El Salvator Mundi, salido supuestamente del pincel de Leonardo da Vinci, es el cuadro más caro de la historia: se vendió en noviembre de 2017 por 450 millones de dólares. Muchas son las incógnitas que envuelven a este lienzo, como si realmente es obra del genio renacentista o su actual paradero -las últimas noticias conducen al yate de lujo del heredero saudí-, pero la pregunta más elemental se centra en responder qué tiene para ser tan caro.
Y la respuesta no parece ir encaminada al taller del que salió, sino más bien a una serie de acuerdos ocultos. Según informa el periódico The Times, en la operación de subasta del Salvator Mundi hubo una tercera parte -además de la casa Christie's y el comprador- que jugó un papel importantísimo en la cotización del cuadro: el multimillonario taiwanés Pierre Chen, quien se habría llevado 135 millones de dólares como comisiones por la venta... a pesar de nunca haber sido el propietario de la obra.
Esta noticia ha puesto el foco sobre el papel que juegan esas terceras partes y que las casas de subastas utilizan para atraer a los vendedores de valiosas piezas artísticas. Este garante promete que se pagará un precio concreto por la obra de arte, y si la venta supera las expectativas, se le otorga un porcentaje sobre dicha diferencia. Las casas de subastas, como es comprensible, guardan total silencio respecto a estos detalles.
Según esta información, Chen, que es el propietario de una multinacional dedicada a los dominios electrónicos, había garantizado la venta del Salvator Mundi por 130 millones de dólares. Pero como finalmente la obra fue adquirida por 450 millones, la comisión que llevó el multimillonario fue de 135 millones. Y todo sin haber hecho ningún desembolso inicial.
Las operaciones en las que se ha visto envuelto el Salvator Mundi desde que fue puesto en el mercado por primera vez hace cinco años asciende a un total de 657 millones de dólares. Según Ben Lewis, autor del libro The Last Leonardo, en el que indaga en los orígenes de la obra y su autoría, la historia contemporánea del lienzo arranca en 2005, cuando fue encontrado en un catálogo de subastas de Louisiana por dos distribuidores que la compraron por 1.175 dólares.
Tras ser restaurada, en el año 2011 expertos la National Gallery de Londres lo atribuyeron a Leonardo, aunque la decisión ya generó controversia en ese momento. La nueva etiqueta de obra del genio renacentista disparó su precio, pero es posible que ni hasta el propio Pierre Chan se imaginase que los saudís acabasen pagando una cantidad tan sumamente desorbitada por el cuadro.