“Haz de Estados Unidos un gran país de nuevo” es un eslogan de campaña que explotó por primera vez Ronald Reagan antes de las presidenciales de 1980. El término fue creado en 1979 como mensaje de alentamiento y de cambio a un país castigado por la caída de la economía interna, la alta tasa de desempleo y la inflación. El segundo en subirse al carro del eslogan ha sido Donald Trump: el presidente inscribió el lema como marca para su campaña de 2016 y popularizó el eslogan usando sombreros con la frase.
Pero ahora hay una tercera figura que ha interiorizado la frase, y, esta vez, sin ánimo de reclutar adeptos ni conseguir votos. El artista performance Abel Azcona le ha dado una vuelta de tuerca a la frase y se la ha tatuado en la zona perianal, a modo de protesta contra el cambio político en EEUU y la política xenófoba y misógina de Trump.
Azcona ha querido que este proyecto coincidiese con su gira por Estados Unidos y, en declaraciones a Shangay, explica que eligió Chicago “por ser una ciudad multicultural”. La performance tuvo lugar el martes 7 de marzo en dos espacios distintos de la DfbrL8r Gallery: en la planta inferior estaba el artista, desnudo, dejándose tatuar el ano, la tatuadora y un par de observadores más. En la superior, un pequeño público contemplaba la escena. Facebook, como acostumbra, ha censurado las imágenes del proceso.
Las hostias y la droga
Nunca se sabe cuál será el siguiente paso del irreverente Abel Azcona. A finales del año pasado, en una performance llamada 'La Guerra', el artista hizo pública su intención de consumir ketamina y ofrecer su cuerpo a las personas que acudieran, para que pudiesen hacer con él lo que quisiesen.
A finales del año pasado, en una performance llamada 'La Guerra', el artista hizo pública su intención de consumir ketamina y ofrecer su cuerpo a las personas que acudieran
Quizá su obra más polémica sea aquella en la que escribió la palabra 'Pederastia' en un suelo a base de hostias consagradas. Se querelló contra él la Asociación Española de Abogados Cristianos, pero el joven salió indemne: explicó que su intención no era herir los sentimientos religiosos, sino que quería hacer “una crítica a la lacra de la pederastia” en el uso de su libertad de expresión. El magistrado del Juzgado de Instrucción número 2 de Pamplona aclara que el artista aplicó a las formas sagradas un uso profano y determinó que no es delito porque no se realizó en un lugar destinado al culto.