San Francisco aparece en un rocoso paraje al que se ha retirado para rezar y reflexionar sobre la pasión de Cristo. Porta una calavera en la mano izquierda mientras se lleva la derecha al pecho y dirige su mirada al cielo en busca de una respuesta que parece que nunca va a llegar. San Francisco en oración es una de las obras tardías de Francisco de Zurbarán más atractivas, una de las más bellas representaciones que hizo del santo a lo largo de su obra.
"En este lienzo, Zurbarán llevó a lo más alto el refinamiento pictórico y cromático, y consiguió una de sus imágenes devocionales más intensamente conmovedoras y memorables", se detalla en la ficha del cuadro (1659), conservado en el Museo Nacional del Prado y que desde este martes y hasta el próximo 17 de febrero se expone en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca (Fundación Juan March).
Este préstamo se enmarca dentro de la iniciativa 'De gira por España', una de las apuestas más “nacionales” del programa conmemorativo del bicentenario de la pinacoteca española. Se trata de cesiones durante un periodo de un mes de algunas pinturas de especial relevancia de la colección del Prado y que podrán contemplarse en diferentes museos del territorio español, uno por cada comunidad y ciudad autónoma, a excepción de Madrid.
La presencia de un artista del siglo XVII como Zurbarán en un museo de arte abstracto sirve para constatar la atracción que el Museo del Prado ha ejercido en el arte del siglo XX: la repercusión e influencia en el arte actual de algunos de sus artistas más representativos, como el Greco, Zurbarán, Murillo, Goya o Velázquez, ha sido notable y notoria.
La obra de Zurbarán se expondrá en la llamada Sala negra del museo frente al Homenaje a Zurbarán (1970) de Gustavo Torner. En la sala de acceso, otros dos Homenaje a Zurbarán, de Josep Guinovart (1964) y Gerardo Rueda (1965), escoltarán la presencia de la pintura del XVII en los espacios de un museo moderno.
Junto a ellas, la espiritualidad festiva de Semana Santa en Cuenca, de Manuel Hernández Mompó (1964), y de Transparente rosa (1964), un pequeño lienzo de Fernando Zóbel que fue la imagen del cartel de la Semana Santa de Cuenca en 2016, completan un conjunto de obras que convertirán el museo en un espacio singular, en el que el arte y su contemplación se sincronizan salvando cuatro siglos de diferencia.
La muestra también recoge una selección de cuadernos de dibujos de Fernando Zóbel con bocetos realizados en sus visitas al Museo del Prado.