Hoy la Fundación Botín y el Museo del Prado han presentado el primer tomo del Catálogo razonado de los dibujos de Francisco de Goya: aquí se recoge la producción del artista en la primera parte de su carrera, entre 1769 y 1790. Frente al equipo de investigación de esta obra han estado el jefe del departamento de dibujos y estampas del Museo del Prado, José Manuel Matilla y la jefa del área de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya de esta pinacoteca, Manuela Mena.
Ha sido ella quien ha dado la pincelada más personal y febril de la jornada al reinterpretar parte de la correspondencia del pintor con su amigo especial, Martín Zapater, a quien la experta se refiere como “amigo amoroso”. Mena ha revelado la nueva “interpretación contrastada” de la correspondencia entre el genio y el comerciante aragonés de ideas ilustradas: ahí la misiva fechada en Madrid el 10 de noviembre de 1790, que en vez de la cruz que se solía incluir en las cartas de la época, luce un enorme corazón, puro “símbolo romántico, cuidadosamente detallado y henchido por las arterias”. En otra misiva de ese mismo mes, Goya había dibujado un pene para Zapater.
No sólo de imágenes cargadas de sentimientos vivían estos dos hombres. Las palabras acompañaban a los dibujos. En diciembre de ese mismo año, Goya escribía: "El mayor bien de cuantos llenan (mi) corazón, acabo de recibir la inapre(ciable) tuya; sí sí que me avivas mis sentidos con tus discretas y amistosas producciones, con tu retrato delante me parece que tengo la dulzura de estar contigo, ay mío de mi alma no creyera que la amistad podía llegar al periodo que estoy experimentando".
Aunque estas cartas fueron localizadas ya en 2007, no se habían reinterpretado con tanta claridad hasta ahora: Mena señala sin paños calientes que la relación de Martín Zapater y Goya era meramente una relación amorosa de carácter homosexual, sin platonismos. El pintor retrató al ilustrado en dos ocasiones. Señalan los expertos que en la próxima semana saldrán a la luz más datos sobre este romance.