El tesoro del marchante de los nazis sale a la luz
Los museos Kunstmuseum de Berna (Suiza) y Bundeskunsthalle de Bonn (Alemania) muestran al público una selección de 450 obras de las 1.500 que escondía Cornelius Gurlitt en su piso de Múnich.
6 noviembre, 2017 09:22Los Gurlitt. Un apellido grabado a fuego para la Historia del Arte gracias a un logro inédito y macabro: esconder durante más de medio siglo cerca de 1.500 obras de arte (el Museo del Prado expone alrededor de 1.200) en su piso de Múnich y en otra casa de Salzburgo (Austria). Esculturas, pinturas, bocetos, libros, dibujos... el octogenario Cornelius Cornelius había heredado aquel tesoro de “arte degenerado” que su padre Hildebrand, marchante de arte, compró a los nazis de sus razias.
Hace cuatro años la policía alemana, en una investigación sobre evasión fiscal, descubrió almacenadas “de manera adecuada” el botín y esta semana serán expuestas por primera vez al público. Será una selección de 450 obras que podrán verse primero en el Kunstmuseum de Berna(Suiza) y luego en el Bundeskunsthalle de Bonn, en Alemania, que incluyen en la exposición de las piezas documentales sobre sus esfuerzos por restaurar la propiedad original de las obras robadas por los nazis.
La mayoría de ellas sólo han podido verse en fotos y llegan con algo de retraso tras librar un litigio sobre la propiedad de la colección. Cornelius murió a los pocos meses del descubrimiento y dejó la colección al Kunstmuseum de Berna. En ese momento, apareció un primo lejano que desafió la voluntad del heredero y ha retrasado la exhibición de los Monet, Kirchner, Frnaz Marc, Cézanne, Renoir u Otto Dix, entre otros, que fueron adquiridos por el comerciante alemán que trabajó para los nazis desde 1938. Hildebrand fue perseguido por ser nieto de judíos, pero también se convirtió en uno de los cuatro únicos comerciantes autorizados a vender obras de arte confiscadas por los nazis.
Degenerate Art, Confiscated and Sold es el título de la exposición de Berna, centrada en obras adquiridas como parte de la ley nazi de 1938, que permitió al ejército de Hitler arrasar con lo que consideraron “arte degenerado”. En su mayoría son obras de arte modernista, que fueron vistas por el führer como no alemanas o judías. Al tiempo, en Bonn se muestran las consecuencias del robo de arte nazi. En esta sede se muestran las piezas que, con toda probabilidad, fueron sustraídas a la fuerza a sus dueños judíos. El historial de propiedad de muchas de ellas está pendiente de resolución. De hecho, después de todos estos años sólo se ha logrado descubrir el origen legal de cinco obras de todo el fondo.