![La instalación de Marcel Broodthaers, en el Museo Reina Sofía.](https://s1.elespanol.com/2016/10/05/cultura/arte/museo_reina_sofia-arte_contemporaneo-escultura_160745453_18168090_854x640.jpg)
La instalación de Marcel Broodthaers, en el Museo Reina Sofía.
Broodthaers, el artista que trató de acabar con los museos y acabó embalsamado en ellos
El Museo Reina Sofía monta una gran retrospectiva dedicada al artista belga, empeñado en acabar con las instituciones y refundar el papel del artista.
5 octubre, 2016 12:36Noticias relacionadas
Culpable en el arte como lenguaje, inocente en el lenguaje como arte. Marcel Broodthaers creyó que con un antimuseo acabaría con los museos y ha terminado descuartizado por ellos. Embalsamado. En una de las salas del Museo Nacional Reina Sofía -donde se exhibe la primera retrospectiva del artista belga en España hasta el 9 de enero, gracias a la producción con el MoMA- hay montada una escena campestre con mesa, sillas y sombrilla de camping. Un puzle de la batalla de Waterloo sobre la mesa vincula la banalidad del ocio con la realidad de las contiendas: en la pared, dos vitrinas repletas de pistolas y fusiles de asalto.
A estos dioramas, dramatizados para jugar con la ironía y la contradicción, el artista Marcel Broodthaers (Bruselas, 1924-Colonia 1976) los llamó “decorados” para hacer chocar al museo con la utilidad de la decoración y la inutilidad del arte, denunciando la relación de la guerra con el confort y la comodidad del espectáculo bélico. El “decorado” está dividido en dos partes, la del siglo XIX y la dedicada al siglo XX. “A menudo he hecho arte como quien hace algo para ponerlo en la repisa de la chimenea”, dijo en 1968.
![Una visitante ante una de las primeras obras de Marcel Broodthaers.](https://s1.elespanol.com/2016/10/05/actualidad/actualidad_160745461_18168275_1706x1313.jpg)
Una visitante ante una de las primeras obras de Marcel Broodthaers.
El artista pensaba en estancias y habitaciones reales, para restituir al objeto considerado arte su finalidad decorativa. Eso ocurre con las conchas de mejillón y las cáscaras de huevo que acumulaba sobre los objetos domésticos -y que abren la exposición del Reina Sofía-: ¿eliminar la utilidad del objeto doméstico hace del objeto, arte? ¿Incluir objetos-arte en un espacio doméstico convierte el arte en algo decorativo?
Y la pirueta mortal que desarticula con las intenciones originarias de Broodthaers: ¿y si ese espacio doméstico está incluido en un museo e imita ser un espacio doméstico? En ese caso, dentro del cubo blanco del museo, el carácter funcional del espacio doméstico se esfuma y convierte al arte mostrado en su interior en un truco decorativo museizado, embalsamado. Y a pesar de eso fue uno de los pocos que se atrevieron a perturbar el arte de la segunda mitad del siglo XX.
Broodthaers cuestionó el ingreso del arte en el espacio doméstico y las nuevas funciones que se le pueden exigir. Y al hacerlo zarandeó a los museos y la cultura como material obediente. “Si Marcel Duchamp dijo: “Esto es una obra de arte”, yo en el fondo dije: “Esto es un museo””. El artista creó un museo para denunciar el carácter polvoriento y muerto del museo y reclamó la responsabilidad del arte para crear un antimuseo. En marzo de 1969 ya tenía un plano del Musée d'Art Moderne, sobre la planta de su propia casa en Bruselas.
![Una de las montañas de mejillones adheridas a los objetos cotidianos.](https://s1.elespanol.com/2016/10/05/actualidad/actualidad_160745466_18168377_854x640.jpg)
Una de las montañas de mejillones adheridas a los objetos cotidianos.
La primera instalación creció y tuvo más de once eventos “Museo”. En 1972 cerró su museo, dejó de ser director y volvió a ser artista. Unos meses antes había inaugurado la sección más amplia para su museo, con más de 300 piezas expuestas sobre la figura del águila. Todos los objetos, láminas y obras iban acompañados de una pequeña cartela negra cuadrada, numerada correlativamente, que advertía, en alemán, inglés o francés: “Esto no es una obra de arte”. Hay que visitar a Broodthaers, el antiartista.