo y funcionamos muy bien juntos. Como en esta serie cada número iba a ser dibujado por un dibujante distinto de un lugar del mundo distinto, mi intención principal fue darle unidad, coherencia".
2. Jugar con la psicología del color
Otro secreto es el color. "Claro que lo bueno que tienen a veces los superhéroes es que poseen formas muy icónicas y ya traen un color representativo. Lo importante es jugar con la psicología de ese color para buscar algo". Así con la bruja en rojo y negro, así con morado y negro en el Ojo de Halcón.
3. Alejarte visualmente de la masa de cómics
Lo fundamental para Aja, sin embargo, es diferenciarse. Sacar los pies del tiesto. Lo lucha desde que empezó a hacer portadas, hace 12 años. "En ese momento, la mayoría de las portadas eran muy pictóricas, abarrotadas aunque bonitas... pero si echabas un ojo de lejos a una tienda de cómic, veías un amasijo de colores ocres, una nube oscura, sin nada que destacase", relata. "Por eso me ha gustado siempre emplear muchísimo blanco. He llegado incluso -con Iron Fist- a dibujar dos franjas laterales -con el dibujo principal al centro- que creaban la sensación de marco blanco rodeando la imagen. Lo que quería era separar con esas franjas mi cómic del resto que hubiera en la estantería", guiña.
4. Creer en el esfuerzo
El artista se muestra permeable, esponjoso. Será que el talento no es tanto mantenerse férreo como volcar la genialidad en distintos moldes. Cuenta que, en el caso de Ojo de Halcón -aclara que la versión española no tiene nada que ver con la americana-, se trataba de hacer algo "experimental, casi cómic underground, algo lejos del superhéroe al uso" y que "quería llamar desde la propia portada". Para ello también se encarga del diseño de logotipos.
¿Cree más en el talento o en el esfuerzo? Ah, la gran pregunta. Ríe suave al otro lado de la línea. "El esfuerzo siempre es necesario, de eso no hay duda. El talento... no lo sé. No sé si existe algo llamado 'talento'. Yo lo llamaría casi 'gusto', 'buen gusto', estar haciendo algo en constante búsqueda", explica. Hay una intuición ligada a ese gusto. "Lo sabes cuando llegas a algo que no funciona. Entonces lo mueves... para acá, para allá. Lo mueves otra vez. Buscas, buscas. Y entonces, en un momento, queda armonioso y te gusta. Sólo a posterior te das cuenta de por qué, pero en ese instante es cuestión de instinto".
5. Exprimir la insatisfacción vital
A Aja ya no le gusta no sólo lo que dibujó hace un año; tampoco a lo que se dedicó ayer. Otro factor hacia el cómic perfecto -aunque él rechace llamarlo así, los premios Eisner nos conceden la licencia de este bautizo- es la insatisfacción. Eso de que todo caduque tan rápidamente. "Nada gusta al rato; siempre ves fallos... yo trato de buscar cosas nuevas, de crear caminos. No termino nunca de estar cómodo con lo que hago, nunca termino de verlo como algo perfecto. Y eso es bueno. Porque si algún día llegase a esa especie de nirvana del dibujo, dejaría de dibujar. Perdería todo el sentido".
6. Buscar el todo
¿Qué es lo más importante a la hora de dibujar? Responde, llanamente: "Dibujar". No hay nada prescindible en la hora del lápiz y el papel. "No puedo decir si es más importante el color, la composición, la tipografía, el concepto... todo lo es. Si uno, se cae todo. Es un conjunto indivisible".
7. Saber cuándo decir "no"
No acepta todos los proyectos que le proponen. Se guía por su propio credo. Aquí el siguiente punto: saber cuándo rechazar. "Hay cosas que me vería incapacitado de hacer... quizá porque no conozco el personaje, o porque no sé de qué va, o porque sencillamente busco algo con lo que me lo pase mejor". No sabe -tal vez tampoco le interesa- si está innovando o no. Lo que hace, lo hace porque lo ama.
8. Pelear tu idea
Aja dilapida el conservadurismo en fondo y forma, aunque el gran Marvel se ponga nervioso a veces y refunfuñe: el dibujante ha derribado al superhéroe tradicional y lo ha reconstruido en su cara cotidiana. Aquí la vida interior del paladín: los tipos invencibles -trata de decir- también toman café, visten pijama y tienen algún calcetín roto que se siguen poniendo incansablemente. Siempre ha acabado acertando. Y la gracia de esta fricción, de esta ruptura con el lenguaje clásico del cómic es poder hacerlo dentro de un monstruo editorial."En una editorial independiente no tendría sentido", explica. "Hay que olvidarse de las directrices de la gente y confiar en el instinto".
La única recomendación, al final, es "no sigas ningún consejo". Él lo ha hecho. Y no le ha ido nada mal.