Cuatro años después de la abdicación de Juan Carlos I, y tras cuatro décadas de reinado, este repaso a sus retratos reales muestran la intención de la propaganda oficial de la Casa Real para abrirse a todas las experiencias y experimentos artísticos, con intención de destacar la imagen de pluralidad y libertad del propio retratado. Gracias a la complicidad del arte (político) da a entender que es un monarca hecho a los tiempos, menos divino y mucho más campechano.