La "crueldad inconfundible contra los animales" desembarca en el Guggenheim
- La exposición 'Arte y China después de 1989: el teatro y el mundo' llega a Bilbao.
- Colectivos animalistas han denunciado varias obras de la muestra.
- Ocho pit bulls encadenados a cintas de correr: EEUU censura el arte chino.
El Museo Guggenheim Bilbao muestra a partir de este viernes al público la visión crítica del arte contemporáneo experimental chino de los efectos de la globalización social y cultural, tanto en China como en el resto del mundo, ocurrida tras el final de la Guerra Fría y el rápido y poderoso crecimiento económico registrado en el gigante asiático.
La exposición, titulada Arte y China después de 1989: el teatro y el mundo, es la mayor muestra celebrada hasta la fecha en España y Europa del arte contemporáneo chino correspondiente al período comprendido entre 1989 y 2008 y acoge la obra de más de 60 artistas del país asiático, tanto de los que trabajan y exponen en su propio país como de los que han desarrollado sus carreras en el extranjero.
La exposición dará a conocer al público del Guggenheim Bilbao a artistas desconocidos en España pero que tienen gran relevancia en el arte chino contemporáneo y que son fundamentales para entender su desarrollo, como Huang Yong Ping, presente en la muestra con su obra El teatro del mundo, que subtitula la muestra; Qiu Zhijie, Gu Dexin, Wang Xingwei, Chen Shaoxiong; Xu Ta, de quien se muestra su emblemática e irónica Made in China; Chen Zen, con su "dragón"; y el videoartista Xu Bing, de quien se exhibe su vídeo Un ejemplo de transferencia.
La obra de Xu Bing critica el encuentro, a su juicio "sin sentido", de las culturas occidental y asiática a través de dos cerdos que copulan ante el espectador pintados, el macho, con caracteres sin significado de la lengua latina, y la hembra, con signos de la ortografía china. Este vídeo ha sido denunciado, tanto durante su exhibición en Nueva York como ahora en Bilbao, por partidos ecologistas y asociaciones animalistas que consideran que es un maltrato o una "crueldad inconfundible contra los animales", acusación que han rechazado los organizadores de la muestra.
El director del Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte, ha negado "categóricamente" que el centro exponga ninguna obra que implique maltrato hacia los animales y que cuando se muestra alguna que contiene animales vivos, estos son objeto de "la mayor atención y cuidado".
Vidarte ha señalado también que las obras se muestran como las concibieron sus creadores porque "el museo considera que, como institución, tiene como misión respetar los valores de la creación entre los que se encuentran la libertad de expresión y de creación" y porque "en la medida que estas dos libertades están dentro de lo que marcan las leyes, nosotros queremos ayudar a que los artistas las puedan mostrar tal y como las concibieron".
El director del museo ha precisado que los reptiles (serpientes, lagartos y tortugas) y los insectos (saltamontes y escarabajos) que forman parte de la obra de Huang Yong Ping, son objeto "de la mayor atención ya que tenemos un protocolo que hace un seguimiento permanente de las condiciones en que se encuentran y se encarga de su alimentación y mantenimiento".
La comisaria principal de la muestra, Alexandra Munroe, de la Fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, organizadora de la muestra y donde se exhibió primero el pasado otoño-invierno, ha explicado que la polémica que se desató en la ciudad de los rascacielos fue provocada por "informaciones equivocadas" que apuntaban a que la obra en la que salen los dos cerdos copulando se iba a ver en vivo, cuando se trata de un vídeo "histórico", rodado hace 20-30 años.
Ha justificado que, pese a la polémica que protagonizó su exhibición en Nueva York, donde aunque no las retiraron si las "desactivaron", retirando los animales vivos de la titulada El teatro del mundo, se hayan traído a Bilbao porque "si no las hubiéramos incluido, nos estaríamos censurando como comisarios".
Ai Weiwei, también presente
Más alejada de la polémica, la exposición también incluye obras de artistas más conocidos en Occidente, como el disidente Ai Weiwei y el multidisciplinar Cai Guo-Quiang, a quien el Guggenheim Bilbao ya dedicó una exposición en solitario.
La muestra se ha dividido en seis secciones por orden cronológico y temático, de más de 60 artistas individuales y colectivos artísticos chinos, procedentes tanto de los fondos propios de la Fundación Solomon R, Guggenheimd de Nueva York como de fundaciones y coleccionistas privados de Asia, Europa, Oriente Medio y Estados Unidos, además de las cedidas por los propios artistas.
Además de permitir observar al espectador la evolución del arte experimental chino en las dos décadas fundamentales para el desarrollo de la globalización, la muestra le dará la oportunidad de comprobar el ingenio de sus creadores para "esquivar las limitaciones" a la libertad de expresión existentes todavía hoy en China, así como mostrar sus críticas tanto al sistema político imperante como a los efectos de la asimilación de la cultura occidental por los chinos.
Otra de las obras expuestas, la del pintor Wang Xingwei Nuevo Pekín (2001), critica el olvido en el que pretendieron enterrar las autoridades chinas la cruenta represión de las protestas estudiantes de 1989 en la plaza de Tiananmén.
La comisaria principal de la muestra, Alexandra Munroe, ha destacado también el gran cuadro realizado en tinta sobre lienzo titulado"Map of Art and China After 1989: Theater of the World, realizado en 2017 por Qiu Zhijie, una de las principales figuras artística de China.
En el mismo retrata de forma irónica la evolución del socialismo maoísta hacia la economía de mercado que culminó con los Juegos Olímpicos de verano de 2008 y que recoge también fenómenos mundiales como la globalización, la crisis económicas provocadas por las hipotecas subprime, el desarrollo de la Unión Europea, el brexit y el Estado Islámico, entre otros.
La muestra, que se abre este viernes al público con fuertes medidas de seguridad, ante las citadas protestas de los animalistas, permanecerá expuesta en la planta segunda Guggenheim Bilbao hasta el 23 de septiembre, cuando se desmontará para viajar a San Francisco.