Una de las atracciones turísticas más populares de Londres es el British Museum. En el imponente edificio situado en el centro de la capital británica se encuentran joyas arqueológicas, arquitectónicas y etnológicas de todos los países. Entre sus piezas imprescindibles la piedra Rosetta, el friso del Partenón o un gran número de momias y efigies egipcias.
Obras que no pertenecen a Reino Unido, no hablan de su historia a pesar del nombre del museo, sino que se consiguieron tras siglos de expolio del imperio británico al resto de países. Por ello muchos de los afectados han mostrado sus quejas y han pedido que les devuelvan lo que les pertenece. El último ha sido Chile, que ha pedido el regreso de una de las míticas estatuas de la Isla de Pascua, Hoa Hakananai’a, que es una de las obras más visitadas dentro del museo británico.
El país ha anunciado, según informa el New York Times, que creará un comité destinado sólo a intentar recuperar la estatua que tiene 1.000 años de antigüedad, ya que considera que es parte de la historia de la isla y del país, según comunicó el Ministro de Exteriores en una nota de prensa. Un portavoz de la embajada chilena en Londres contactado por el medio ha asegurado que no se darán más detalles de la petición formal que harán.
El movimiento de Chile es el último de una serie de peticiones de muchos países que quieren repatriar las obras de arte a sus lugares de origen. El propio presidente de Francia, Emmanuele Macron, se ha mostrado a favor de este regreso, que afectaría al Louvre, ya que cree que “el legado de África no puede ser un prisionero de los museos europeos”, y ha nombrado dos consejerospara ver cómo su país puede devolver al continente africano sus obras.
La estatua de Hoa Hakananai'a es única, tal como explica al New York Times el arqueólogo y experto en la Isla de Pascia, Jo Anne Van Tilburg, por los grabados que muestra en su parte trasera, algo que la diferencia de otros Moais. Van Tilburg también cuenta al medio que los marinos británicos se llevaron la estatua en 1868 entrando en un edificio sagrado de la isla y que entiende que, al representar a la cultura de la isla, los chilenos la quieran de vuelta, aunque se encuentra en un dilema para decidir si cree que es justo que los museos devuelvan sus posesiones, aunque como investigador se posiciona “junto al agente de Rapa Nui”.
Esta petición formal del Gobierno abre la veda para que otros países lo hagan. La unión de ellos será fundamental para que el museo acepte y de su brazo a torcer. Chile no ha sido el primero, ya que la repatriación de obras es una de las luchas de Grecia, que ahora encuentra un aliado en su pelea.
Siempre que Grecia ha pedido a las autoridades británicas que se devuelva las obras, el gobierno responde con el mismo argumento, nombrando una ley promulgada por el Parlamento en el año 1753, por la cual se prohíbe la salida del país de cualquier pieza, a no ser que sea un duplicado. Además, el gobierno británico justifica su decisión de quedarse con las obras alegando que no podrían haber sido conservadas adecuadamente en sus países de origen. En el caso de Grecia, además, el Gobierno rechaza constantemente la petición ya que afirman que compraron oficialmente los restos del Partenón a Lord Elgin, que a su vez se lo compró al imperio otomano.
El movimiento de Chile cambia las cosas. La unión de todos los países expoliados, organizándose para pedir la repatriación de las obras puede crear un terremoto que haga que la opinión pública se vuelva en contra del British Museum y se abra la puerta a una devolución que puede dejar sus pasillos casi vacíos.