Preocupados por la puesta en escena, por el drama de los trabajadores, por las manifestaciones contra la falta de seguridad y derechos laborales, por las consecuencias del paro y de la explotación, sin pasar por alto la trata de mujeres. La pintura fue un reflejo de los problemas sociales, sobre todo, en el tránsito entre el siglo XIX y XX (sin olvidarnos de Goya). Un fuerte acento dramático que tampoco está a la vista pública. La mayoría de estas obras seleccionadas se encuentran en los fondos del Museo Nacional del Prado, no están expuestas. Más tarde, las desigualdades e injusticias se silenciaron, cayeron en saco roto y los pintores dejaron estos asuntos a la fotografía.