Hay en España un especímen jugoso que a todo ciudadano le atraviesa el corazón: el paleto rural, esa flor y caspa patria, esa criatura mágica y exquisita de la cultura cañí. Seduce en masa porque cualquiera lo lleva dentro. Uno se lo nota en el propio cuerpo cada vez que se toma muy a pecho una causa social y se embarca con todo el equipo, con la zafiedad por bandera. Uno sabe que el adorable palurdo le patea el tórax cuando hace chistes fálicos, cuando se regodea en lo escatológico, cuando intenta ligar diciendo algo como "¿quieres probar el asiento de atrás de mi Renault fuego?".
El fondo es bondadoso, tiernísimo. Como el de Ortega y Pacheco Deluxe (Astiberri), dos compadres hijos del viñetista Pedro Vera, que ha relatado a golpe de trazo sus hazañas en El Jueves -las primeras, mas tímidas, en La Opinión de Murcia- entre 1998 y 2012, recogiendo lo más granado de la actualidad de esta España mía, esta España nuestra. Este es sólo el primer volumen; se avecinan otros tres. Estos dos caballeros de pelo en pecho -para el que no los haya tratado aún- son los Bud Spencer y Terence Hill del barrio, los Starsky y Hutch ibéricos, brutos y carismáticos a reventar.
Dice Vera que sus protagonistas son "medio garrulos, medio retrasados, auténticos zopencos que imparten una especie de justicia poética, más bien prosaica, de forma inconsciente"
Dice Vera que son "medio garrulos, medio retrasados, auténticos zopencos que imparten una especie de justicia poética, más bien prosaica, de forma inconsciente". "Ellos no buscan servir al mundo ni ser héroes, pero al final acaban haciendo cosas que todos desearíamos, pero nos atrevemos; como estas cosas que nos atraen de las películas de la mafia".
Invocan a un espíritu sobrenatural que vive en un váter para que el típico ratero de la barra les pague todas las copas que les debe o ponen a Massiel a beberse todo el alcohol de una piscina y, después a recortar el césped con los dientes. "La ayudaba María Jiménez, porque ya sabes que las dos tienen buena piñata. Massiel se cagó en mi puta madre".
De Aznar a Camela
Lo mismo tienen que lidiar con Ortega Cano cantando un "estamos tan a gustito" que con Umbral pidiendo cócteles de viagra. Se cuelan en Cine de Barrio y en El planeta de los simios, son vigilantes de la playa y se rebelan si destierran las canciones de Camela de los coches de choque de las ferias. Hay reyerta con Raquel Mosquera y con Aznar, se ríen del arte contemporáneo y se les cumple su deseo del Sorpresa, sorpresa: Leticia Sabater acaba en un acantilado lleno de cocodrilos. Hay algunos que siguen tan vigentes que da miedo, como Sánchez-Dragó, Pérez-Reverte o Julio Iglesias.
Los programas presentados por José Luis Garci terminan con el Chiquito de la Calzada dando un taconeo, Corín 'Teyado' yace en el suelo, "desnucada de un pollazo". En estos cómics no se gana para disgustos. Son explícitos, escatológicos, gamberros, transversales. A menudo aparece Bud Spencer repartiendo leches. "Le ha mediado el lomo a Enrique del Pozo y hasta a Bunbury. ¡Llegó a ser Papa! El Papa Bud. Tengo mucha fijación por él", ríe al teléfono.
Cuentan Ortega y Pacheco que la españolidad se define por los pósters de Manolo Escobar, el disfrutar de un buen Murcia-Cartagena, las películas de Paco Martínez-Soria y las vedettes transexuales. El Marca no falla. La pasión por las suecas, tampoco. Hablando de españolidad: aquí la musa Osborne. "Bertín siempre ha estado aquí. Recuerdo una historieta en la que aparecía asaltando cunas de jóvenes doncellas. Saltaba por la ventana y les cantaba aquello de Buenas noches, señora".
Los ofendidos: la Duquesa de Alba y el ejército
Vera relata dos querellitas inolvidables: una de la Duquesa de Alba, otra del ejército español. "La Duquesa se enfadó porque dibujé su despedida de soltera hipotética, y ella, como era la más grande España, en vez de llevar una polla de goma llevaba a Nacho Vidal encima", cuenta al teléfono. "Total, se enteraron tarde y querían secuestrar la revista. Absurdo, porque ya no existía, estaba todo vendido".
Su segunda visita a los juzgados fue cuando "cambiaron la ley para bajar el listón para entrar a ser soldado profesional": "En El Jueves siempre se reúne el consejillo de redacción, se propone un tema de portada y se da el chiste hecho al dibujante. Aquí pensaron en mí", recuerda. "Yo dibujé al mando y al recluta, el recluta borderline. El mando decía 'son medio subnormales, así pareceremos nosotros más listos'". Y hala, injurias al ejército. "Pero la jueza fue muy amable, le conté lo mismo que te he contado a ti y no pasó nada".
Me acuerdo de una en la que sacaba a Lorenzo Sanz, entonces presidente del Real Madrid, con un billete enredado en el pene. Y Guti y Roberto Carlos estiraban la lengua para lamérselo
Sabe que los temas más delicados de tocar en España "son la religión y el fútbol". "Viñetas religiosas he hecho las que he querido, y siempre la respuesta rancia de 'con Mahoma no tienes huevos'. Con el fútbol hay que tener más cuidado. Me acuerdo de una en la que sacaba a Lorenzo Sanz, entonces presidente del Real Madrid, con un billete enredado en el pene. Y Guti y Roberto Carlos estiraban la lengua para lamérselo. Esa viñeta fue tabú. Me dijeron que no la sacara para no meterme en líos, y a día de hoy aún no lo he hecho, pero sí he trabajado mucho el fútbol", sostiene.
"En una ocasión, Ortega y Pacheco estaban en un bar, un lunes postpartido, y se les acercaba el típico matao a decirles 'eh, loosers, hemos ganado nosotros', ahí, dándoles la chapa, y al final de la historieta se veía como el tío se iba a dormir a unos cartones, porque era un mendigo. Ahí hago una relación clara".
Otra vez dibujó una orgía entre David Bisbal, Alejandro Sanz y Miguel Bosé. "Era muy hardcore, muy explícita. Entonces me dijeron 'oye, tío, resulta que Alejandro es muy fan de El Jueves y el chavalillo a veces nos manda historietas...'. Así que cambié esa viñeta por la típica escena rancia de cigarro post coitum. La auténtica saldrá en el cuarto tomo".
El dibujante cree que tanto falo, tanto cuento escatológico y tanta brusquedad llegan al alma porque "el niño que todos llevamos dentro no termina de morir, es algo tan primario e infantil...". No hay más que hablar: como dicen el mítico rubio y el legendario moreno, "en boca cerrada no entran moscas, pero sí... como roscas". Seguro que se le ocurre una palabra que colocar en los puntos suspensivos. Larga inmortalidad a Ortega y Pacheco.