El arte está de enhorabuena, Italia ha encontrado un nuevo cuadro del primer gran pintor del Barroco: Michelangelo Merisi da Caravaggio. Se trata de un perfil de tres cuartos del jurista Prospero Farinacci, firmado por Miguel Ángel Me.
La revista Artibus et Historiae ha publicado una investigación titulada El retrato de Prospero Farinacci de Caravaggio redescubierto avalada por seis historiadores del arte, informa el Corriere della Sera. El lienzo mide 61 cm por 40,5 y cortado por los lados, muestra un hombre de mediana edad prácticamente calvo, nariz aguileña y una perilla y bigotes prominentes.
La revista Artibus et Historiae ha publicado una investigación titulada 'El retrato de Prospero Farinacci de Caravaggio redescubierto' avalada por seis historiadores del arte
La investigación afirma que se trata un retrato del jurista Prospero Farinacci, un importante hombre de leyes del Cincuecento italiano. Ocupaba cargos políticos relevantes, pero se le recuerda por la defensa de Beatriz Cenci, el caso de parricidio más famoso de la Italia del siglo XVI. Para determinar la identidad del retratado, los expertos se han basado en otras representaciones del jurista. Un elemento clave ha sido la anomalía que tiene en el ojo izquierdo, donde tiene un párpado caído: los expertos afirman que esta irregularidad le da al cuadro una mirada enigmática. Se debe a un acontecimiento histórico, ya que en 1582 a Farinacci le atacó una muchedumbre y perdió parcialmente el ojo. Así aparece retratado en un busto de mármol en la tumba en San Silvestro al Quirinale.
Para la investigación ha sido determinante el ojo izquierdo del jurista que tiene un párpado caído debido a una turba que lo arrasó en 1582
La investigación ha utilizado técnicas de rayos X para descubrir la autoría de la obra. En un primer análisis, informa el Corriere della Sera, se vio una pintura subyacente, se trataba de una mujer (quizá fuera la Virgen) con un velo en la cabeza y los hombros y vestida con un traje típico del siglo XVII. Cuando Caravaggio llegó a Roma, en 1592, trabajó en el taller del siciliano Lorenzo Carli y se dedicó a hacer copias. Cinco años más tarde, el maestro murió y se compilaron los bienes del difunto. Caravaggio se llevó algunos cuadros que más tarde volvería a utilizar. Además de los rayos X, se utilizó un escáner MA-XRF que permite analizar de forma no invasiva cada pigmento. A través de esta técnica se descubrió que además las dos capas superficiales de color marrón hay colores como el blanco, el ocre o el rojo.
Según la investigación, el cuadro tiene fuertes similitudes con las obras de Caravaggio Chico mordido por una lagartija, que está en la National Gallery de Londres, y el San Juan que está en el Museo Capitolino.