La nueva obra del artista francés JR se encuentra en México y mira con curiosidad y expectación hacia EEUU. Es Kikito, la imagen de un niño gigante que cambia la dimensión del muro que divide ambos países por la zona de Tecate, Baja California. Enseguida los 20 metros de altura de la imagen absorben el carácter infame de la construcción y la dota de un ánimo infantil y de esperanza. Ese es el poder del arte. Y el de los sueños, ya que de ahí mismo proviene la idea.
Hace aproximadamente un año, ha declarado el artista francés que mientras dormía vio la imagen de un niño observando el muro. Atónito. Con innegable curiosidad. Dispuesto a ver, pero sin poder ir más allá. Y se preguntó “qué estaría pensando el crio”. “Nosotros sabemos todas las implicaciones, lo que representa, cómo divide, pero para un niño no tenía la respuesta”, declaró JR. Él no tenía respuestas a su pregunta, pero la pregunta se quedó con él.
Este sueño le persiguió hasta que hace unos días lo convirtió en realidad plasmándolo en el muro. Comenzó a recorrer la frontera entre Tecate y Estados Unidos buscando la localización idónea, y en el mismo terreno se encontró con el protagonista y el punto de destino. Conoció a una familia que le ofreció su jardín para que llevara a cabo su obra, y en él conoció a Kikito, que al ver con qué ganas se sujetaba de su cuna, supo que era el indicado para ser la estrella de su creación. Le pidió el permiso a su madre y a su abuela, que solo le pusieron como condicionante que le permitiese cambiarlo de ropa. Y así fue.
Vista desde suelo estadounidense, la gigantesca obra, parece como que el niño estuviera sujetando al muro con sus manos. No obstante, el artista ha insistido en que esta representación no pretende mostrar una postura política, sino más bien iniciar un diálogo y que cada persona le dé su propia interpretación. Y espera que mientras la obra de arte esté expuesta, la discusión suceda no sólo entre personas a ambos lados de la pared, sino también a través de sus tablillas, es decir, a través de la frontera misma.
El proyecto ha sido como un cambio de ritmo para el artista, ya que normalmente trabaja de una manera diferente, colocando imágenes de su propia creación en paredes, en lugar de construir alrededor de ellas. Para él, las paredes han sido a menudo una especie de lienzo, más que un medio de dividir a la gente. Pero con este trabajo, uno de sus objetivos estaba claro desde el principio: "básicamente, hemos tenido que construir un muro más grande para hacer que este muro [de la frontera] parezca ridículo".
Hemos tenido que construir un muro más grande para hacer que este muro [de la frontera] parezca ridículo
La pieza ha provocado cientos de reacciones en las redes sociales debido a la propia naturaleza de la obra, y también porque ha coincidido con la crisis actual causada por las políticas migratorias adoptadas por el presidente Donald Trump y su reciente cancelación del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), el cual otorgaba apoyo a más de 800 mil “dreamers” que habitan en Estados Unidos.
En última instancia, piensa en algo que escuchó de la madre: "ya sabes, es mi hijo y puedo reconocerlo, pero espero que para los demás, represente a cualquier niño, cualquier persona, quién sea que tenga sueños y sueños que no están enajenados por cualquier visión política o cualquier prejuicio”, concluyó JR. La obra estará expuesta durante un mes en esta barrera física que impide el paso de indocumentados al país vecino, declaró el artista en su cuenta de Facebook.
Los trabajos de este fotógrafo callejero y artista se encuentran repartidos por diversos lugares del mundo, en su gran mayoría, su tema principal es el migratorio, ya que el mismo se define como “artivista” una combinación entre artista y activista. Muchas de sus creaciones podemos encontrarlas en Nueva York, Palestina, París, en los que se reitera su tema cumbre, los problemas causados a raíz de la migración humana. Esta última obra, como muchas de sus pasadas solo han tenido un fin principal, y es el de insistir, incentivar, esperanzar. Que estamos dispuestos a vivir, a aprender, a soñar. Que los ojos muestran lo que somos. Y que somos buenos y de paz.