Bienvenidos a la marea roja. Por fin las tenemos localizadas. Eran invisibles, eran el 5% de todos los artistas que se exhiben en la feria del arte contemporáneo. Antes de que ARCO fuera destruida por IFEMA, ellas habían sido ignoradas por “el sistema”. ¿Se refieren a las galerías? “Sí. Apenas estamos representadas en ellas y somos mayoría entre los artistas”, explica una de las mujeres que se ha señalizado con un localizador sobre su cabeza y avanzan por los pasillos de la feria. Ahora se paran en una de las galerías más importantes y con más solera.
La performer Yolanda Domínguez se ha plantado delante de Carles Tache y le pregunta cómo es posible que en su stand no haya ni una mujer. ARCO no tiene ovarios, pero ellas sí. Son una corte de casi setenta mujeres artistas, que avanzan reclamando atención y justicia. “Escuchad a las mujeres, dadnos autoridad. Cumplid con la Ley de Igualdad”, explica Pilar V de la Foronda, escultora e investigadora. “Hay una apariencia de igualdad en la cultura, pero no es real. Es la misoginia institucionalizada. Por ser mujer siempre te sobra o te falta algo”.
Hace un año, los profesores y especialistas en el mercado del arte, Marta Pérez Ibáñez e Isidro López Aparicio publicaron el informe La actividad económica de los/las artistas en España, donde se arrojaba el titular de que sólo el 15% de ellos y ellas pueden vivir de su trabajo. Casi el 50% de los artistas encuestados (1.100) declaraba percibir por debajo del salario mínimo interprofesional (707 euros).
En la ruina
Por si fuera poco, entre ese 15% de afortunados que pueden llegar a fin de mes con su trabajo, apenas hay mujeres. Hombres en aplastante mayoría. De ahí que a edades más maduras haya menos mujeres artistas que hombres, a pesar de que haya muchas más jóvenes artistas femeninas. Por cierto, sólo el 0,7% de artistas ha cotizado más de 35 años. Olvídense de encontrar a una mujer artista cobrando su pensión. Por supuesto, ellas son las que han abandonado en un mayor número este país por culpa de la crisis financiera, pese a soportar las cargas de conciliación familiar.
La acción de las mujeres localizadas es una iniciativa de Yolanda Domínguez, a la que se han sumado algunas representantes de La Caja de Pandora y otros colectivos como MAV y Empoderarte. “Es un recorrido para que se nos vea. El circuito de galerías es el que da visibilidad y cuota. Es una forma de apoyarnos. Hasta el momento hemos sido musas y queremos ser artistas”, explica Domínguez a este periódico.
No están presentes, sus precios son más baratos y no están representadas. Es la precariedad multiplicada. Es cierto que los artistas son un capricho de nuevo rico, que el arte ha sido asimilado como algo prescindible al interés general -entre otros, gracias a IFEMA-, y, en consecuencia, es absolutamente innecesario. El arte es algo donde meter la tijera a fondo sin consideración, algo que retirar de las paredes. El Estado asume que la práctica artística ha de ser discontinua, flexible, temporal, precaria y transitoria para todos los artistas, pero el nivel de explotación de ellas es alarmante.
La lógica de los hombres
“Son mucho más precarias que los artistas hombres, pero las cosas están cambiando”, explica Marta Pérez Ibáñez. “Hay algunas galerías que cumplen con la paridad que establece la ley. Son muy pocas, pero algo está cambiando. De hecho, cuanto más jóvenes las galerías, más paritarias son. Estamos a la zaga, pero poco a poco lo conseguiremos”, añade. ¿Por qué venden más los hombres? Pura lógica: venden más hombres, porque se exponen más hombres.
Hace años las Guerrilla Girls se preguntaban si las mujeres debían estar desnudas para entrar en el Metropolitan Museum. “Menos del 5% de los artistas de la Sección de Arte Moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son femeninos”. No ha cambiado la situación. “No puedo vivir de ello. Claro que influye que soy mujer para no poder lograrlo. Pero hoy sí nos veis”, explica otra de las artistas de la comitiva de la vergüenza.
Leila Amat, artista, cuenta que por ser mujer le han apartado del mundo de la cultura, a pesar de ser igual de válidas. La conciliación es difícil. Conciliar el mundo del patriarcado con el de la mujer, quiere decir. “No estamos sólo destinadas a la maternidad. Hasta que no exista igualdad real, en ARCO debería haber discriminación positiva”, asegura Miss Haro. “El director de ARCO dice que la entrada de artistas es por su valía, ¿quiere decir que a pesar de que somos mayoría sólo merecemos esta aquí el 5%?”. Esa es la pregunta.