Luis Bárcenas es ex tesorero del PP y nunca ha declarado sus compras y sus ventas de obras de arte desde los años ochenta porque, según dice, nadie en España las declara. Porque el arte es, como ha calificado, “ajuar doméstico”. Y si tiene dinero en Suiza no se debe a las mordidas de los contratos que adjudicaba según sus intereses, sino a su experto ojo con el que descubría en anticuarios jugosas piezas del siglo XVII, que adquiría por 4.000 euros y vendía, años más tarde, por 278.000 euros. Para los iniciados encontrar una aguja en un pajar supone años de estudio y dedicación, para los domingueros es una lotería. Una similar a la que jugaba Carlos Fabra, el ex presidente de Castellón.
El líder del PP de Castellón obtuvo más de 2,2 millones de euros en primeros premios entre el año 2000 y 2011. La Fiscalía Anticorrupción sospechó de su buena suerte y pensó que quizá estuviera comprando billetes premiados para blanquear “dinero no justificado”. A cambio del boleto ganador, o del cuadro descubierto, el que necesita dejar blanco nuclear el dinero sucio ofrece un sobreprecio al tenedor original del premio (boleto o pintura). La salida de fondos oscuros es posible porque está exento de tributación. Y si está obligado a tributar, tampoco pasa nada, porque en España “nadie declara la compra de arte”.
Encontrar una obra de arte en un anticuario es comparable a la probabilidad de ganar el Gordo del Sorteo de la Lotería de Navidad, que según los expertos es de una entre 16,5 millones. Fabra es ha fulminado la estadística y por si no quedaba clara su buena suerte, en 2008 dio el número con el que jugaba y mandó recadito: “Si me toca me sacaré la pirula y mearé en la sede de Izquierda Unida”.
El lujo de especular
Consuelo Císcar, exdirectora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), está imputada por delitos de prevaricación, falsedad documental y malversación por comprar obras de arte son sobrecostes del 1.500%. Las diligencias aseguran que estas actuaciones redundan en un “claro lujo para terceros”. Las actuaciones por las que se le imputan “habrían supuesto un evidente prejuicio a los fondos públicos con los que se gestiona este museo”, según el auto de la juez Nuria Soler.
El pasado febrero, el juez Eloy Velasco encontró en el almacén de Ginebra las obras de arte, con las que el constructor David Marjaliza -supuesto cerebro de la trama Púnica, compinchado con Francisco Granados, exconsejero de Justicia de la Comunidad de Madrid con el PP- blanqueó presuntamente parte de los 21 millones de euros. Simuló una venta que le permitió recuperar 4,2 millones de euros de los depositados en Suiza.
“Dichas obras no fueron trasladadas a Singapur, sino que han sido consignadas en un almacén especializado en Suiza”, asegura el juez en su informe. El intermediario Tan Hian Tejo George -representante de Millenia Trading PTE LTD- ingresó las obras -a cambio de 127.000 euros- en las cuatro salas de los almacenes, siempre bajo órdenes de la secretaria del amigo de Granados, “gerente y testaferro habitual de la trama”. En los próximos meses los cuadros llegarán al Museo Reina Sofía, tal y como adelantó este periódico, para formar parte de las colecciones de la institución.
Blanquear 1,8 millones
Luis Bárcenas ha reconocido en la Audiencia Nacional que desde que su mujer, Rosalía Iglesias, se declaró amante del arte, él se dedicó a coleccionar obras. Aunque en el detalle de la justificación de los 8,5 millones de euros en sus cuentas suizas, asegura que nunca declaró a Hacienda la compraventa de las piezas. Tal y como explica la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) en sus informes, el ex tesorero del PP trató de justificar sus ingresos de dinero en sus cuentas de Suiza con la compraventa de cuadros hasta 2007. Bárcenas lo niega: estas operaciones las hizo hasta 2004…
“Mi mujer y yo disfrutábamos viendo los cuadros colgados en el salón de casa”, contestó Bárcenas a la fiscal Concepción Sabadell cuando le preguntó de dónde salieron los casi 48 millones de euros que tuvo en sus cuentas suizas. El acusado ha justificado todos los ingresos, y el “éxito” de la compraventa de cuadros le reportó 1,8 millones de euros.
Para el cerebro de la trama del caso Gürtel, multiplicar su inversión en arte era sencillo: "Ves algo que te gusta, lo compras y luego te llevas la sorpresa de que tiene mucho valor". Así de fácil. Por eso desde diciembre de 2002, dice, intentó “ganar dinero con el arte”. Y lo aprendió todo de Rosendo Naseiro. El también tesorero del PP salió indemne de los tribunales tras la acusación de financiación ilegal de su partido, en 1989, a pesar de las grabaciones que había contra él, desestimadas por el juez.
En el año 2001, el joven Bárcenas compró al viejo Naseiro un bodegón de flores y plato de metal sobre una mesa de mármol, por 21.000 euros. Meses después, el imputado vendió la naturaleza muerta por 170.000 euros. También le aconsejó comprar unos bodegones de Juan Van der Hammen, porque Naseiro era “especialista en pintura de siglo de oro”. Pidió un préstamo de 300.000 euros para comprarlo, pero su banco se lo negó por sospecha de fines especulativos. Barcenas se enfadó y cerró todas las cuentas. Se lo pidió al Banco Popular y la cantidad le fue concedida. Sacó el dinero en billetes de 500 euros. La retirada en efectivo levantó las sospechas de Hacienda, que nunca llegó a abrirle una investigación.
El nuevo mecenas
Las ventas efectuadas por galerías, casas de subastas y otros revendedores tributan a un tipo general del 21%, un considerable aumento: a comienzos de 2011 pasó al 16% y al 21% en septiembre de 2012. El informe publicado por la Fundación Arte y Mecenazgo de la Obra Social de La Caixa, la especialista María Dolores Jiménez-Blanco aclara que la opacidad es característica del coleccionismo de arte en España, debido a un “marco fiscal adverso”.
Los coleccionistas con los que elaboró el estudio le explicaban que el arte era una parte crucial de sus vidas, que van a ferias y siguen la actualidad del mercado. “No responden al estereotipo, gestado especialmente a finales de los años ochenta, del comprador de arte obsesionado por la especulación, antes al contrario, sus actitudes están más cerca de las del mecenas y, por supuesto, la de sujetos que con pasión y sentido crítico”. ¿Cumple Bárcenas con este perfil?