“No habrá vacío de poder”. Miguel Zugaza se despide del Museo Nacional del Prado y se pone al servicio de la institución para hacer una transición modélica, antes de desembarcar en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, donde sustituirá a Javier Viar (que hoy cumple 70 años) y experimentará, avanza, con las misiones de un museo local. “Quiero volver a trabajar con artistas. Aquí siempre me ha dado la impresión de tener que pedir permiso para hacerlo. Aquel es un museo muy abierto y transversal, con un panorama de artistas muy dinámico. Quiero volver a trabajar con el arte contemporáneo y sintonizar con ese talento artístico”, ha explicado ante los medios.
Nadie le ha intentado retener ni convencer de lo contrario. No ha habido contraoferta. El Patronato ha dejado marchar a un “fichaje galáctico”
En la sala donde ha convocado a los periodistas le acompañaban María Chinchilla, Miguel Falomir y María Dolores Muruzábal. Ausente el presidente del Patronato, José Pedro Pérez Llorca, en quien recae el proceso del nombramiento del nuevo director del Museo del Prado. El director saliente asegura a este periódico que en tres meses se sabrá el nombre del nuevo responsable. La decisión no se retrasará más de 7 meses, en el peor de los casos.
Yo veo a José Pedro Pérez Llorca muy ilusionado con la etapa que se abre hoy
Sin embargo, no ha podido aclarar si se aplicará el Código de Buenas Prácticas en su sustituto, porque es un nombramiento que ratifica el Consejo de Ministros, aunque será una Comisión del Patronato la que propondrá los candidatos para dirigir. La ausencia de Pérez Llorca ha hecho imposible saber si el procedimiento será con un concurso público o a dedo. El cese de Zugaza coincidirá con el nombramiento de su sustituto o sustituta. El futuro director del Museo de Bellas Artes de Bilbao asegura que ha hecho saber al Patronato su preferencia en la elección, pero declina aclarar si es de la casa, si ha dado el nombre de Miguel Falomir, su mano derecha en estos momentos. “Lo que he hecho bien ha sido saber identificar el talento del museo”.
La altura intelectual
“Yo ya he dado mi opinión. Tengo la confianza de que se va a encontrar a la mejor persona para darle continuidad al proyecto”, desvela sin concretar nombre. La “continuidad” natural es alguien que conozca y haya participado en el trayecto que ha construido él mismo, con ayuda de su equipo al que ha elogiado en varias ocasiones. “El Prado necesita una mirada ambiciosa y una gran altura intelectual, porque su autoridad intelectual es lo que le diferenciará del resto”, ha añadido para dar forma al perfil ideal del que venga a ocupar su lugar.
A Miguel Zugaza, “el mejor director del Museo del Prado del siglo XX”, como le califican sus colaboradores en la institución, el responsable de la modernización de la estructura, nadie, aclara, le ha intentado retener ni convencer de lo contrario. No ha habido contraoferta. El Patronato ha dejado marchar a un “fichaje galáctico”, como le definió el ministro Íñigo Méndez de Vigo. “No me han dicho no te vayas”, cuenta.
No comprometí mi decisión hasta que no hubiera estabilidad política en España
Explica que lleva negociando este paso con el Museo de Bellas Artes de Bilbao desde hace un año, pero la decisión la ha tomado hace poco. “No comprometí mi decisión hasta que no hubiera estabilidad política en España”, asegura. Asegura que no quiere crear una crisis en el museo, que siempre ha tratado de evitarlas, que espera una transición perfecta en el cambio de dirección. Sin embargo, también reconoce que ha vivido desde el primer día en la dimisión. La primera vez fue cuando desde la Administración se negaron a contratar a Gabriele Finaldi como subdirector por ser extranjero. “Otro momento difícil fue con la Ley reguladora del Prado”.
“Me voy con la tranquilidad de ver el futuro con expectativas. El Prado ha hecho las reformas estructurales y ahora debe saltar en su visión de futuro y en la forma de comunicar su contenido”, resume. Cuando aterrizó en el año 2002 dice que había “bastantes problemas”, que el museo tenía dos organigramas que no coincidían, que la relación con el Patronato y la dirección era muy tensa y que gracias a la generosidad de Eduardo Serra, antiguo presidente del órgano, pudo avanzar. “Con Plácido Arango fue un periodo mágico, en el que hicimos cosas maravillosas”, cuenta.
Siempre he tenido mis más y mis menos con todos los presidentes del Patronato.
“José Pedro [Pérez Llorca, actual presidente del Patronato, con el que podría haber tiranteces según cuentan a este periódico colaboradores de Zugaza] es uno de los notables de este país y es un privilegio trabajar con él. Pero yo siempre he tenido mis más y mis menos con todos los presidentes del Patronato. Yo veo a José Pedro muy ilusionado con la etapa que se abre hoy”, cuenta con la elegancia que ha caracterizado hasta el último momento a Miguel Zugaza. “No hay hartura. Esto es mono, estoy enganchado al Prado”. De hecho, deja “contenido cerrado hasta 2020 y un museo en marcha y a velocidad de crucero”.