Toros, trenes y reyertas: la loca España del XIX que inmortalizó Juan Laurent
- El fotógrafo, nacido en Francia y afincado en Madrid, retrató con precisión y de forma poderosa el tránsito del país hacia la modernidad.
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El 25 de mayo de 1881, el pueblo de Madrid inundó las calles de la ciudad para rendir un homenaje póstumo a Calderón de la Barca, uno de los literatos barrocos del Siglo de Oro más aclamado, de quien se cumplía el segundo centenario de su muerte. La procesión que recorrió las principales arterias del centro de la capital la componían actores vestidos de etiqueta, una carroza de herradores que imitaban a sus maestros del siglo XVII o un grupo de poetas que recitaban versos de aquella época de ornamentación y puzles de palabras.
Al paso de la comitiva por la plaza de Cibeles, aguardaba preparado con su cámara el fotógrafo Juan Laurent. El instante que inmortalizó fue justo el descubrimiento, en torno a las nueve de la noche, del monumento en la calle Alcalá que simulaba el Monte Helicón, una columnata de 70 pies de altura en cuyo centro destacaba una estatua de Calderón de la Barca, escoltada por otras figuras que representaban a la Tragedia, la Comedia, la Fama o a la propia España.
La captura transmite movimiento y bullicio con una calidad extraordinaria, una ciudad entregada al autor de La vida es sueño; y traslada al espectador a ese Madrid de la segunda mitad del siglo XIX que Laurent tan bien supo retratar. Es esta una de las más de 200 imágenes que acoge la exposición La España de Laurent (1865-1886). Un paseo fotográfico por la historia, la muestra más importante dedicada al fotógrafo hasta la fecha y que se puede visitar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando hasta el próximo 3 de marzo.
Se trata de la mayor colección conservada de uno de los pioneros de la fotografía en España, el hombre que fue capaz de inmortalizar, con los precarios medios de la época, la sociedad y la coyuntura de un país convulso que trataba de despojarse de los anclajes de la tradición para abrazar la modernidad. Promovida por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, la exposición se compone de imágenes, algunas de ellas inéditas, procedentes de la Fototeca del Patrimonio Histórico, de fondos de la Biblioteca Nacional de España, Patrimonio Nacional y el Museo del Prado y de archivos particulares.
La inmersión en el mundo creativo de Laurent también la integran relatos audiovisuales y diversos objetos, como abanicos, las cámaras fotográficas o una reconstrucción del carro que utilizaba el artista para viajar de un lugar a otro y transportar su equipaje.
De jaspeador a fotógrafo profesional
Jean Laurent Minier, en España conocido como Juan Laurent, nació en la región de la Borgoña francesa de Garchizy el 23 de julio de 1816 y se afincó en Madrid en torno a 1844. Sus primeros trabajos tienen que ver con el oficio de cajista y jaspeador, por los que llegaría a ganar una medalla de bronce en la Exposición Industrial de Madrid de 1845. Antes, en París, había aprendido alguna de las técnicas del fenómeno revolucionario en el que se convertiría la fotografía.
Su primer estudio, asociado con Juan Martínez Sánchez y ya con la etiqueta de fotógrafo profesional, lo abrió en 1856 y estaba situado en el número 39 de la Carrera de San Jerónimo. El éxito de Laurent no solo hay que buscarlo en su técnica y el valor de sus fotografías, sino también en la capacidad de erigir un negocio rentable: sus placas se vendían en el Prado, en los sitios reales, el Museo Arqueológico o en colecciones privadas. Todo ello le permitió consolidarse como uno de los fotógrafos de referencia de Europa en el siglo XIX.
Las imágenes de Laurent, poderosas y evocativas, son el testimonio visual de la época convulsa, en todos los ámbitos -político, social, militar y cultural-, por la que se deslizaba aquella España: son años de sublevaciones y pronunciamientos, de revoluciones como La Gloriosa, del destronamiento de Isabel II y la proclamación de la Primera República; y también de guerras, como la tercera carlista. Todos estos acontecimientos afectaron a la sociedad española, que vio cómo las diferencias entre clases se agigantaban.
"Juan Laurent es una personalidad sobre la que se ha investigado mucho durante los último años, pero una exposición globalizadora, una exposición que intente abarcar todos los aspectos fundamentales de qué supuso su producción y la de la Casa Laurent, es la primera vez que se realiza", explica Pablo Jiménez, comisario de la muestra que se exhibe en la Academia de las Bellas Artes de San Fernando.
Reportajes de grandes obras de ingeniería, panorámicas de ciudades y monumentos, retratos de importantes personalidades como Baldomero Espartero y de gentes de provincias, series taurinas y circenses, escenas costumbristas... todos estos temas abarcó la fotografía de Juan Laurent y, en su conjunto, se constituyen en un legado visual de la historia de España en las segunda mitad del siglo XIX, un país de trenes y toros.